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Cualquiera puede considerarlo un chico con suerte, no había otra afirmación para explicar lo envidiable que era su situación, era sólo eso, un maldito parasito con demasiada suerte pasando por una tarde de ocio sobre las piernas de su chica en un cómodo sofá rodeado de golosinas, mirando una película escogida al azar en la privacidad de su hogar ¡Por amor a los cielos! ¿Qué cosa mundana en la tierra puede superar algo como eso?

Quizás el hecho de que Freddy se aburriera a los primeros 20 minutos de película y se quedara dormido, dejándole a él mariposa libre con el control y todos los mimos y caricias de Joy sobre su cabello, y si bien ambas partes de él nunca han tenido problemas para congeniar con su pareja, no se podía negar que Fred era la parte más egoísta por naturaleza, el simple escenario de tener a la joven sólo para él alimenta mucho más su fanfarrona satisfacción.

Además, su hermosa súper woman sabía consentirlo, y nunca estaba de más reiterar que Fred era la personalidad que adoraba ser consentida.

—... ¿quedan papas? —Escuchó de una voz moderada.

—Eso creo. —Le contestó de la misma forma, buscando con su mano el recipiente, que por fortuna todavía seguía con algo de sobras para aprovechar. Tomó unas cuantas y las acerca a los labios de Joy— Abre grande~ —Continúa divertido estudiando el semblante sereno de su chica entre la ligera oscuridad de la sala y la luz que reflejaba la Tv sobre ella, escucha una pequeña risa y luego como deja entrar las papas a su boca, oyendo a los segundos el pequeño crujir. Fred entretenido repite la tarea, la realidad de todo es que la película, al igual que a Freddy, tampoco le resultó interesante, pero no era algo de lo que se quejaba si tenía a Joy acariciándole las mejillas y el pelo con tal atención y cariño.

— ¿Quieres chocolate? Aún me sobra un poco. —Le ofreció ella después, bajando la vista hacia él.

Fred sólo se limita en abrir ligeramente su boca.

Con aquella respuesta silenciosa ella acerca dos pequeñas bolas de chocolate y las deja caer. Fred las degusta complacido, sus ojos juguetones se veían brillosos con la luz de la pantalla pasar por su rostro. No han tenido cambios muy relevantes desde que comenzaron la universidad, su coletilla estaba ligeramente más larga, su cabellos castaños seguía siendo un rebelde desastre, y sus facciones se mantenían neutrales y amigables, por supuesto, Fred aún sabía sacarle provecho y convertir ese amable rostro en un persuasivo galán para su conveniencia.

—No estás prestando atención a la película. —La oyó reclamar suavemente.

Él sonríe.

— ¿Eso crees? ¿Puedo saber de dónde vienen esas sospechas? —Objetó interesado, dándoselas de desentendido.

—No lo sé, quizás sea porque te has pasado casi la mitad de la película sólo viéndome. —Se explica, apartando unos mechones castaños de la mejilla.

— ¿Qué puedo decir, preciosa? —Sube su mano hacia ella, y da una ligera caricia con la punta de sus dedos justo debajo del mentón— Sabes cómo distraerme.

—Podrían haberme dicho que no les estaba gustando.

—Es lo de menos, la verdad yo me la estoy pasando muy bien aquí. —Aclara, tomando su mano— Además parece gustarte la peli, los dos ganamos.

—Todavía podemos...

—Shhh~ —Silencia suavemente, besando sus nudillos— Así está bien preciosa, sigue mirando la película.

La joven siente la derrota, sabe lo difícil que podía ser llevarle la contraria a Fred, y había una parte de ella que tenía curiosidad de saber cómo acababa la historia. Se acurrucó más al sofá y acunó la cabeza de Fred sobre su vientre para seguir proporcionando aquellas suaves atenciones. Los minutos transcurrieron y Fred no necesitaba ver a la pantalla para saber qué clase de escenas estaban ocurriendo, las reacciones de su chica eran pistas suficientes; como Joy se sobresaltaba en una escena de pura acción, como su risa se salía con facilidad por algún mal chiste de los protagonistas, pero sobretodo como se acurrucaba más con él cuándo la dejaban con una situación sensible.

✿ ; I n n o c e n t . | FredoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora