Capitulo. 36

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Preparar un plan malévolo contra un ser tan horrible como el que hirió a Eleonor, era un trabajo perfecto para Harry, sin embargo, involucrarle tan solo podía traer grandes problemas. Por lo que decidimos mantener a mis hermanos al margen, no solo por seguridad sino también por los sentimientos de Eleonor. Mi pobre hermana se avergonzaba tanto de lo sucedido que apenas y hablaba y tan solo se limitaba a recluirse en un rincón de la habitación, no podía soportar verla tan triste.

— Eleonor, debes decirnos donde vive. — Pidió Elizabeth por enésima vez desde la otra esquina de mi cama, donde Eleonor se había acurrucado nada más regresar a la mansión. — No creo que tomar venganza sea buena idea... — Se negó nuevamente, por primera vez mi hermana parecía realmente aterrada de lo que pudiese desencadenar ese hombre. — Podría traer problemas, es un hombre importante... Si daña los negocios de Naomi, jamás podría perdonármelo.

Mi hermana volvió a ocultar su rostro en la almohada aferrando su cuerpo con fuerza, me dolía verla así, pero estaba segura de que en ese estado no podría hacer nada. Eleonor se culpaba por lo sucedido y eso no cambiaria de la noche a la mañana. Consciente de que mi hermanita necesitaba algo de espacio, me acerqué a ella y acariciando su cabello rogué a nuestra madre porque la protegiese.

— Descansa aquí hoy, Eleonor. Pediré que te traigan tu comida favorita. — Le consentí, pero no hubo respuestas de su parte. — Elizabeth, vamos, tú y yo aún tenemos asuntos pendientes.

Elizabeth alzó la cabeza al instante y consternada arrugó el entrecejo, pero antes de que dijese alguna cosa, tomé su mano y tiré de ella fuera de la habitación. Nada más cerrar la puerta, mi hermana no aguanto más y soltó todo lo que pensaba cuidando que nadie nos escuchase.

— ¿Dejarás las cosas así? ¡Naomi no es justo! Quizás no pueda verla, pero sé que está muy triste. — Bramó tan enfurecida que su rostro tomo una coloración rojiza. — No puedo creer que Eleonor hiciese eso por mí... Arruinó su vida por cuidarme. Perdió su flor a la fuerza...

— Eleonor no ha arruinado nada, Elizabeth, es una mujer desde el día en que nació y su valor no se determina por lo que ese hombre le haya hecho, no perdió absolutamente nada. Por el contrario, ha demostrado ser increíblemente fuerte y valiente. — Reprendí a mi hermana, sabía que sus palabras provenían de sus propios miedos, pero no permitiría que dijese algo parecido frente a Eleonor. — Y por eso mismo y porque es nuestra hermana, vamos a ayudarla, cueste lo que cueste.

Elizabeth guardó silencio unos segundos, quizás paladeando mis palabras. Ese monstruo había utilizado el cariño y desesperación de mi hermana para engatusarla, la había manipulado y no dudaba de que Eleonor no fuese la primera ni la última en caer en sus garras.

— Debes entender que involucrar directamente a Eleonor en este asunto puede lastimarla aún más.

— ¿Entonces qué haremos? No sabemos más que el nombre de ese asqueroso. ¿Es posible que las autoridades hagan algo solo con un nombre? — Dudó mi hermana en su inocencia.

— No, y aunque tuviésemos hasta la huella de su pie, no harán nada por nosotras... Como dijo Eleonor, todos dirán que ella se lo buscó. — Tristemente, muchas chicas habían sufrido lo mismo que Eleonor por mucho tiempo, y el hecho de que mi hermana hubiese aceptado reunirse con él durante tanto tiempo, lo agravaba aún más. — Pero nosotras si podemos hacer algo. Dices que se trata de un doctor muy importante ¿Verdad Elizabeth?

— Según lo que escuché en el pueblo, sí.

— Entonces le dolerá mucho si su reputación se mancha. Él destruyó el mundo de nuestra hermana, merece perder su propio mundo. — Murmuró, a decir verdad, yo misma me desconocía, pero la ira llevaba horas manifestándose como un molesto gigante sobre mis hombres.

Jeune fille indomptableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora