Epílogo

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Los ojos de Daniela Uccello se quedaron estáticos en los de Joel que a su vez la observaba fijamente con esa sonrisa que tanto amaba instalada en los labios.

Su cerebro no terminaba de procesar que después de meses de no verlo; finalmente lo tenía frente a ella. Sin embargo estaba ahí.

Llevaba casi quince minutos observándole fijamente como si fuese una psicópata pero no le importaba en lo más mínimo. Él era el hombre más hermoso que había visto en su vida; era como si sus facciones hubiesen sido talladas por un Dios griego o algo parecido pero tan detalladamente que no encontraba otra razón por la cual su novio fuese así de perfecto.

Una pequeña sonrisa se instaló en los labios de Joel y ella también sonrió.—¿Qué tanto me miras, eh?—cuestionó el muchacho entrelazando sus dedos con los de su novia.

Daniela dejó escapar un largo suspiro lentamente y negó.—Es que en verdad eres lindo y la verdad es que creo que no puedo enamorarme más de ti...—anunció.—También porque creo que soy bastante afortunada por tenerte conmigo...

Joel rio en voz baja y negó divertido.—El afortunado soy yo!—respondió de inmediato y Daniela le sonrió ampliamente.—Me hubiese gustado llevarte a algún otro lado...algo que fuese más romántico pero realmente no encontré nada mejor que este lugar para tener una cita lejos de todo el mundo...para que estuviésemos solos los dos—murmuró.—A que aquí nadie nos puede interrumpir, eh...—bromeó lanzándole una sonrisa traviesa.

La chica también rio y luego llevó sus ojos al frente. Primero habían sido testigos de cómo el cielo lentamente se tornaba naranja por la puesta del sol. Era como si tuviesen frente a ellos la mejor postal, de esas que sólo conseguías en las tiendas de recuerdos para turistas. La vista majestuosa que tenían era lo mejor que había visto en su vida y compartir ese pequeño detalle con Joel era definitivamente lo mejor de todo y lo que más le encantaba. Ahora, en ese momento el cielo estaba comenzando a teñirse de azul oscuro y las primeras estrellas estaban apareciendo lentamente, como si fuesen tímidas y les diese pena estar bajo el ojo humano.

—Bueno...las personas suelen caminar sobre el suelo...no a treinta metros de altura...así que supongo que para que alguien nos interrumpa va a ser un poco...complicado—respondió en medio de una risita divertida. Joel también rio en voz baja y luego dejó escapar al aire de sus pulmones de manera lenta.

—¿Sabes...? Las torres de agua están a treinta metros de altura porque entre más altura tienen producen más presión y...—se quedó callado cuando los ojos de la muchacha se posaron encima de los suyos.—Lo siento, creo que sigo siendo un nerd...

—No eres un nerd.—respondió de inmediato.—De todas maneras me encantas ¿sabes?—anunció acercándose a él.

—Creo que soy el único demente que sobre este tipo de cosas...—murmuró en medio de un largo suspiro.

—Yo más bien creo que eres el chico más perfecto sobre la faz de la Tierra...y saber este tipo de cosas, bueno...sería como un plus que te hace mucho más inteligente, más interesante y sobretodo también muy sexy...—comentó la chica encogiéndose de hombros de manera despreocupada.

El corazón del muchacho se aceleró de inmediato y terminó con la poca distancia que los separaba. Lo que más había extrañado en el año que había estado fuera además de su familia, definitivamente habían sido los besos de Daniela. La suavidad de sus labios y su sabor era lo más delicioso que había probado alguna vez en la vida sin duda alguna.

Cerró sus ojos permitiéndose disfrutar del sabor de los labios de la muchacha, de la delicadeza con la que sus labios rosados se movían en total sincronía con los suyos y del montón de sensaciones intensas y lindas que le provocaba. ¿Cuántas veces Joel Pimentel había soñado con besarla en los últimos meses?

SE BUSCA NERD ¡URGENTE! (SSB #4)|JOEL PIMENTEL|Completa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora