Kissing [WangXian] [Mo Dao Zu Shi fanfic]

41 - A kiss because the world is saved

Sin duda alguna el frío aire nocturno era la mejor de las medicinas.

Wei WuXian miraba al infinito perdido en el colorido paisaje de luces nocturnas que Oslo desplegaba ante él. No sonreía, pero porque a solas no tenía razón para hacerlo. No quería hacerlo. Su respiración se había tranquilizado hacía unos minutos y poco a poco se le iba secando el sudor en la espalda y el cuello. Si se quedaba de esa guisa a la intemperie y mucho rato, se resfriaría, pero eso no podía importarle menos. Su ritmo cardíaco todavía seguía acelerado, como si su corazón fuese a detenerse en seco en cualquier momento. Dentro, Lan WangJi dormía profundamente, ajeno a las desdichas de su novio. Aquel mundo en llamas lleno de perros, monstruos y canciones discordantes había sido una pesadilla. Una horrible y tremendamente realista en cuanto a sensaciones, sí, pero solo una pesadilla. Estaban a salvo, tanto él como el mundo. Las luces, el silencio y el olor húmedo de la ciudad se lo garantizaron.

Wei Ying suspiró, dándole vueltas al pequeño objeto que sostenía en las manos. Unas tijeras. No sabía por qué, pero había sentido el impulso de cogerlas. Nada más despertar, hiperventilando, empapado en sudor frío, había sentido muchos impulsos, la verdad. No era la primera pesadilla que tenía, desde luego, pero recordaba pocas como aquella. La mayoría estaban atascadas en las lagunas de la infancia, y su mala memoria había decidido bloquearlas. Pasada la fase rem del sueño, incluso los detalles más vívidos de esta podían empezar a tornarse difusos. Sin embargo, él no podía evitar estar inquieto. Pese al frío tenía calor, se había levantado con demasiado calor. Y quizá ese era su tren de pensamientos: el pelo le daba calor. Lo tenía excesivamente largo ya, por eso había decidido coger unas tijeras del baño, en vez de una cajetilla de cigarros.

-¿Wei Ying?

Lan Zhan salió al balcón con una chaqueta de punto puesta sobre el pijama y una manta en brazos. Su novio no se molestó en volver la vista atrás para mirarle, pero se permitió una leve inclinación de los labios al notar como el abogado le arropaba con la manta. Era la más suave que tenían, una beige de peluche que hacía juego con el coqueto sofá color crema de su salón que costaba más dinero de lo que Wei Ying pensó que jamás podría costar un sofá. También era la favorita de Wei WuXian, precisamente por su agradable tacto y por lo calentita que era. En cuanto la notó sobre su cuerpo, se percató de que había vuelto a temblar. Lan WangJi también se dio cuenta, por eso le envolvió en un abrazo, ambos bajo la manta, ambos compartiendo un calor mucho más agradable que el de su sueño. El olor a sándalo era lo que le faltaba para estar bien. Terminó de alejar la esencia del azufre, de la guerra, del miedo.

-¿Te he despertado? -Cuestionó el investigador en un susurro, como si hubiese alguien más a quién no quisiese importunar. Aprovechó para apoyar la cabeza en el hombro de Lan Zhan, dejando las frías tijeras sobre el alféizar del balcón-. Intenté no hacer ruido pero... bueno, ya me conoces.

-No me has molestado. -Le tranquilizó el abogado-. ¿Ha pasado algo?

-Una pesadilla, nada grave. Tenía mucho calor y necesitaba tomar el aire un rato.

Él asintió, posando los labios sobre su cabeza para regalarle un casto beso con el que tratar de calmar su alma. A su lado, entre sus brazos y arropado por su calor y por su aroma, Wei Ying se sentía considerablemente mejor. Todo ese miedo, el ahogamiento al ver el mundo desmoronándose ante él, sus propias manos manchadas de sangre, todo eso se esfumó al juntar los labios con su pareja, amparados por el cielo nocturno y por los cientos de farolas que iluminaban el centro de la ciudad. A su lado estaba a salvo, y esa sensación era capaz de causar que su corazón se derritiese. Por eso cuando se separaron, aunque cansada, su mirada volvía a tener una chispa de vida irrefrenable. Ahí tomó una decisión.

-Oye, Lan Zhan -le llamó, esbozando la más luminosa de las sonrisas-, ¿me cortas el pelo?