Único

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Viendo hacia el suelo… ¿Suelo? ¿En realidad así se llama?, no lo sé, solo veo luces y pequeños puntos moviéndose bajo de mi… sonrió con gracia, siempre diciendo que no podía soportar las alturas, que sufría de vértigo y ahora, ni siquiera sé a qué piso me encuentro pero no puedo distinguir a un camión de un carro, mucho menos a las personas. Otro pasó.

-Estúpida.

Otra lagrima… a veces otro miedo es el que te cura del anterior, este es mi caso. Otro pasó.

-Maldita perra. Grita. –Ordena.

Solo quiero desaparecer, miro otra vez al cielo y veo a la luna de un color escarlata y sonrió con tristeza, si esta igual que yo, sangra.

Un golpe más fuerte rompe su mejilla y su ojo se inflama.

Esta es mi única salida, si, lo único que me hará sentir mejor y me sacara de este terror, toco mi vientre plano, tengo miedo, todos apuntan y critican sin ver mi punto de vista. Otra lagrima y otro pasó más.

-Eres un monstruo Usagi.

Si, lo era. ¿Qué más da? Miro de nuevo hacia abajo y todo parece tan armonioso, porque el mundo sigue girando aún si tú no estas bien, todos tienen una vida y yo quiero perder la mía ahora mismo.

Una penetración ruda quita la pequeña tela de virginidad mientras un aullido sale de su boca, trata de huir de la realidad, quiere pensar que es un sueño pero su vientre le dice lo contrario.

-¿Por qué? –Grito intentando vanamente obtener respuesta. Me tomo la cabeza con fuerza por las imagines vienen a mi mente.

Pezones casi a punto de sangrar, un vientre lleno de sangre, ropa rota, su cabello cortado por burla de su atacante.

Toco ahora mi cabello sobre mi hombro y vuelvo a aullar de dolor.

-Qué bonito cabello... – la expresión del hombre era de sorna mientras veía el pelo dorado tan cuidado de la chica que llegaba al su cintura. –Que lastima que lo amas tanto.

Mi cabello siempre fue algo que cuidaba, siempre lo presumía y ahora… tan corto… como mis alas, me las han arrebatado. Me han arrancado la vida, en tan poco tiempo.

Miro al cielo y veo una estrella y lo recuerdo… la única persona a la que ame, que me amó, me defendió y sin pensarlo se abalanzó contra quien fuera.

-Que lindos… dos niños.

Hasta el último momento fue mi salvador.

-Seiya.

Una pelea corta, tenía las de ganar el joven que pateaba a su contrincante pero no se había percatado del arma de fuego, él no pero la chica sí.

-Un arma… CUIDA… -No termino su frase antes de ver los sesos de su amado esparcirse por el cemento y un poco hacia su cara. –No… No… No.

-SEIYA. –grito con todas mis fuerzas, ja! Como si eso fuera a revivirlo, pero dejó caer mis lágrimas.

-Es tu culpa que mi hermano haya muerto. –El mayor de los Kou explotó.

Adiós Donde viven las historias. Descúbrelo ahora