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Narra Lou

Hace dos semanas del incidente.

Dos semanas que se me hacen eternas, aunque hayamos podido volver a casa, sin rastro alguno de Ayno. Cada vez que le llamo la respuesta es la misma y cada vez me siento más cansado.

Incluso a penas puedo conciliar el sueño, sintiéndome cada vez más cansado, débil, desmotivado.

— Lou —le doy la espalda a mi hermano mayor —levantate ya y baja a comer por favor.

— Comeré cuando aparezca Ayno.

— Seguramente lo hayan enviado a otra ciudad y volverá cuando sea la situación que él se encuentre mejor —frunzo el ceño por su falta de tacto —no me malinterpretes. Quizá nos llevásemos mal pero no le estoy deseando ningún mal. Yo también quiero que vuelva si así mi hermano vuelve a ser el que era antes.

— Pues busca a mi novio sin parar hasta dar con él —me giro, mirándole directamente —haz eso por mi. Demuéstrame que realmente no le odias.

— Está bien, lo haré por ti —me limpio los ojos, abalanzándome hacia él, abrazándole con fuerza —pero primero vete a comer. No quiero que enfermes o algo mucho peor.

Asiento sin soltarle, sonriendo porque al fin dejara de ser ese hombre enfadado con el mundo, y con Ayno, y hará lo imposible por buscarle.

Los dos, cuando le suelto, salimos de la habitación, bajando a la cocina donde comemos los dos solos, porque nuestro hermano y Ace están en búsqueda de mi novio.


— ¡Lou! —salgo de mi habitación, mirando a mi hermano mayor —no salgas de casa sin avisarme ¿de acuerdo? Iré a buscar a Ayno al pueblo más cercano. No sé cuanto tardaré pero no te preocupes. Si ocurre algo o se comunica contigo llamame.

Asiento, acompañándole hasta la puerta, viéndole marchar a los pocos minutos, cerrando la puerta, volviendo a mi habitación, acostándome en la cama, durmiéndome por unas horas, despertando cuando casi la luna se hace presente en el cielo.

— Lou —me giro bruscamente, encontrándome con Ace —¿aún no ha vuelto Baron?

— ¿Qué hora es? No.. él todavía no ha vuelto —me siento en la cama, bostezando —me muero de hambre. ¿Tienes hambre?

— He traído pizza para los tres —me levanto de la cama.

Bajamos a la cocina, cenando en silencio, tratando los dos de comunicarnos con mi hermano, sin éxito porque su teléfono al igual que el de Ayno comunica que está apagado o sin cobertura.

— Se habrá quedado sin batería —me encojo de hombros, soltando el último trozo de pizza que me queda —o quizá ha encontrado a Ayno y está cuidándole.

— Eso es raro —bebo un poco de agua, sintiendo mi estomago revolverse —no vuelvo a cenar demasiado. Me.. me en.. encue.. entro fa..

Sin terminar de hablar me levanto, arrastrando con brusquedad mi silla, corriendo al cuarto de baño de la planta baja, ese que cuenta solo con el váter y un lavabo, agachándome en el primero, arrojando todo cuanto hay en mi estomago por varios minutos, enjuagándome el sabor amargo que ha quedado en mi boca.

— No tienes fiebre y la pizza no tenia nada que pueda darte alergia —Ace toca mi frente —seguro que es la tensión de todo lo que sucede. ¿Quiéres que vayamos a urgencias?

— ¡No! —grito, suplicando —voy a dormir un poco.. te.. ¿te importaría quedarte conmigo?

Ace asiente, acompañándome hasta mi habitación.

Quizá en una situación normal no le pediría esto, más que nada porque estaría encerrado con mi hermano en la otra habitación pero tal y como me encuentro agradezco que esté a mi lado, durmiéndome más tranquilo por ello.

Una semana más ha pasado. Baron volvió hace dos días sin noticias nuevas. Jacob y BamBam en alguna ocasión se han pasado por casa después de buscar también. Hemos llegado a llamar a los hospitales y tampoco nadie sabe nada de Ayno.

Y para colmo yo cada vez me siento peor, vomitando todo cuanto como, incluso si tengo el estomago vacio, durmiendo las horas en las que no estoy echando por entre mis labios el contenido de mi estomago.

— Deberías ir a ver a un médico —me aconseja Baron, poniendo una venda húmeda nueva en mi frente —si ese humo te ha afectado el día de la explosión seria lo correcto antes de que empeores.

— No quiero ir a ningún médico solo dormir y que Ayno vuelva cuanto antes.

Baron parece querer decir algo más pero finalmente no insiste, cubriendo mi frente mejor con el paño húmedo, durmiéndome a los pocos segundos, despertándome cuando escucho su alarmada voz hablando y las nauseas de nuevo obligándome a correr al cuarto de baño, expulsando lo inexistente en mi estomago.

— Lou tenemos que ir al hospital —grita mi hermano, entrando al cuarto de baño —¡ya!

— ¡Qué no necesito ir al hospital!

— ¡Para ti no!

Miro confuso a mi hermano mayor, quien no me deja hablar ni preguntar nada más, arrastrándome hasta que ambos estamos en el coche, abrochándome como puedo el cinturón mientras conduce como si no hubiese un mañana, llamando durante el trayecto a su novio, a quien le cuenta rápidamente al hospital al que vamos, sin dar muchos más detalles.

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