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🌹 31 Embarazada

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Han pasado apenas tan solo seis meses desde que tú esposo y amigos se enteraron acerca del embarazo, la noticia los había enloquecido por completo,y ahora están tan emocionados como de un principio, tanto así que te vigilan las 24/7 para que no te pase apsolutame te nada, sin mencionar que tampoco te dejan hacer el más mínimo esfuerzo ya que podría lastimar a las bebés que llevabas contigo.

Todos giraba al rededor tuyo, eran demasiado atentos y eso te llegaba a molestar, te sacaba de tus casillas el hecho de no poder ayudarlos con las cosas de la casa, como limpiar o incluso cocinar una rica cena porque no había manera de convenserlos...

Te terminaste recostandote en tu cama con una de las pijamas que te regalaron los chicos, era espléndida, ligera y ante todo cómoda. Ya pasaban más de las once de la noche, y Chan aun no llegaba a casa a dar señales de vida, últimamente debido a su nuevo Comeback tenía una agenda algo pesada por sus nuevos ensayos. Te quedabas dormida. Sentías como tus párpados pesaban, abrías una y otra vez los ojos al sentirlos cerrarse, pero el cansancio hizo de las suyas y te quedaste dormida sin darte cuenta.

Aún metida en tu profundo sueño, a los pocos minutos escuchabas a lo lejos una pasos en la planta inferior de la casa, que se pasaron a las escaleras, para finalmente llegar a tu dichosa recámara. Te hiciste la dormida al ver la puerta entre abrirse.

- ¿Amor, estás dormida? - preguntó una voz masculina, se acercó al borde de la cama y te beso levemente la mejilla con sumo cuidado de no despertarte. - Lamento llegar a esta hora cariño... Luego de aquel dulce beso los pasos de alejaron de dónde te encontrabas, y la ducha del baño comenzo a soñar, el agua caía libremente. Llegaste a lo suposición de que tu esposo se estaba bañando, te levantaste y cuando estabas a punto de abrir la puerta del baño una voz te hizo detenerte.

- ¿A dónde crees que vas señorita? - alguien hablo detrás de tus espaldas, rápidamente giraste mirando a esa persona tímida. - ¿Así que fingiendo estar dormida para espiarme... Muy mal... Se acercó hacia ti, pudiste notar que solo llevaba sus pantalones puesto, con su pecho descubierto.

- No le había dado cuenta que te ibas a duchar - Respondiste a la par que dabas un falso bostezo.

- No podías dormir, ¿cierto? - dijo tu esposo Chan sin rodeos. Te conocía como la palma de su mano, tanto como el derecho como el revés de está. Sin importar que la mentira fuera o pareciera muy real, siempre terminabas siendo atrapada en las jugadas.

- Nunca te puedo mentir - un pequeño puchero se terminó formando en tus labios. - Te extrañamos toda la tarde - regresaste a tu lugar de origen, es decir la cama, acostando te en ella con cuidado para no lastimar tu vientre. Seguida por Chan.

- A de ser muy difícil y aburrido el estar todo el día aquí, por lo que los chicos y yo queremos que mañana nos acompañes en la compañía, queremos que vayas a vernos a los ensayos. Te compramos una silla muy cómoda para que te sientes y relajes.

- Se preocupan demasiado por mi. Una silla normal hubiera sido suficiente, además que todavía falta un mes más para que nazcan. - sonriente pásate tu mano por tu abdomen dando leves masajes en él.

- lo sé, pero cuando se trata de mi mundo entero para mí nada es suficiente, ustedes se merecen lo mejor del mundo. - agachó un poco su cabeza para estar a la altura de tu vientre y depósito varios besos en el. - ¿Me escuchan pequeñas?, mami y yo las estamos esperando con todas las ansias del mundo. Las amamos demasiado al igual que sus 8 locos tíos. - termino de pláticar con las bebés con un largo y cariñoso beso cerca de tu ombligo, ya que según el, lo escuchaban mejor cuando les hablaba por tu ombligo.

Chan se fue a bañar desdes pues de todo, ya que había dejado la llave abierta como unos 6 minutos en lo que converso contigo. Cuando salió se fue a vestir y volvió a la cama, donde volvió a su rutina de siempre, besar tu abultado vientre. En lo que el repartía todo su amor a sus hijas, sentías como estás niñas se movían adentro tuyo, y a los pocos segundos ambos pudieron ver cómo tu barriga se movía por los movimientos que ejercian las bebés. Se miraron emocionados y Chan comenzó a cantar.

- ¿Lo sentiste? - Tras haber sentido unas pequeñas paraditas le preguntaste feliz a tu esposo por el suceso recién ocurrido.

- ¿Patearon? - respondió Chan más que eufórico, se acomodo nuevamente y volvió a cantar. Cantando durante toda la noche, esperando a que te pudieras dormir.

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