flaming hot cheetos 22

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"¿Puedo besarte?" mis manos recorrieron un camino desde sus hombros hasta sus mejillas. Una leve risa salió de entre sus labios.

"Puedes hacerlo las veces que desees" me sonroje ante sus palabras.

Con su agarre en mi cintura y la cálida miraba que me lanzaba siempre que lo miraba a los ojos me hacían sentirme en las nubes. Los latidos de mi corazón eran impredecibles, antes mi pulso estaba dentro de los parámetros de normal pero después de que Jimin me dijera que podía besarlo cuando se me pegara la gana mi pulso aumentó descaradamente.

Nunca lo había imaginado diciéndome tal cosa. Imaginaba besos robados y románticos pero nunca me imaginaba lo anterior al beso. Solo imaginaba que lo besaba.

Ahora puedo besarlo, las veces que quiera y cuando quiera.

Sentía mariposas en mi estomago. Y su aleteo se hizo aún más fuerte al momento de unir mis labios con los suyos. Quería retorcerme por la fuerte sensación que Jimin causaba en mi.

Nos separamos lentamente y compartimos una risa nerviosa.

"Tendré que acostumbrarme a todo lo que le pasa a mi cuerpo cuando te beso" su voz ronca hizo eco en mis oídos, enviando descargas por todo mi cuello. "Siento que dejó de respirar."

"Siento que me dan taquicardias cuando me besas..." susurre apenada.

Sentí la presión de sus labios sobre los míos. De nuevo las mariposas me hacían imposible el no sentir ganas de retorcerme. Mi corazón no disminuyó su pulso acelerado.

"¿Quieres que muera?" pregunte sin aliento cuando nos separamos. El soltó una carcajada.

"No" rió. "Solo me gusta besarte."

Me sonroje al escucharlo decir eso. Baje un poco la cabeza mientras escondía una gran sonrisa. Reí nerviosa.

"Me gusta lo que me haces sentir, Hana."

Mierda, no lo hagas.
No lo hagas.
¡No lo hagas!

Me cubrí la cara con mis manos. Sentí mi cara arder, como si tuviera fuego bajo la piel.

Me había hecho una bola de nervios y timidez. La risa de Jimin rebotó entre las paredes de la habitación. Tomo mis muñecas y las jaloneo para evitar que siguiera cubriéndome la cara.

"¡Ya! Déjame verte" exclamó entre risas. "Al menos deja de tapar tus labios..." sentí su respiración en mi oído. "...Quiero besarte otra vez."

Ahogue un grito en mis manos. Me escondí en su pecho aún cubriéndome la cara.

"Ya basta..." susurre.

"Te pones linda cuando te sonrojas, ¿lo sabias?" rodeó mi cintura con sus brazos. "¿Me vas a dejar verte?."

"No" negué hundiéndome aún más en su pecho.

No era de las personas que se ponían rojas cada vez que le decían algo, que me sonrojara era bastante raro. Escondía mi sonrojo de Jimin porque era vergonzoso. De seguro estoy hecha una manzana.

"Bien" contestó son su voz ronca y dejó caer sus brazos de mi cintura, dejando de apretarme a él.

La ausencia de su agarre en mi causo que mi corazón se sintiera abandonado. Quería que siguiera apretándome a él sin dejarme ir a cualquier otro lado, ni siquiera ir a sentarme a mi cama.

Lentamente baje mis manos por su pecho hasta tomar sus muñecas y llevar sus brazos a mi cintura, después hice lo mismo escurriendo mis brazos por su cintura y apretándolo fuerte. Tenía mi mejilla pegada a su pecho, escuchaba sus latidos. Eran un poco calmados pero no latía demasiado fuerte.

"No me sueltes..." obtuve una pequeña risa burlona de su parte.

"¿Qué si lo hago?" pregunto con un tono divertido.

"Solo... no lo hagas."

Estuvimos parados ahí durante mucho tiempo, se nos había ido de las manos. Tenía los ojos cerrados mientras me arrullaba con los latidos de su corazón. Jimin había empezado a ladearse de un lado a otro, como si estuviera meciéndonos a ambos.

"¿Qué haremos mañana?" salió un hilo de voz de entre mis labios, me aclare un poco la garganta y levante mi vista conectado mis ojos con los de Jimin. "Volverás a la escuela y los chicos querrán saber..." me callo con un beso.

"Mañana lo resolveremos, ¿si?" asentí.

Continuamos permaneciendo ahí, haciendo lo mismo. Jimin de vez en cuando depositaba un beso en mi frente, cambiando de lugar cada vez que lo hacía.

Mañana, si nos besamos enfrente de las narices de los chicos querrán saber qué ocurre.

¿Qué?
¡Se acaban de besar!
¡Lo sabía!
¿Y pasó con Yuna?

Oh. Dios.

¡HWANG YUNA!

flaming hot cheetos [Park JiMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora