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ADIOS, LYNN


ADAM

*Medicine - Daughter


No alcanzan a pasar cinco minutos desde que llegué cuando el timbre suena. Se quien es. Maldito Alex.

Abro la puerta y no alcanzo a invitarlo a pasar cuando él ya me ha hecho a un lado y ha entrado.

—¡Claro, pasa! ¡Adelante! ¡Bienvenido! —ironizo con la mano en dirección al interior.

—¿No crees que...?

—No —espeto, rápido al tiempo que cierro la puerta. Se lo que va a decir «¿No crees que te has pasado?», «¿No crees que la has cagado?» —. No lo creo.

Se pasa la mano por la cara y tarda en decir algo.

Espero.

—Creímos que lo mejor era darte espacio. Los rumores corren rápido y sé que no te gusta hablar de tus asuntos —Y mientras habla, voy a la cocina por unas latas de cerveza. No tiene pinta de querer irse. Alex viene detrás—. Lo que te hizo la pasante fue una soberana mierda y no queríamos tocarte el tema porque...

—Que no fue infidelidad, joder. Ustedes parecen un club de viejas cincuentonas que no hacen más que contar chismes. Son peor que las vecinas del piso de arriba que husmean en la terraza.

—William cree que tu ego no te deja admitirlo y...

—¿¡Y tu de cuando crees en lo que dice ese crío de mierda!? —espeto, indignado.

—Entonces, ¿cuál es la razón? —Siento un escalosfrío.

Me siento intimidado por una pregunta tan simple.

Tardo en contestar.

Desvío la mirada hacia el modular donde hay una foto mía, cuando recibí un premio en la universidad. Ahora, me siento estúpido por esas fotografías solitarias. No valen nada.

Tomo aire.

—Está enferma —confieso, rendido, con las manos apoyadas en el mesón y la cabeza gacha.

Silencio.

Alex toma asiento en uno de los taburetes que está al otro extremo de la isla. Tampoco se atreve a decir algo por un breve instante que parece ensordecedor.

—Enferma —repite.

No contesto. Le deslizo una lata de cerveza y él la ataja. Por un momento, lo único que escuchamos es el sonido de las latas abriéndose y llenando los vasos.

No dice nada por un instante.

—¿Es gripe?

Niego con la cabeza.

—¿Es grave? —insiste, tras un sorbo.

Tardo en contestar.

Mis labios no saben como articular las palabras que pienso. No puedo decirlo. Apenas puedo pensar en ello.

—Necesita un trasplante —otra pausa —. Uno de corazón.

Más silencio.

Más cerveza.

Alex tamborilea los dedos contra la madera. Hay tanto silencio que puedo escuchar el sonido de mi propia respiración.

—No lo sabía, lo siento.

Fuera de contrato - EN FÍSICO A PARTIR DEL 18 DE AGOSTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora