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Narra Lou

Dos veces hemos tenido que parar antes de llegar al hospital, odiándome a mi mismo por retrasarnos.

Pero ya si estamos en el hospital, esperando a que alguien nos diga algo y podamos ver a Ayno, quien al parecer hasta hace relativamente dos horas estaba en cuidados intensivos por algo que no nos han dicho con exactitud.

— Puede pasar uno a verle —el doctor, nos sorprende, apareciendo de pronto —y solo por unos minutos.

— Entraré yo —mi hermano y su novio asienten.

Sigo al doctor, sintiendo los nervios despertándose en mi interior al igual que las ya molestas nauseas, aguantándome las ganas de vomitar, entrando en la habitación que me indica.

— Recuerde solo unos minutos —asiento —el paciente debe descansar.

Me acerco a la cama, despacio, sintiendo mis ojos arder de nuevo cuando veo a Ayno, porque evidentemente es él, sosteniendo su mano entre las mías, sentándome en la silla, dejando un pequeño beso en sus labios.

— Amor —sus ojos medio cerrados me miran —¿me recuerdas?

— Claro que.. si —no puedo evitar que caigan las lágrimas —¿por qué lloras?

— Estás.. tu pelo, tu preciosa cara —acaricio despacio sobre las vendas —¿qué te pasó? Te llamé durante días.

— Explotó y el cielo literalmente se me vino encima —me siento en la cama con cuidado —no quiero recordarlo. Supongo que tuve suerte que me sacaron de allí a tiempo.

— ¿Quiénes?

— Dos chicos de nuestra edad. Son un matrimonio que vive en el campo, ajenos a todo lo que prohíbe la sociedad. Geum Hyuk y Hee Jun se llaman. Cuando salga de aquí les agradeceré correctamente.

Asiento de acuerdo con ello, dispuesto también por salvar su vida. Me acerco despacio a su cara, rozando nuestros labios, sintiendo de nuevo esas nauseas, el calor invadiendo mi cuerpo, un fuerte mareo que me hace perder el equilibrio a pesar de estar sentado, escuchando lo último antes de desmayarme el grito de Ayno.


Me pesan los parpados cuando los separo, volviendo a cerrarlos con fuerza cuando la intensa luz me ciega momentáneamente.

Frente a mi, además de las paredes blancas veo a mi hermano, acariciando con calma mi cabello, sonriendo por el recuerdo que eso me trae de cuando eramos pequeños y tenia miedo, haciendo justamente eso hasta que me dormía.

— ¿Dónde estoy?

— Estás en una habitación del hospital —habla en voz baja, señalando a mi derecha —no grites. Le han tenido que dormir porque se alteró mucho al verte tirado en el suelo —miro a mi novio dormido —podrías habérmelo dicho.

— ¿Decirte que? —miro confuso a mi hermano mayor.

— ¿Cómo que qué? Voy a ser tío y resulta que me entero por un médico, una analítica, un desmayo creyendo este tiempo que fue por esa maldita explosión —se altera pero controla —¿no sabéis lo que son los preservativos?

— ¿Estoy..? —asiente, sin rastro de enfado —no sabia que eso pasaría..

— Estás de casi un mes —me explica —por eso sentías tantas nauseas, vomitabas, tu cuerpo no asimila la comida, tienes tanto apetito y sueño. Me ha dado vitaminas que tienes que tomar. También instrucciones. Entre ellas castrar a tu novio.

Me tenso mirando a mi hermano mayor, quien tapa su boca riendo en un tono bajo para no despertar a mi novio.

— Si tuviese fuerza te golpearía por idiota —me acuesto mejor —¿Ayno lo sabe?

— Eso se lo tienes que decir tu —baja de la cama —duerme un poco más. Voy a llevar a Jacob a casa y volveré por la mañana ¿de acuerdo?

— Está bien.

Baron se marcha, quedándome en la habitación con Ayno, quien duerme por unos minutos más, sintiendo de pronto su mirada sobre mi. Me acerco a su cama, acostándome a su lado aunque no sea lo correcto, abrazándome a su cuerpo, dejando un pequeño beso en sus labios, cerrando los ojos cuando sus dedos acarician mi espalda sobre el camisón del hospital.

— Asique vamos a tener un pequeño o una pequeña bebe ¿no? —asiento, mirándole a los ojos —saldrá precioso como tu.

Sonrío, por lo bien que se lo ha tomado, volviendo a besar sus labios, durmiéndome minutos después apoyando mi cabeza en su pecho, sintiendo su respiración contra mi cabeza, sus latinos bajo mi mejilla, ignorando las nauseas, manteniéndome en un placentero sueño del que quiero despertar sintiéndome bien, entre los brazos de mi novio y no corriendo a un cuarto de baño.

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