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Narra Ayno

Bajo de la moto cuando Lou se decide ha hacerlo, a soltarme principalmente, guardando los dos cascos de forma segura.

— ¿Estás bien? Podríamos haber volado de lo tenso que ibas nene —su entrecejo se frunce, haciéndome sonreír —hasta así de serio eres hermoso.

— Callate y dime a donde vamos.

— Sígueme.

Camino a pasos tranquilos, sintiendo a Lou a mi espalda no mucho después, viéndole de reojo que se apresura hasta estar a mi lado. Con calma, muevo mi brazo hacia mi derecha, rozando su mano tranquilamente, deslizando mis dedos entre los suyos, sonriendo cuando los suyos se afianzan, apretando levemente mi mano, siguiendo el camino sin romper en ningún momento la unión.

— ¿Es muy largo el camino? —niego con la cabeza —al menos dame una pista.

— No quiero estropear la sorpresa. ¿Alguna pregunta más?

No responde, sintiendo de pronto, o de nuevo más bien, la tensión de su mano a la mia. Continuamos así el camino, acariciando despacio su mano con mi pulgar, intentando que se calme, creo que lográndolo, deteniéndonos cuando tan solo unos minutos después llegamos a nuestro destino, observando la calma frente a nosotros, la clara arena, la tranquilidad del mar.

— ¿Nuestra cita es en la playa? —asiento, mirándole —pero no tengo traje de baño.

— No te preocupes por eso —tiro de su mano unida a la mia.

Caminamos sobre la arena, hasta casi llegar a la orilla, dejo la pequeña mochila que cargaba desde que bajamos de mi moto, abriéndola, colocando un par de toallas sobre la arena, sacando mi bañador y el suyo, de su propiedad.

— ¿Me has robado un bañador?

— Yo no —me quito la camiseta y el pantalón —si piso tu casa para cogerte un bañador lo más seguro es que acabe siendo tirado por la ventana. Tengo mi propios trucos Lou.

— Ya claro —se aleja de mi.

— ¿Dónde vas?

— No pienso desnudarme delante tuyo.

Se aleja con paso decidido, rápido, viéndole desaparecer en dirección a los aseos. Me termino de cambiar, agradeciendo que no haya nadie ahora en la playa, guardando mi ropa en la mochila, dejando sitio para la suya. Dejo la mochila abierta sobre mi toalla y corro hacia el agua, sumergiéndome completamente, saliendo a los segundos, nadando por unos minutos hasta que aparece, casi perdiendo el equilibrio cuando se acerca, entrando al agua también.

— No me mires así o salgo del agua y me vuelvo a vestir —levanto las manos en son de paz —voy a nadar un rato ya que me has arrastrado hasta aquí.

Se sumerge, quedándome solo con medio cuerpo sumergido. Decido imitarle, sumergiéndome, alcanzándole aunque ya estaba lejos, buceando a su lado aunque dijese que iba a nadar, rozando su espalda con mis brazos con la intención de acercarle a mi cuerpo, escapándose de mi agarre antes de poder llegar a ello.

Salgo del agua unos minutos después, dejándole libre, tumbándome en mi toalla, sintiendo los leves rayos sobre la piel de mi espalda, apoyándome en mis manos para tener mejor visión de Lou, quien ahora si está nadando, mordiéndome ligeramente el labio inferior, suspirando, esperando y deseando de corazón que realmente acepte que si tengo sentimientos por él, que no son una broma ni un juego.

Cruzo mis brazos sobre la toalla cansado de la postura en la que estaba, dejando caer mi cabeza en el hueco, cerrando los ojos sin dormirme, tensándome cuando gotas frías caen sobre mi espalda, girándome, viendo a Lou riendo como un loco sin dejar de sacudir su pelo sobre mi, mojándome. Me levanto, corriendo detrás de él, riendo también cuando casi tropiezo a punto de alcanzarle.

Los dos caemos sobre la arena cuando logro rodear su cintura con mis brazos, quedando nuestras caras a pocos centímetros de distancia, rompiéndola, rozando sus labios húmedos, deliciosos, tentadores. Sus brazos, ya sin rastro de tensión, rodean mi cuello, dándome permiso, acomodando mejor mi cuerpo sobre el suyo, besándole con más profundidad, uniendo mi lengua a la suya, notando mi respiración perdiéndose poco a poco con el beso, con las caricias de su mano en mi espalda caliente por el sol, la arena manchándonos, mi cuerpo calentándose más sobre el suyo, bajando hasta la presión en la parte baja de nuestros cuerpos, apartándome, rompiendo el beso, controlándome aunque sea difícil, sintiéndome un idiota por precipitarme así.

— V.. vamos a comer algo mejor —vuelvo a nuestras toallas, cruzando mis piernas de forma que no se note mi erección.

Abro la mochila, dejando la comida bien cubierta sobre las toallas, intentando calmarme cuando se sienta frente a mi, tomando entre sus manos mi cara, mis mejillas que estarán más rojas que su bañador.

— No pienso negativamente sobre ti por eso Ayno —miro sus ojos, la sinceridad en ellos, asintiendo despacio —me muero de hambre.

Señalo la comida que traje para la ocasión, sacando las dos botellas con zumo, dándole una, bebiendo un poco de la otra, agradeciendo que aún esté algo fría.

— No es una comida de lujo pero no es que tuviese mucho tiempo.

— No quiero cosas de lujo Ayno —muerde su sándwich —esto está buenísimo.

Sonrío, aliviado hasta cierto punto, comiendo también de mi sándwich.

El resto del tiempo que pasamos en la playa lo pasamos tomando el sol, hablando, nadando, conociéndonos algo mejor, incluso haciendo un castillo de arena que no llega a su fin porque una pequeña ola decide arruinarlo. Recogemos nuestras cosas, vistiéndonos las camisetas unicamente sobre los bañadores, subiendo a mi moto de nuevo, esta vez siendo el camino más tranquilo, con sus brazos rodeando mi cintura sin rastro de tensión. Aparco frente a su casa, observando el cielo casi oscuro, llegando casi la noche, y a Lou, quien se mantiene a mi lado, apretando mis manos en el asiento de mi moto bajo mi trasero, separando un poco mis piernas cuando rompe la distancia que nos separa, aceptando sus labios sobre los míos, subiendo una de mis manos a su cuello, disfrutando de la unión que ninguno queremos romper, pero rompemos, pasando mi lengua por mis labios hinchados.

— ¿Quiéres entrar y vemos una película o algo? Baron estará con su novio asique no tienes que preocuparte.

— Tengo.. otras cosas que hacer —dejo un pequeño beso en sus labios, volviendo a ponerme el casco —vendré a buscarte mañana si te parece bien.

Lou asiente, con esa preciosa sonrisa en su rostro. Arranco de nuevo la moto, cuando entra en su casa cerrando la puerta y acelero hasta mi estudio, subiendo con mi mochila, cerrando como de costumbre a mi espalda.

Enciendo la luz, observando mi prototipo que sigue como lo dejé, tensándome cuando noto la presencia sentada en mi silla, girándose hacia mi persona.

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