-Capítulo 14-

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Heather Peterson.

Las luces están apagadas, pero aún así se escucha un murmullo en el piso de abajo. No me molesto en bajar a ver qué pasa, ya que probablemente son mis hermanos hablando o discutiendo por algo.

Son las 11:45 y aún así no he podido pegar un ojo. Cada vez que intento dormir las luces de las patrullas al rededor de la casa de Allek me despiertan.

Ya me he asomado dos veces, pensando que él había llegado, y ellos lo habian traído. Pero luego veo el escenario de siempre y me acuesto otra vez.

Estoy arropada de pies a cabeza, a pesar de que ya no hace frío, aún así me gusta a cobijarme. Y más hoy, un día en el que he sentido tanto el peligro. Estar así me hace sentir protegida.

Me quedo mirando hacia la inmensa oscuridad del techo por un buen rato, hasta que me tocan la puerta repetidas veces.

Por favor, que sea una buena noticia》es lo primero que pasa por mi mente.

Me levanto de mi cama, y de un brinco prendo el bombillo, y abro la puerta.

Me encuentro con Anto y una inmensa sonrisa en su cara, lo que me hace instantáneamente sonreír a mí.

 Antonella me da un abrazo.

Son buenas noticias.

—Yiyi, Allek está bien, y está aquí.

Mi corazón da un brinco de emoción, Allek está bien, o sea, no le paso nada, gracias Dios.

—Oh Dios mío, no me lo puedo creer. ¿Ya lo viste? —le pregunto sin abandonar su abrazo aún.

—Te digo, está aquí.

—¿Cómo que aquí? ¿En la casa? —pregunto confundida. Allek llegó sano y salvo, y ha decidido venir a verme. Estoy sonriendo tanto, de la alegría, que creo que se me podría ver la dentadura completa.

—Que sí, está abajo esperando por ti.

No sé qué me causó más alegría, si escuchar que Allek está bien, o que estaba abajo esperándome.

Dejo de abrazar a mi hermana, y bajo las escaleras.

Al llegar a la sala veo a Allek sentado en el mueble.

No puedo evitar sonreír al verlo.

Él tampoco oculta su sonrisa, y su sonrisa no oculta su hoyuelo.

Me fijo en que tiene una gasa en el brazo derecho, lo que me preocupa bastante.

Él se levanta del mueble, y camina hacía donde mí sonriendo sin mostrar los dientes. La emoción me gana, y lo abrazo con toda mi alegría, cuidando de no hacerle daño en el brazo.

—Allek, me preocupaste un montón —le digo susurrando, mientras lo sigo abrazando. Me encanta abrazar a Allek, sus abrazos son tan confortables. 

Después de un día tan horrible como el de hoy, abrazar a Allek, es como un regalo. 

No estoy segura de mis sentimientos por él, pero de que lo quiero, lo quiero. 

—Te juro que no fue a propósito —dice Allek, y escucho como se le escapa una risilla nerviosa. 

Me resulta cómico que él bromeé con eso, después de todo, lo que yo imagino, que le paso. 

Allek empieza a pasar su mano por mi espalda, lo que hace que todo el abrazo sea más caluroso. En el momento en que nos separamos, pongo mis manos a los lados de su cara, y lo comienzo a examinar con una sonrisa. El frunce las cejas ante mi rara actitud, pero aún así no puedo ocultar la gracia que le causa la situación. Así que me sigue el juego, y también pone sus manos en cada extremo de mi barbilla, sosteniendo mi cara.

¿Destino o casualidad?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora