6) La gran tormenta

19 1 0
                                    


A la mañana siguiente, me sentía totalmente despejado, a diferencia del resto de los días, tanto dormir bien, cómo salir de la rutina hizo algo bien a mi salud, aunque eso no quita qué yo me sienta escoria, pero, esto es arena de otro costal. Era aún la noche, así que decidí caminar por los campos para presenciar la naturaleza en la oscuridad de la noche, donde lo único que veía que iluminaba era la luz de la luna. Salí con un café en la mano, y empecé a caminar por los campos, mientras escuchaba los grillos, y aunque habían anunciado tormentas en unos días, apenas se podían llegar a visualizar nubes en el cielo.


El sol estaba saliendo, iluminando el cielo poco a poco de un color anaranjado claro, mientras se veían a las aves del campo ir de un lado al otro. Hoy empezaba un día especial, y era inicios de primavera, motivo por el cual se avistaba una gran tormenta dentro de un día. En mi camino hacia el pueblo, estuve observando los árboles y la naturaleza en su máximo esplendor, hasta que llegué a mi destino. El Resto-bar estaba recién abriendo y no había nadie dentro. Algunas tiendas igualmente abrían, pero aún no había gente en la zona, así que estaban en su mayoría vacías.


Empecé a mirar una librería de por ahí, pero, no tenía idea de qué comprar para leer, y en ese momento suena mi celular.

-¿Hola?- Digo.

-¡Hola!, soy yo, Ana, la chica del restaurante, no me he olvidado de ti- Me dice una voz, me di cuenta qué era la chica extranjera con la que hablé en el restaurante frente a mi trabajo, aquella chica qué sonreía mientras hablábamos sobre animación japonesa, entre otras cosas.

-Hola Ana- Le contesté a la chica- Anita, ¿qué tal tanto tiempo?

-Muy bien, me conseguí un trabajo en las oficinas frente al restaurante, así que, nos veremos seguido, ¿y dónde estás?, hace tiempo no te veo.

-Yo ando en el Pueblo Esperanza, tuve qué venir a este lugar por un tema de estrés laboral.

-Ya, ¡eso queda a 7 horas en vehículo desde donde estoy viviendo!-Contesta ella sorprendida.

-Lo sé, cuando quieras visitarme, te digo el lugar dónde estoy ahora viviendo, y pasas por ahí- E inmediatamente pasé el lugar donde vivía, para qué cuando ella quisiera visitarme pudiera venir sin problemas.


Esa tarde la pasé en el bar, el borracho parecía qué había ido a las 10 am a beber, y ahora se encontraba borracho otra vez, además de estar dormido en la barra, parecía muerto, hasta que comenzó a roncar, y en ese momento la camarera y yo nos dimos cuenta de que estaba bien. Esa tarde pedí lo mismo que en la anterior, y lo único que se puso interesante era una pelea de borrachos qué se armó.

Salí del bar para dirigirme al parque a recorrerlo un rato, y de ahí regresé a casa, en casa simplemente me quedé sentado un rato a mirar televisión y me dormí en el sillón en donde estaba. A la mañana siguiente no hubo mucha diferencia a la anterior, tomé café, me vestí, y recorrí un rato los lugares del campo cómo acostumbraba, me senté bajo un árbol y observé el cielo. Estaba algo gris, apenas podía notarse la luz del sol; parece qué va a llover. El día estaba bastante húmedo, tanto qué mis cabellos se descontrolaban. Estaba algo inspirado, inspirado a hacer algo, cómo escribir una historia, o una canción, pero, había dejado mi guitarra en la ciudad.


En la noche regresé a casa, y justo a tiempo, ya que parecía qué estaba a punto de diluviar, y realmente, no me gustaría estar fuera cuando eso suceda. En ese entonces empecé a ver la televisión, justo cuando se empezaron a oír las primeras gotas de lluvia caer en mi ventana, haciendo sonar un sonido muy relajante. La leve llovizna qué había empezado pronto se volvió una gran tormenta, los truenos hacían retumbar el vidrio, y dudaba de cuanto era la distancia en la que los rayos caían. En la sala, estaba yo, mirando la televisión, hasta qué me comenzó a dar hambre, por lo que había decidido ir a ver algo para comer, pero, en ese momento, pasando por la cocina, comencé a sentir una sensación extraña, algo qué me perturbó un poco. En la ventana de la cocina, se podía ver una lámpara qué estaba colgada en el tejado de casa, y en el fondo, el bosque, un bosque qué en su mayor parte se veía tapado por oscuridad pura, pero, esa sensación qué sentí, era de qué alguien me observaba desde esa oscuridad.


Era un momento aterrador en casa, decidí echar un vistazo, algo temeroso, pues, si llegaba a aparecer alguien, el susto sería enorme, pero, aun así, fijé mi mirada hacia el bosque, y sentí una impresión, cómo si alguien se hubiese movido detrás de un árbol, en el medio de la oscuridad del bosque. En ese momento decidí cerrar la ventana, por si acaso, o sea, ¿a qué clase de loco se le ocurriría recorrer esa distancia para venir a mi casa, en medio de la tormenta, y observarme?, al menos si cierro la reja de la ventana, evitaré qué este entre por ahí, pensé, cuando un estruendo hizo temblar la casa, y noté qué pronto, la única luz qué reflejaba en mi rostro, era la de los rayos en la ventana, además de la lámpara qué estaba fuera, puesto que, se había ido la electricidad, y no iba a salir con esa tormenta a revisar nada, es peligroso.

Tomé un paquete algo sucio qué había en un mueble de la cocina, era uno de velas de cera, y encendí una con un encendedor qué había encontrado en un cajón. La vela qué tenía, podía llegar a quemar la casa, por lo que la puse en una base, y me digné a salir para entrar la lámpara qué colgaba del toldo de mi casa, aun temiendo por la persona qué había sentido pasar, y qué por buena fortuna, no me encontré cara a cara al salir.

Con la lámpara logré una iluminación en la habitación, aunque sea algo leve, pero al menos podía ver bien, y aproveché eso para leer. Estaba dentro de mi casa donde había decidido pasar el tiempo, leyendo un libro de terror, se llamaba algo así como "La niebla", y en ese momento, oigo un sonido desde la oscuridad de la otra habitación, un sonido qué llegó a acelerarme el corazón, aunque era algo familiar, la situación qué estaba viviendo lo hacía algo tétrico, era mi celular, alguien estaba llamando. Mi celular estaba vibrando, y sonando con un tono "Fuga", de Bach, pero era con un timbre al estilo videojuegos. Me fui acercando lentamente hasta el lugar donde el celular estaba, mientras sonaba el tonito, y veía acercándose cada vez más, un pequeño rectángulo luminoso, qué al parecer era la pantalla.

-¿Hola?- Dije a penas tocar el botón verde qué había bajo la pantalla, mientras esperaba una respuesta...


-¡Hola!- Alguien había contestado, era una voz femenina, y me resultaba familiar.

-Soy yo, Ana- Agregó la voz, era la chica del restaurante.

-Ah, hola Ana- respondí- ¿Qué tal? ¿Qué traes?

- Bien, gracias, ¿qué tal?- contestó

- Bien, se cortó la electricidad en mi casa- Le dije, mientras se me escapaba una pequeña risa nerviosa.

-Ah, en la mía también, el temporal está horrible- Dijo ella.

- Lo sé, por cierto, ¿me llamabas por algo?

-Sí, es qué quería preguntarte si estos días estabas ocupado, para ir a tu casa, tengo una casa cerca del pueblo, así que me quedaré un tiempo.

-Está bien, creo que me gustaría- en ese momento no pude evitar una leve sonrisa.

-Bien, entonces, nos veremos allá-Dijo, y luego de saludarnos colgué. La llamada me levantó el ánimo un poco, no podía dejar de pensar en ello, pero, debía poner mi pie sobre la realidad. Me levanté y fui hacia la cama para intentar dormir, pero, esa noche me costó, sentía ruidos fuera.


Llegó el momento en el qué era día otra vez, no estoy seguro si me dormí esta vez, o no, ya que estuve moviéndome mucho, y simplemente sentí qué estuve despierto e intentando dormir hasta qué amaneció.




Desvelo © ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora