"The most beautiful discovery true friends make
is that they can grow separately without growing apart."
– Elizabeth Foley
Dicen por ahí que hay momentos cuyo valor no apreciamos, si no hasta que se vuelven recuerdos. Momentos simples, momentos cotidianos, momentos que en su momento damos por sentados, y que al pasar el tiempo comienzan a resurgir en la memoria, tiñendo de nostalgia un día cualquiera.
El sabor de la comida de mamá. Los caprichos infantiles consentidos por los abuelos. Las caminatas por las calles de la lejana ciudad natal. Una tarde de lluvia y películas con amigos. Trasnoches de estudio y charlas sobre todo o nada. Las risas compartidas. Las lágrimas también. Los abrazos dados y los que quedaron pendientes. Situaciones que no revisten mayor esplendor al momento de ser vividas en presente, y sin embargo, al volverse pasado el tiempo las bruñe como a la plata antigua, sacándoles el brillo que antes no se apreciaba. Volviendo presente el pasado a través del recuerdo.
Con el correr de los años, Oikawa, Kuroo y Daichi solían charlar a menudo sobre esos valiosos momentos pasados. Se juntaban a recordar "los buenos tiempos" como si fueran jubilados retirados, conversando en el porche del asilo de ancianos.
―Ayer leía un texto interesante ―les contaba Kuroo en una de esas oportunidades, con enormes jarras de cerveza ante ellos―. En español "Recordar" deriva del latín "Re" (otra vez) y "Cordis" (corazón). En inglés "aprender de memoria", es decir, recordar, se dice "Learn by heart", y en francés, "Par coeur".
Los otros dos lo escuchaban atentos, a sabiendas de las charlaras filosóficas al azar con las que surgía Kuroo de tanto en tanto.
―Ajá... ―asintió Oikawa―. ¿Y?
―Que entonces recordar algo significa que vuelve a pasar por el corazón ―probó su cerveza mientras observaban en la pantalla gigante el partido en el que jugaban sus amigos, a miles de kilómetros de allí―. Suena romántico y nostálgico, ¿no?
Sus dos amigos se miraron y asintieron.
―En ese caso dejemos de recordar a Ushijima ―pidió Oikawa, pues había estado hablando del tipo en cuestión minutos atrás―. No quiero que ese ser nefasto pase por mi corazón.
Daichi solo sonrió y también probó su cerveza. Juntos continuaron viendo el partido, alentando a sus amigos, recordando cuando los cinco estaban codo a codo en la cancha, compartiendo el momento.
Recordar no solo significa tener presente en la memoria a una persona o un instante pasado; significa también que "está volviendo a pasar por el corazón". Porque cualquiera sabe que la memoria funciona en el cerebro, pero también se sabe que hay recuerdos que se alojan en el corazón; recuerdos que de vez en cuando resurgen para avisarnos que siguen ahí, abrigándonos con su calor en el rincón del pecho donde el pensar se vuelve sentir, donde los que estuvieron, están y ojalá siempre estén, se vuelven eternos...
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Cinco años más tarde...
La vida continuaba.
Eso, al menos, era lo que se decía Tooru mientras estiraba el brazo sobre las sábanas de la cama, solo para encontrarla fría y vacía a su lado.
Giró sobre su espalda y se quedó mirando el techo, aún soñoliento. Se podía oír el alegre canto de los pájaros al otro lado de la ventana de su dormitorio, mientras la luz de una brillante mañana primaveral de finales de Abril se filtraba por las cortinas, invitándolo a disfrutar de un nuevo día.
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El Club de los 5 - Haikyuu!!
FanfictionLos chicos de tercero dejan atrás la preparatoria y entran a la vida universitaria. Oikawa se muda a Tokio sin Iwaizumi, tras haberse declarado torpemente y sin saber la respuesta. Allí descubre que sus nuevos y ruidosos vecinos son Kuroo y Bokuto...