Capitulo XI

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Me detuve un segundo a pensar en lo que contestaría y al fin dije:

-Nada que te importe, Drake. Pero si estas tan desesperado por saber... Félix me llamó y me dijo que me fijara en su cuarto a ver si tenía unos papeles que necesitaba.-

-¿Los encontraste?- preguntó con inquietud.

-No. Le llamaré para avisarle.-

Salí desesperada de la habitación y me encerré en la mia. Simulé que nada de esto habia pasado y comencé a darle golpes al almohadón. ¿Por qué habia hecho eso? Intenté alejar ese suceso de mi mente, cuando oí la puerta de entrada.

Salí de mi habitación y vi a Félix. Había llegado.

Traía una bolsa con Él. Me sonrió a lo lejos. Me acerqué para saludarlo.

-Para tí, me dijo.-

-¿Qué es?- respondí intrigada.

-Ábrelo y lo descubrirás.-

La bolsa era blanca. No decía nada en especial. Solo era de madera. Metí la mano dentro de ella. Saqué un perfume Channel.

-¡Ay, gracias Félix!- exclamé.

-Es un pequeño regalo-

-¿Pequeño? Debió haberte costado una fortuna. Muchas gracias, en serio.-

-Lo mejor para ti-

Casi nos besamos pero Drake nos interrumpió.

Carraspeó con su garganta y siguió:

-Miranda, quisiera mostrarte algo.- dijo Drake

-¿A mi?-

-Sí, acompáñame.-

Lo seguí. Atras mio estaba Félix. Drake lo miro con una cara no muy agradable como prohibiéndole seguirnos.

Me llevó hasta la planta alta.

-Cierra los ojos- dijo Él.

Me condujo hasta doblar en una esquina a la derecha.

-Ábrelos.-

Grande fue mi sorpresa al descubrir mi antiguo caballete, pinturas, pinceles, óleos...

-No lo puedo creer- Tu hiciste esto Drake?-

-Sí, así es.-

-Esto, es muy hermoso.-

Comencé a tocar los pinceles. Sus suaves hebras de pelos parecían caricias sobre mis manos. Los óleos pedían a gritos ser usados. El caballete se conservaba en perfecto estado.

Le dí un gran abrazo a Drake. Se acercó bastante a mi y me aparté. 

-Drake, todo esto es muy lindo, pero no confundamos las cosas.-

-Lo siento- dijo avergonzado.

-No tengo manera de agradecertelo.-

-No tienes por qué-

-Sí, si tengo.-

-No, no tienes- ¿Y? ¿Qué esperas? Pinta algo.

-¿Ahora?.-

-Está bien... cuando quieras. Sabes que tienes esto aqui para ti. Y espero que no te haya molestado que me tomara el atrevimiento de revisar en parte tu casa para armar esto.-

Me ruborizé. Yo había hecho algo similar con Félix.

-No, todo está bien. Fué por una buena causa. Yo no me atrevía a hacerlo, y ahora, gracias a ti puedo volver a pintar.-

Obra del destino (Completa). Donde viven las historias. Descúbrelo ahora