One Shots {Larry Stylinson}

37- Mi salvación.

Su vida era un asco, nadie lo quería, todos lo maltrataban, solo recibía insultos de su familia, no tenía amigos, su mejor amigo, su consuelo, lo había abandonado, no tenía a nadie con quien desahogarse, con quien dejar salir toda la mierda que se acumula durante tantos años, día tras día.

Para su mama era un inútil que no servía para nada, su padre ni importancia le daba.

Ya nada importaba, su única compañía era la música, no tenía a nadie, sus hermanos simplemente no ayudaban en la situación, solo lo empeoraban.

Lo peor era que él era muy sentimental, todo le afectaba, cualquier mínimo detalle lo dejaba envuelto en la miseria y tristeza. Aunque no lo demostrara, porque se hacia el fuerte, fingía que nada le importaba, cuando por dentro era débil, frágil.

Su peor enemigo, la falta de paciencia, carecía de muy poca, todo lo enfadaba rápidamente, se enojaba por todo y por nada.

Nadie lo entendía, el solo quería a alguien con quien compartir idioteces, con quien reír, ser el mismo, besarlo, llenarlo de muchas caricias. Porque si algo era él es que era un cursi sin remedio, pero no había absolutamente nadie con quien demostrarlo. Hasta que ese día llego.

-Bienvenido ¿Que desea? -pregunto un chico detrás del mostrador-

-Por favor me dan un pan enrollado con jamón y queso -esa voz grave resonó en sus oídos-

Levanto la mirada encontrándose con un chico alto, de cabello rizado, ojos color verdes.

Por el contrario el chico rizado estaba impresionado por la perfecta persona que se encontraba delante de él, baja estatura, cabello castaño, ojos azules, la perfección en persona.

-¿Deseas algo más? -pregunto el más bajo, pero a la vez el mayor-

-Por supuesto, a ti -susurro roncamente el ojiverde-

-¿Per-Perdón? -contesto un sorprendido chico detrás del mostrador-

-Que por supuesto, un te -sonrió con una sonrisa ladeada- Un gusto Harry.

-Claro ya te traigo la orden -dijo cordialmente el mayor pensando que había escuchado mal anteriormente- Y me llamo Louis.

-Louis, un hermoso nombre para un hermoso chico -dijo coquetamente Harry, logrando que el aludido se colocara rojo- Y dime Louis ¿A qué hora sales?

-Hemm... Yo... -no sabía que responder definitivamente ese chico le había quitado el habla-

-Oh vamos, no muerdo -comento juguetonamente el rizado-

-Salgo en 10 minutos -contesto en un susurro- Aquí está tu orden.

-Perfecto, te espero.

Le guiño un ojo mientras se encaminaba a una mesa a esperar a su futuro novio, porque definitivamente esa perfecta persona, esa hermosa criatura, esa mística creación iba a ser de él.

Ahora tenía a Harry a su Harry, con quien podía contar, lo amaba eternamente, fue el único que lo ayudo, que lo saco de la tristeza que lo consumía cada día, de las rabias que agarraba en un momento, en la soledad que lo acompañaba.

Porque ahora para Louis todo había mejorado.