Almas Gemelas (Saeyoung ×MC) [Terminada]

XXI

Narra Saeran

¿Que debía hacer? ¿Era tan necesario? ¿Por qué mi salvadora quiere eso?

Yo... Nunca llegue a sentir algo por ella, solo lo hacía por mi salvadora y ahora me dice que tendría que matarla ante cualquier inconveniente.

No quería volver a estar solo, MC era un soporte para no pensar en Saeyoung.

Pero, desde hace unos meses él ya no ha entrado a la RFA, tal vez es un alivio ya que así no tendré más inconvenientes por él o a lo mejor estoy... ¿Preocupado?

—¿Qué estupideces pienso? —me reí ante mi anterior pensamiento.

Ya no era ese estúpido niñito que corría a los brazos de Saeyoung al ver a mi madre; ese niño que se enfermaba a cada rato y era amarrado sin alimentos.

El débil era Ray, yo no.

—Bueno, fue divertido mientras duró —metí la última bala en el arma y la guarde.

Cualquier mala acción o traición hacia mi salvadora debía ser castigada, MC no era la excepción.

Narra Seven

Al día siguiente

Miraba impacientemente los pasillos para poder ver a MC, necesitaba más pistas o alguna solución a lo que me había dicho ayer.

Si es que mi hermano había hecho eso, debía tener alguna razón, él no lo haría porque sí.

Al verla, me intenté acercar pero ahí lo ví, ví a Saeran a su lado.

Narra MC

—¿Por qué me sigues? —lo mire de reojo.

—Te cuido.

—Pues no es necesario —a la lejanía pude ver a Mary, debía evitar que Saeran la viera—. ¿Sabes?

—¿Qué pasa?

—Acabo de recordar que olvide algo en un salón, ¿Me acompañas?

—¿Y ese cambio? —alzo una ceja.

—Quien te entiende, vamos —tome su mano y lo jale hasta alejarnos de Mary.

Aún no era momento de que se vieran.

Narrador

Cuando MC se alejo, Seven suspiro.

Le había salvado.

Por un momento iba a darle un puñetazo a Saeran por haberle hecho eso a su amiga.

Miro a otra dirección y vio a Yoosung.

Decidió acercarse.

—¿La viste?

—Venía con Saeran.

—Um... Supongo que no habrá oportunidad.

—Sí la hay, no traía uniforme así que no se quedará. Podremos hablarle en clase.

—Pues hay que darnos prisa.

(...)

—¿Puedes reconsiderarlo?

—¿No quieres que tu novio este aquí? —dijo burlonamente.

—No, no quiero.

—¿Planeas traicionarnos? Recuerda que yo obedezco órdenes y una de ellas —saco su arma de su chaqueta y le apuntó—... Es asecinarte. Pero soy alguien bondadoso y no lo he hecho —dijo, mientras suavizaba su expresión, pero en su mirada se transmitía lastima.

—Hazlo, no me interesa —frunció el ceño, desafiandolo.

—¡Oh, no, no, no! —negó y sonrió ladinamente—. Necesito que hagas algo.

—Me niego.

—¿No quieres saber quién es en realidad tu amiguita Mary Vanderwood?

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Marintia-chan