Atrapadas

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Goldmi estaba a punto de dispararle a un loboespín cuando ocho aves corrompidas nivel 9 aparecieron tras la montaña, precipitándose en su dirección. Inmediatamente, dio un paso atrás, preparada para saltar a un saliente cercano, mientras cambiaba la dirección del arco y disparaba hacia una de ellas.

Antes de que la flecha llegara a su destino, colocó otras tres y las disparó, usando Tres mejor que una mientras se preparaba para saltar.

La primera flecha apenas rozó a una de las grandes aves, algunas similares a un halcón, otras a un buitre, otra a una mezcla entre áquila y colibrí oscurecido, y una parecida a un pterodáctilo.

Esta última tenía las alas más grandes y vulnerables, y a ésta se dirigieron los ataques. El movimiento para esquivar la primera le dificultó esquivar las siguientes, que además estaban separadas para abarcar el mayor espacio posible.

A pesar de ser nivel 9, rasgaron su ala, su punto más débil y delicado, que poco pudo hacer ante los proyectiles reforzadas con Flecha Penetrante. Si bien no eran suficiente para matarla, sí lo eran para hacerle perder el control, provocando que girara sobre sí misma y se acabara estrellando contra el suelo, desapareciendo con el choque.

Elfa y lince decidieron retirarse ante la repentina aparición de los atacantes, pero, para su sorpresa, las aves restantes se lanzaron en picado hacia la entrada de la cueva, posándose allí e impidiéndoles entrar.

Atacaron a esas aves corrompidas sin vacilación. A pesar de ser dos niveles más, eran torpes luchando en tierra firme, donde perdían su mayor ventaja. Sin embargo, el objetivo que se les había asignado no era vencer a las dos vivas, sino que ganaran tiempo.

Decenas de bestias corrompidas entre 8 y 10 se abalanzaron hacia el lugar que defendían las aves, mientras otras cientos rodeaban la zona. La elfa había logrado acribillar a una especie de halcón, y la lince se había lanzado contra ellas, rompiéndole el cuello a algo parecido a un buitre, y sufriendo algunas heridas en el proceso. Pero aún quedaban cinco y los refuerzos se aproximaban. Y, no sólo eso, otras diez aves habían aparecido y se lanzaban hacia ellos, o hacia la entrada.

De repente, su relativamente tranquilo leveo se había convertido en una situación límite, era evidente que no podían romper el bloqueo antes de que llegaran el resto de bestias.

La lince se alejó de un salto de la entrada y la elfa saltó sobre ella, usando Flotar en el último momento. Se agarró al cuello de la felina, curándola al mismo tiempo, y ésta saltó rápidamente, evadiendo los ataques de las aves, y corriendo hacia quienes las estaban sitiando.

Había un grosor de cinco bestias, rodeando toda la zona, y ambas se dirigieron a las que estaban junto a la montaña, pues era donde creían que mayor probabilidades tenían de escapar de aquella situación desesperada. Aunque parecía más un suicidio que una posibilidad real.

Goldmi se incorporó, girándose y disparando una Flecha Etérea al ave corrompida que caída en picado hacía ellas. Siendo de nivel 9, la flecha tan sólo rasgó su abdomen, pero consiguió hacerla desviarse, provocando que el ave fallara en su ataque, y forzándola a volver al cielo.

–Agárrate– le llegó el pensamiento de su hermana.

Guardó el arco y volvió a sujetarse al cuello de ésta, quien se desvió bruscamente de su trayectoria, esquivando así una hormiga que se había avanzado e intentaba atacarlas.

Por los lados y por detrás, el cerco se estrechaba, mientras que las del frente estaban cada vez más cerca. Varios proyectiles fueron disparados por unos lagartos, que usaban como tales los pinchos que crecían en su espalda.

La felina logró esquivar varios de ellos, pero no todos. Uno le rozó ligeramente el costado, pero no logró atravesar la protección de su pelaje y piel, mientras que otros fueron repelidos gracias a Barrera Ciclónica.

Llegó entonces frente a la primera bestia de la barrera, un imponente buey negruzco con ojos rojos, cuyos cuernos se había bifurcado tras corromperse, formando una siniestra y peligrosa estructura ósea.

Sin detenerse, saltó hacia la pared, impulsándose sobre la roca casi vertical para sobrepasar el primer obstáculo.

–¡Distrae al de los tres cuernos!– le pidió ansiosa a su hermana.

La elfa se incorporó como pudo y empuñó de nuevo el arco, apuntando a un tricerátops no demasiado grande para los de su especie, pues no llegaba a los dos metros de alto. Combinando Tres mejor que una y Flecha Penetrante, tres flechas se dirigieron a los ojos y el cuello del animal, que logró cerrar sus párpados, e intentaba girar el cuello.

Sin embargo, no fue lo bastante rápido, y, siendo nivel 8, los párpados no fueron suficientes para detener completamente las flechas, clavándose las tres en sus objetivos. No eran suficientes para acabar inmediatamente con su vida, pero sí para que perdiera de vista su objetivo, permitiendo a la lince aterrizar en su espalda.

–¡A la hormiga! ¡La más cercana a la pared!– ordenó a continuación la felina.

En aquel momento era ella quien debía encontrar el camino, así que era quien daba las órdenes, algo que a ambas les resultaba natural. No había jerarquías entre ellas, eran hermanas.

Se impulsó sobre el tricerátops, dejando la marca de sus garras en la bestia, que fue rematada por sus compañeros. Intentaban atacar a la felina, pero ésta había sido demasiado rápida y los ataques había ido a parar a quien no debían. Desapareció casi de inmediato, convirtiéndose en experiencia para ambas.

Llegó de nuevo a la pared de roca y se impulsó sobre ella, saltando hacia la hormiga, siendo precedida por dos ráfagas de tres flechas. Se clavaron en el insecto, desviando su atención lo suficiente. Sin embargo, también provocó que se moviera hacia un lado, y que no pudieran aterrizar con comodidad sobre ella.

La lince resbaló sobre el lomo de la enorme hormiga, dejando tras de sí los profundos cortes que habían marcado las garras al intentar sostenerse. Su situación era extremadamente precaria, pues varias bestias corrompidas se abalanzaban hacia ellas, pareciendo haber olvidado la orden de capturarlas vivas. Si caían, estaban perdidas.

La mandíbula de un extraño y enorme felino, con dos largos colmillos, amenazaba con romper su carne y huesos, pero, en el último momento, la lince consiguió detener la caída, apoyar las patas traseras en la hormiga e impulsarse, saltando sobre el mismo felino nivel 9 que pretendía desgarrar sus cuerpos.

No obstante, el choque de éste con la hormiga provocó que todo él temblara, haciendo difícil mantener el equilibrio sobre el felino corrompido. Además, ahora se dirigían hacia él todos los ataques, pues tenía a las dos vivas en el lomo.

Regreso a Jorgaldur Tomo II: la arquera druidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora