OFFICE

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—¿Y cómo puedo estar seguro de que no pasó nada más después de que supuestamente te ayudara a acomodar las compras, Ryeowook?. —preguntó con ira el mayor de los Kim.

—Dime que no acabas de preguntar eso, Jong Woon, ¿realmente estás dudando así de mí? —cuestionó con su voz quebrándose —¿alguna vez te he dado motivos siquiera?

—Me los estás dando ahora.

—¿Sabes una cosa? No pienso permitir que me ofendas de este modo, Jong Woon. Si simplemente ya no confías en mí y eres tan imbécil como para pensar que te engaño, creo que será mejor que nos divorciemos. —dijo el castaño limpiando las lágrimas que se escapaban de sus ojos.

Jong Woon abrió los ojos ante la sorpresa de esas palabras y sintió un ligero temblor por su cuerpo —Será mejor que dejemos esto aquí, antes de que digas otra estupidez. Tengo que trabajar, nos vemos más tarde, Ryeowook. —Diciendo esto, salió de casa dando un portazo, dejando al castaño decepcionado por la desconfianza que últimamente le mostraba.

No lo entendía, no entendía por qué su esposo no era capaz de confiar en él. Una vez más habían discutido y por los mismos motivos.

Los celos del mayor.

Habían estado conversando tranquilamente sobre las compras que había hecho el día anterior, todo iba bien, hasta que su vecino entró en la conversación. Simplemente le dijo que lo había ayudado a cargar las bolsas del mandado y a acomodar las compras, eso fue suficiente para que su esposo estallara furioso. Le reclamó el porqué le había permitido la entrada a su casa a un tipo como ese. Ryeowook no pudo soportar que el pelinegro comenzara a cuestionar su fidelidad, le gritó que no iba a permitir esas humillaciones y llegó al límite diciendo que si no pensaba confiar en él, era mejor separarse. Obviamente solo había dicho eso por el calor del momento, lo último que quería en la vida era separarse de la persona que más amaba en el mundo. El pelinegro era su mundo, vivir sin él era casi imposible para Ryeowook.

Entendía que su vecino en ocasiones mostraba otros intereses en él pero nunca le había dado motivos para creer que era correspondido, siempre le daba la vuelta o simplemente lo ignoraba. Él solo amaba a Jong Woon, no se habría casado con él de no ser así, ¿por qué su esposo parecía no entenderlo?

Después de un rato de meditar en lo que acababa de suceder, al final decidió que no quería pasar su día molesto con la persona que amaba y pensó que ir a la oficina y darle una sorpresa era un buen comienzo para una reconciliación. Se dio un baño y se vistió con unos jeans ajustados que se amoldaban perfectamente a sus piernas y su trasero, una playera en cuello V y unos mocasines. Salió de casa, con la esperanza de que su esposo no estuviera tan molesto como para echarlo, sonrió al pensarlo, realmente se sentiría mal si eso pasara.

Al llegar al edificio, entró al elevador y mientras más se acercaba a su destino, sus nervios iban en aumento. Cuando finalmente llegó al último piso, consideró la idea de darse la vuelta y esperar a que Jong Woon llegara a casa para arreglar las cosas pero se dijo que no soportaría esa situación hasta la noche.

Tomando valor de quién sabe dónde, se acercó a la secretaria de su esposo y esta al verlo, le brindó una sonrisa y lo saludó.

—Buenos días, Sunny. ¿Está mi esposo?

—Señor Kim, ¡qué sorpresa! —le dijo sonriendo —claro, ¿quiere que lo anuncie?

—No, gracias, intento darle una sorpresa a él también —sonrió —voy a verlo, con permiso. —Hizo una pequeña venia y se encaminó a la oficina.

Giró la perilla de la puerta lentamente, tratando de hacer el menor ruido posible. Entró de manera sigilosa y pudo ver a Jong Woon firmando unos papeles en su escritorio. Incluso serio y trabajando, no podía evitar pensar que era jodidamente sexy, no cabía duda que se había casado con el hombre más caliente del planeta.

Office [Yewook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora