Al ver a Lena desaparecer hacia el norte, Kara saltó desde la ventana para aterrizar no muy lejos de donde había estado atado su caballo. Bajo sus pies la fina capa de hielo que cubría el suelo se rompió en pedazos. Empezó a correr detrás de ellos, pero las placas que se iba encontrando en su camino impedían que corriera más rápido y la distancia iba aumentando hasta que, finalmente, los perdió de vista en mitad de la noche. No podría seguirles el rastro en medio de la oscuridad. Lena Luthor se le acababa de escapar delante de sus narices.
Frustrada, dirigió sus pasos de vuelta al viejo y solitario edificio de piedra y madera dispuesta a encarar al tal Otis Graves por cometer delito de traición a la corona y dar cobijo a una criminal.
Dentro, una mujer había aparecido y parecía estar discutiendo con Otis. Kara se acercó e interrumpió a gritos la conversación.
- Mi señora, le juro que mi hermano no sabía quién era. - lo defendía una tal Mercy Graves, hermana del posadero.
- Hasta que no amenacé a tu hermano no mostró ningún interés en soltar prenda. Eso es obstrucción a la justicia.
- Por favor, perdone a mi hermano. Se pensaba que usted no era más que una cazarrecompensas normal y corriente. Si hubiera sabido quién erais, ¿verdad que se lo hubieras contado todo, Otis?
- Claro, claro. Mi señora, lo lamento muchísimo. - respondió Otis rogando por piedad bajando la cabeza.
Kara, harta de aquel par, se masajeó las sienes.
- Si tenéis información, os perdonaré el castigo.
- No dijo mucho. Siempre estaba sola y alejada del resto. - le respondió rápido Otis mientras Mercy intentaba recordar si la mujer había dado alguna pista.
- Algo mencionó sobre el oeste. Preguntó si quedaba muy lejos el desfiladero. Es la ruta que alguien que quiere esconderse elegiría para cruzar las montañas.
- Si se dirigía hacia el sur, entonces era su mejor opción. - reflexionó Kara. - La información es buena. Por esta vez, se os perdona el castigo, pero es la última. Y, por cierto, quiero una habitación para poder pasar la noche.
- Por supuesto, mi señora. Si es tan amable de acompañarme. - le respondió Mercy con una sonrisa haciendo una reverencia y un gesto para indicarle que la siguiera.
Subieron las viejas escaleras de madera y la guio hasta la habitación que se encontraba al final del largo pasillo que conducía a las habitaciones. Abrió la puerta y le cedió el paso para que entrara primero Kara. Una vez dentro, le indicó dónde estaba el aseo y todo lo que pudiera necesitar.
- La mejor habitación de nuestra humilde posada para nuestra princesa. En seguida le subo la cena. - le dijo Mercy antes de desaparecer tras la puerta.
Kara se paseó por la habitación. Había una pequeña mesa con una silla, una cama individual y un pequeño ropero. La cama parecía cómoda. Seguro que después de dormir semanas a la intemperie, aquello sería la gloria. Vio que en el baño había una pequeña tina. Después de cenar, se daría un buen baño para quitarse la suciedad del camino.
Se quitó las botas buscando estar cómoda y colocó la silla en frente de la ventana desde la que se podía ver el mismo camino por el cual había visto desaparecer a Lena. Podía notar como el clima había refrescado una vez cruzadas las montañas. El paisaje del norte estaba decorado por algo más de vegetación en esa región con pequeños pinos de apenas dos o tres metros de alto esparcidos por todo el lugar. Sin embargo, si por algo se distinguía esa región era por ese relieve tan característico: pequeños y suaves turones configuraban el lugar dando la impresión de ser un mar congelado. Lena Luthor se los conocía bien y los había usado para darle esquinazo.
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Dioses y guerras [Supercorp AU]
RomantikLa Casa de El se había pasado veinte años luchando contra los rebeldes Luthor que se negaban a cerder ante ellos. Kara, como pincesa, acababa de ser enviada al territorio enemigo para controlar los avances de los rebeldes. Lena había viajado para cu...