Sociópata

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Mi nombre es Brett Morton. Soy un psiquiatra con más de 20 años de experiencia en el ejercicio de mi carrera. Vivo con mi hijo Henry de 5 años y mi esposa en Boston.

Pero eso no es lo importante de lo que quiero contar, era verano y mi esposa y yo decidimos visitar a su familia en Nueva York por el cumpleaños de uno de mis sobrinos. Pero desearía no haber ido. Yo no pude ir a aquella fiesta porque ese día que llegamos allá, tuve que regresar a nuestra casa por cuestiones de trabajo, así que mi esposa y Henry se quedaron y fueron a la fiesta.

Ese día no supe que pasó durante la fiesta, cuando me llamó ese policía no me quiso decir que había sucedido, pero yo me imaginé lo peor. Y de las tantas cosas que me pasaron por la cabeza en ese momento, si había sucedido una, mi hijo estaba desaparecido. La última vez que lo vio su madre fue antes de voltearse porque algo sucedió durante esa fiesta, pero nadie supo como o quien había sido. Mi esposa solo me dijo que cuando llegó la policía, dijeron que estaban revisando las cámaras de seguridad pero no encontraron algo relevante.

Pasó una semana. Yo regresé a Nueva York y me enteré detalladamente de  lo que pasó. La policía solo decía que las investigaciones estaban en curso y que fuera paciente. Pero quien podría ser paciente bajo una situación de estrés de esa magnitud. Hasta que un día llegó un policía porque estaban investigando en los alrededores de la casa por si de alguna manera daban con el responsable y también entrevistaban a los vecinos por si habían visto algo.

En efecto, un niño, de nombre Jake, hijo de los vecinos, vio un auto parado en frente de la casa la tarde anterior mientras Henry jugaba en el jardín, pero no pudo dar más información. Describió un auto negro y un sujeto con gorra y chamarra azul, pero no logró ver la matricula del auto. El policía parecía sorprendido, pero no dijo nada más, me pidió algo que tuviera el olor característico de Henry para la policía canina y entonces se marchó.

Algunos días después, la policía se volvió a comunicar conmigo diciendo que ya habían encontrado a mi hijo, y que acudiera a la morgue para identificar el cuerpo. Mi esposa y yo acudimos pero ella no tuvo el valor de ver el cuerpo, así que ella salió de la sala y yo vi el cadáver de mi hijo. La forense sólo me dijo que la causa de muerte fue asfixia por unas piedrecillas alojadas en su garganta.

Contuve la rabia que me devoraba por dentro, en realidad quería decir y hacer tantas cosas que logré contener, el policía solo me observaba y cuando me salía de la sala de identificación solo sentí que me miraba fijamente.

Las investigaciones siguieron. Pasaron varias semanas más y nuevamente el policía llego a mi casa, pero ésta vez llego diciendo que ya tenían al culpable del homicidio de mi hijo. Yo estaba deseoso de saber quien era pero a la vez no quería saber, no importaba quien fuera, solo pensaba en matarlo, en que si hiciera justicia.

Cuando el policía al fin se decidió a decir quien era, todo comenzaba a tener lógica, aunque no se sabía la razón. Desde el inicio, parecía solo ser un juego de niños, nada daba indicios de del homicida, hasta que hallaron el cuerpo e hicieron la necropsia.

Unos días después me llamó otro policía diciendo que necesitaban que me presentara en la estación de policía local. Sin preguntar agarré mi auto y maneje hasta el lugar. Me pasaban mil cosas por la cabeza. Pensaba qué decía mi hijo antes de morir, por qué es que éste chico lo había matado, y entonces recordé un acontecimiento de unos meses atrás.

La madre del chico, estaba angustiada por la conducta de su hijo. Sólo tiene 8 años, así que no se le puede hacer un diagnóstico psiquiátrico rápido debido a su edad. Así que le recomendé un campamento para niños con problemas de conducta, yo no supe más, pero al parecer ella decidió llevarlo sin pensar.

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⏰ Última actualización: Oct 10, 2012 ⏰

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