Cap 2

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La luz del sol entrando por la ventana de mi cuarto me hizo despertar.

Me había dormido con el celular en la mano esperando a que Edward me hablara aunque...eso nunca pasó.

Me sentía un poco tonta por haberle creído a aquél chico que me había deslumbrado.

Demasiado guapo para ser verdad, esas palabras se repetían en mi cabeza una y otra vez.

Miré por última vez la pantalla de mi iPhone y decidí dejarlo en la mesa de  luz mientras salía de la cama para tomar una ducha.

No tenía ganas de hacer absolutamente nada, era como si hubiera tenido una real decepción amorosa por aquél chico.

Estaba haciendo totalmente todo sin ganas hasta que me di cuenta que esta no era yo, tenía que dejarlo pasar, tenía que sacar su sonrisa y su voz de mi mente, su olor tenía que desaparecer con mi perfume, simplemente  debía bloquearlo, bloquear todo lo que me recordara a él, solo lo vi una vez, no pasaría nada.

Mientras tanto, mestaba quedando en el departamento de mi amiga y sabía que ella estaría esperándome en la cocina con desayuno listo, así que decidí arreglarme rápido y casual.

Unos jeans, blusa rosa holgada y un blazer negro, debo decir que la mayoría de mas veces usaba rosa, negro ó blanco, ya era costumbre.

El clima ayudaba a mi vestuario, aunque había sol, el cielo se veía nublado, como yo, podía sonreír pero seguía triste por lo que no fue.  

Tomé mi celular antes de salir del cuarto  para encontrarme con Elizabeth, tenía la esperanza muy dentro de mí ,de que él llamara, aunque lo tratara de negar era cierto, esperaba con ansias su llamada.

Ya ayer había saludado con todo mi cariño a la chica sentada en la mesa viendo directamente a mí dirección.

Tenía el cabello castaño, la piel blanca como si estuviera maquillada al igual que los vampiros de crepúsculo y unos ojos parecidos a los míos en lo expresivo.

Estaba espectante a la espera de mis palabras, se podría decir que era mi hermana, a la falta de una de sangre, ella se había ganado totalmente el titulo sin dudarlo, 20 años compartiendo absolutamente todo, hasta que ella se vino a estudiar a Londres.

-Y bien- sus ojos marrones chocaron con mi rostro. –Nada nuevo de ese chico misterioso, verdad- Negué rotundamente y tomé asiento a su lado.

Decidí no hablar del tema, tal vez ya estaba todo perdido y no tomaría el primer paso hasta él, no le mandaría un mensaje, sabía que no lo haría, no quería verme como una tipa rogona.

Simplemente pensé que las cosas pasan por algo y que todo llega a su tiempo, no tenía por que desesperarme, no tenía 30, solo 8 años menos.

-Necesito ir a una plaza que esté cerca de aquí para comprar ropa- me senté para hacerle compañía.

Bajé mi mirada al plato por dos razones, la mas importante, quería saber que había echo de comer y al parecer esos huevos con tocino a mí merced no se veían para nada mal y la segunda, sencillo, no quería que notara la tristeza en mi rostro.

Tenia unas cuantas cosas que preguntarle y que proponerme pero primero lo primero , así que empecé a comer para poder hablar.

–Quisiera quedarme a vivir aquí por el resto de mi viaje, solo serían unos meses, así que...tú…¿Qué dices?- en verdad ya no me quería mover de Londres por los seis meses que me quedaban, ya había gastado los otros seis en Italia, Alemania y Francia así que estaría completamente a gusto aquí, en este departamento tan amplio, cómodo y sobre todo que mi amiga está habitando para compartir con ella todo.

-¡Me parece perfecto!- saltó de su asiento y me jalo con ella para poder abrazarme.

Una carcajada salió de mi garganta por su reacción, siempre era tan alegre y gritona.

–Puedes decorar el cuarto como tú gustes, hacer fiestas cuando quieras siempre y cuando me invites y sobre todo, presentarme a chicos guapos que conozcas en algún lado y que no les hayas puesto el ojo- mi risa inundó toda la habitación a causa de sus palabras.

Esta mujer sí que estaba loca.

-¡Estoy tan feliz! No quiero entrometerme en tu trabajo en el tiempo en el que este aquí, te prometo me mantendré lo más alejada posible cuando llegues a casa y lo hagas- dije solemnemente levantando una mano en forma de promesa.

Ella trabajaba en una empresa como directora del área de marketing internacional, así que tenía un gran peso en sus hombros y no quería distraerla por nada del mundo.

–Te prometo que esos seis meses serán los mejores de tu…- el sonido hizo que mis palabras se cortaran y no pudiera terminar de decir lo que quería.

Me di cuenta que el sonido provenía de mi celular, se mantenía soñando y vibrando en el comedor, tal acto hizo que las dos volteáramos instantáneamente a vernos.

Ahí fue cuando los nervios estaban apoderándose de cada centímetro de mi cuerpo. 

Me incliné solo un poco para ver quien llamaba, la curiosidad y la incertidumbre me mataban y casi me desmayo al ver su nombre en la pantalla.

-Es él- la voz suave y calmada de mi amiga se encontraba totalmente en lo opuesto.

Los ojos de Elizabeth se abrieron lo más que se pudo y me vio con una expresión de nerviosismo al limite.

Asentí ante sus palabras para afirman aún más lo que me había dicho.

Tomé el celular en mi mano y deslicé mi dedo por la pantalla.

-Si- mi voz salió un poco quebradiza, tenía que demostrar más seguridad en mis próximas palabras.

No debía dejar que mis nervios nublaron mi vista y mi concentración.

-Lo siento- era él.

La llamada que había esperado por un día , había llegado y toda mi seguridad se fue al demonio cuando escuché su voz.

No podía creer que ese chico estaba del otro lado del teléfono , no tenía ni la más mínima idea de lo que le diría.

Al parecer el si lo sabía y una disculpa ya había llegado a mis oídos, solo quedaba seguir adelante con esto.

Undercover || H. S.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora