QUINCE

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Capítulo quince: Fingir amor.





 Miré sus ojos por unos minutos más antes de rendirme y comenzar a desesperarme al no verlo arrepentido o preocupado por mis muecas de desagrado y de enojo

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Miré sus ojos por unos minutos más antes de rendirme y comenzar a desesperarme al no verlo arrepentido o preocupado por mis muecas de desagrado y de enojo.


- no querrás verme enfadada minino irrespetuoso... - le susurré al ver el desastre que había hecho con mis cojines.

-miau.


Siempre me dio miedo eso que el hacía, parecía querer hablar conmigo o contestarme como una persona de verdad.

Habían pasado tres días desde que todo el caos en mi vida había comenzado aún así no podía evitar sentirme triste o fastidiada al no poder estar en Paris con mi madre y mis hermanos. Tuve que cancelar el boleto que le había pedido de apuró a Michelle conseguir, y aunque ya me disculpé con él por hacerlo gastar demasiado he intenté devolvérselo recibiendo una muestra de desinterés por el tema del dinero, solo hizo que me sienta peor, el rubio me preguntó por qué tanto apuró por ir a mi país. Tuve que decirle una verdad a medias, era un tema bastante delicado de tratar y no podía hablarlo. No ahora.

Observé a Porky molesta por décima vez al ver todos mis hermosos cojines hechos trizas, el algodón en su interior estaba por todo el departamento creando un desastre, en mi mano derecha tenía las finas telas de los pequeños almohadones coloridos y en la izquierda tenía una escoba suspirando agotada ya de antemano.


- esto te lo cobraré de tus croquetas- escucharlo gruñir fue algo que me causó gracia pero no lo demostré, no quería que ese gato rosado y pomposo piense que podría salirse con la suya sin represalias.

Cuando estaba a punto de terminar de limpiar escuche mi celular sonar, frunci el ceño mientras dejaba a un lado la escoba y la bolsa en la cual estaba las telas de los cojines y alguna que otra pelusa.


- ¿aló? - contesté sin mirar la pantalla del celular.


- Bella...- la voz de Matthew Butler se escuchó fuerte y clara a través del auricular haciendo que algo en mi tiemble, no fue una reacción que me haya gustado. Simplemente fue algo que me decía estamos en problemas.


- Matthew- le susurré mientras dejaba las cosas de limpieza y la bolsa en el suelo. Me preparé psicológicamente para lo que el estuviera a punto de decirme, es decir, aún no habíamos empezado a fingir, seguíamos en plan jefe-empleada.


- Hola, ¿Cómo estás? - alcé una ceja e intenté reprimir una carcajada pero me fue imposible no soltar una que otra risa.

- Bien... supongo ¿sólo me llamabas por eso? Por qué si es así déjame decirte que con un mensaje era suficiente- lo oí suspirar escuchando algo moverse a través de la línea, como si una silla fuese arrastrada.

- mi madre organizó una cena la semana próxima Bella - me tense al oír esa oración e intenté sonar segura

- que bueno... espero que cenen camarones, dicen que son deliciosos bañados en salsa de tomate.... aunque los langostinos también lo son...

- Bella- me interrumpió mientras oía su risa haciendo que me ponga más nerviosa.

-¿si?


- es hora de que comencemos a fingir esta farsa.

¡No quiero! Mi interior parecía querer salir corriendo mientras que yo intentaba estar quieta y no morir en el intento.

- es muy rápido...- susurré ganandome que él suspiré, no se si fue de fastidio hacía mi o de cansancio.

Voy a tomar la segunda opción.

- lo sé... se que es muy rápido, se que sientes que esto es demasiado pronto. Hasta diría que es una locura pero es algo que acordamos. Tarde o temprano debíamos comenzar a fingir amor- quise decir que no debería de ser así, que podríamos... corrijo que él podía haber hecho todo diferente.

- no se si podré hacerlo Matt.- lo dije, sin titubeos o nervios de por medios. Solté mi miedo más grande en estos momentos dejándome en evidencia.

- se que podrás Bella, se que podrás. Estas más capacitada que yo. Se que si ¿y sabes porqué?


- ¿porqué? -- parecíamos dos idiotas así, dos adolescentes idiotas mejor dicho.


- por qué se que eres capaz de todo Bella. Confío en ti más de lo que confío en mi mismo, por eso se que podrás.


***




- conocer a tus suegros no debe ser tan malo- miré mal a Michelle cuando dijo eso, claro que para él fue algo sin importancia. Sus suegros fueron increíbles con el rubio cuando lo conocieron, hasta diría que lo quisieron más a él que a su propio hijo.

- para ti quizás haya sido lo mejor pero para mí no lo fue...- solo recordar a mis ex suegros tiemblo con pavor, creo que terminar mi compromiso no fue tan malo pensando en no tener que aguantar a esa mujer que se hacía llamar suegra.

- quizás no sea tan malo, ya me dijiste que conociste a la señora Butler, ella siempre fue un amor. Aún recuerdo el día que creyó que era hetero y me quiso juntar con su sobrina- la sonrisa que tiró en los labios de Michelle fue encantadora mostrando el afecto hasta me atrevería a decir el amor que sentía por esa señora.

- ¿y qué hay del señor Butler?- me refería al padre de Matthew y Mich lo sabía muy bien.

- el hombre debería estar feliz de haberse deshecho de esa arpía que tenía por nuera y ahora tener a la mujer más maravillosa en su familia- rode los ojos mientras sonreía viendo los modelos que teníamos que elegir, la selección era complicada todos los que estaban allí parecían adecuados para la apertura de la nueva marca pero solo necesitábamos un par.

- ¿quién es él?- señalé a un chico que me pareció muy llamativo, no solo por su rostro muy angelical ni por su mirada que parecía gritar la palabra pecado sino por su físico. Era robusto, no llegando a ser una persona con sobre peso pero me pareció perfecto para el lanzamiento de las nuevas prendas.

- oh, es el nuevo, Steve Jobs- hasta su nombre me pareció perfecto para la campaña.

- lo quiero en MTV for Miami Michelle. Ese chico se nota que tiene talento y llama rápidamente la atención. - él lo observó y asintió de acuerdo con mi decisión, guardando al chico en la carpeta que tenía a su lado.


- lleva los datos a Butler. - lo miré con el ceño fruncido e hice una mueca.

- ¿y yo por qué? Puedes hacerlo tú fácilmente.

- por supuesto que puedo, pero estoy cien por ciento seguro que tu novio quiere verte a ti y no a un hermoso hombre homosexual - él hizo una pose haciéndome reír mientras que tomé la carpeta de sus manos. Hice señas antes de irme.

- me las pagas.


Recibí un Ajam de su parte y me fui directo hacía la oficina de Butler, presioné el botón del elevador para ir hacia su oficina esperando paciente a que este se digne en subir.


- maldito cacharro...

Cuando llegó las puertas se abrieron ante mí haciendo querer tomarme otro o correr para subir por las escaleras.

Su impresionante y atemorizante presencia hizo que todo mi sistema tiemble, sus ojos azules como el mar estaban con un tono oscurecidos pareciendo una tormenta en pleno proceso, su cabello negro estaba acomoda perfectamente al igual que su impecable traje. Su rostro estaba fruncido marcando a un más su mandíbula perfecta y sus facciones bien definidas. Él se veía aterrador, era como el diablo personificado.


- ¿Va a subir o se quedará ahí parada señorita? tengo cosas más importantes que hacer- su voz sonó como la del actor de Terminator, tosca, ruda y aterradora.

- c-claro señor- subi y toqué el botón del piso diez, cuando se cerraron las puerta ambos estábamos callados esperando pacientemente llegar hacia nuestro destino.

- Usted es la directora de diseño de la compañía ¿no es así?-no supe que decir solo asentí esperando que él no me hable, ya que me transmitía miedo. - vi su trabajo el año pasado en la pasarela de Nueva York, me pareció muy bien hecho...

Sonreí para mis adentros intentando no emocionarme demasiado, me gustaba que la gente reconozca mi trabajo, como a cualquiera seguramente.

- pero lástima que le haya faltado empoderamiento- quedé muda ante eso borrando cada emoción alegre de mi cuerpo.


-¿disculpe?- susurré ganandome una mirada muy profunda de ese hombre.

- su trabajo es bueno, lo admito, pero si sigue así, limitándose a lo que sabe, lo único que conseguirá en su vida será un maldito estudio sin ofertas de crecimiento quedando en el olvidó.

El sonido de las puertas del elevador al abrirse fue lo mejor que me pudo pasar en la vida, sentía mis ojos húmedos, sabía que si seguía metida ahí adentro iba a llorar.


- esperó que aprenda a no limitarse señorita Feraud. Limitarse solo es para idiotas con miedo, y para ser sincero yo no la veo como una mujer con miedo.

Quise repricar pero él salió del elevador caminando a un paso seguro y firme hacía donde estaba Felisa haciendo que esta se ponga blanca como un papel y borré la sonrisa que tenía en su rostro.


Ella no podía estar saliendo con ese hombre, Felisa era demasiado dulce para él. Demasiado inocente y tierna. Ya que Mikael Floyd es el diablo y de eso estoy segura.




***




Trató Señor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora