Único

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Día

Temas: Tiempo de Rehabilitación, Compra de Moto y Patente con la Fecha de Cumpleaños de Asuna

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El atardecer carmesí que a paso lento marcaba el final de todo, no deseaba que se terminara, quería continuar observando el hermoso rostro de su esposa, quien sonreía a pesar de lo inevitable, mientras sus orbes dulces dejaban escapar varias lagrimas.

El castillo rubí en la cima de la cárcel de hierro, en el que estuvieron atrapados por dos largos años inició a destruirse como el resto de Aincrad, el último piso, que no llegaría a conocer se desboronaba en el aire.

—Kirigaya... Kirigaya Kazuto... —habló en medio de una sonrisa al decirle su nombre real —Creo que cumplí dieciséis el mes pasado...

—Eres más joven que yo —rió de manera encantadora —Yuuki Asuna, tengo diecisiete.

Mientras el ocaso avanzaba, repitió una y otra vez el nombre de su amada, hasta grabarlo en su propia alma... la que desaparecería cuando el último pedazo del castillo se volviera polvo.

—Lo siento... lo siento... —tibias lágrimas acompañaron su rota voz —prometí llevarte al otro lado y yo... te falle... te falle...

—Está bien —el llanto se reflejaba también en su amada —Me siento feliz... el tiempo que pasamos juntos, fue el más placentero de toda mi vida... gracias... te amo Kazuto-kun

El espadachín de cabellera oscura se lanzó a abrazar a la joven, quien correspondió el abrazo con la misma intensidad, el cielo pareció explotar en ese instante donde la pureza de un blanco les hizo desaparecer, dejando un "Te amo", perderse con ellos.

Era el final...

=KiriAsuWeek2019=

Sus manos se aferraban con fuerza del par de barras a sus costados, el tono rosa que adoptaban sus manos con cada agarre demostraba cuan decidido estaba en terminar aquel corto trayecto.

Una gota de sudor recorrió su frente y calló en el suelo cuando obligó a su pie a moverse, el inmenso dolor que atacó a esa parte de su cuerpo le hizo detenerse por un segundo, para reprimir una mueca de dolor en su joven rostro. Sin darle más tiempo al dolor a detenerlo dio el paso.

No pude salvar a la persona más importante para mi... —otro paso fue dado.

Su largo flequillo oscuro se encontraba moviéndose con gracia con cada movimiento costoso y forzado que el joven daba... gota, tras gota de sudor demostraba el esfuerzo excesivo que daba con cada paso.

No despertó... por más que espero, ella, su esposa aun dormía en la cama de un hospital.

Con el siguiente paso su pie desnudo tocó la suave colchoneta donde estaba nuevamente aprendiendo a caminar, su cuerpo completo perdió la fuerza, haciéndole soltarse de las barras y caer de manera patética.

La enfermera que le cuidaba se apresuró a llegar junto a él —Kirigaya ¿te encuentras bien? —su voz le decía que estaba demasiado preocupada.

—Seguiré... —habló con decisión, sus huesudas manos y piernas no le ayudaban demasiado a poder incorporarse de nuevo, se negaban a seguir su necedad.

—Lo dejaremos aquí por hoy, mañana podrás continuar ve y descansa —le sugirió con amabilidad.

—¡No! —gritó con fuerza —Debo terminar —la determinación radiaba en sus oscuros ojos, no importaba que se hiriera más en el proceso, deseaba caminar de una vez por todas.

Seré tu fuerzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora