Capitulo. 37

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Cabalgar por el pueblo en compañía del señor Archer sin duda atraía las miradas de las personas, pues el caballero inglés resultaba sumamente reservado y estaba segura de que no cruzaba palabra con más personas que Andrew y Aiden, su aspecto era otro punto a favor, pues un cabello similar al color del trigo y ojos grises no era algo común en el pueblo, era atractivo, aunque quisiese negarlo. El hombre me acompañó en silencio por las calles, quizás esperando a que mi enojo menguara... En algún punto debió entender que aquello no iba a pasa y decidió acercarse acompasando el andar de su animal con el mío.

— ¿Puedo saber a dónde nos dirigimos? — Dudó observando el camino que teníamos frente a nosotros, las casas aledañas al lago pronto aparecerían frente a nosotros.

— A la casa del doctor Carter. — Respondí sin más, seguían sin confiar en ese hombre. — ¿A caso alguien está enfermo? Pudo decírmelo y yo habría venido. — Se ofreció, su voz denotaba preocupación, pero aun así me negué a mirarle.

— ¿Quiere decirme otra vez qué fue lo que paso por su cabeza cuando me pidió "Destrozar" el corazón de su mejor amigo? — Espeté, pues no estaba dispuesta a hacer su viaje cómodo en lo absoluto.

Sentí su mirada recorrer mi rostro, quizás en busca de algo que le indicase que aun tenía oportunidad de borrar la seriedad de mi rostro, entonces le escuché suspirar con cierta frustración y por el rabillo del ojo pude vislumbrar como su caballo se quedaba atrás. Una extraña sensación tomó mi pecho al creer que me dejaría sola y regresaría a la mansión. Pero no, el señor Archer rápidamente volvió a azuzar al caballo para alcanzarme.

— Siempre cuidé de Andrew, desde que éramos niños evitaba que se metiese en problemas... En más de una ocasión, problemas que yo causaba. Siempre me protegía de los niños más grandes — Reveló, su mirada permanecía fija en el horizonte y extrañamente desprendía una mezcla de vergüenza y nostalgia. — Así que cuando él perdió a su padre, me prometí convertirme en el apoyo que necesitase.

Sus palabras le dieron un vuelco a mi corazón, no sabía que Andrew había sufrido tal perdida, y pensar que luego debió soportar la muerte de su abuelo... Sabía lo que era perder a una persona amada, y sin duda era un golpe capaz de desequilibrar todo.

— Por eso, cuando le vi tan ilusionado contigo me asusté. — Se sinceró y debí tragar el nudo en mi garganta para seguir manteniendo mi postura. — Andrew se ha ganado una reputación de Don Juan a pulso por cosas que sucedieron en nuestra adolescencia... Eso por su puesto no lo excusa, y aunque sé que eso no es bueno, no interferí porque sabía que al menos de ese modo su corazón no sufriría.

— ¿Se da cuenta de que está describiendo a su mejor amigo como un polluelo indefenso ante la chica que le gusta y que además usted cree que le va a hacer daño? — Murmuré intentando obviar sus palabras; sin embargo, las cosas que me contaba de Andrew comenzaban a hacer mella en mi corazón. — Sin duda es un hombre muy extraño señor Archer. ¿Qué cambio de un día a otro para que ahora confiara en mí? Ayer pretendía usarme para un plan malévolo, o quizás probarme para saber si era... Digna. Y hoy parece querer ser mi mejor amigo.

La situación no podía ser más absurda. Pero entonces el hombre susurró algo que me llevó a obviar mi molesta y perpleja me encontré con su mirada.

— Los vi anoche... — Sus ojos parecía tan opacos, como si no tuviese alma. Sin embargo... No mentía. — Regresamos tarde del hospital, se suponía que me marcharía a una habitación, pero olvide darle algunos papeles a Andrew y fui a buscarle. Entonces los vi en la cocina.

— ¿Y eso es todo? ¿Por un encuentro nocturno ya confía en mí?

— Andrew está enamorado hasta la medula de usted. Si no fuese así, la habría seducido allí mismo. Se retuvo para no sobrepasarse porque la respeta. — Recordar aquella noche, lo cerca que estuvo de mis labios, las sensaciones que provocó en el interior de mi ser... No podía negar que tenía razón, Andrew sabía cómo enloquecer a una mujer y el mismo marcó un límite que yo ni siquiera tuve que pedir. — Aunque esto pueda asustarla. La he estudiado por un tiempo, es astuta y una mujer muy hermosa. Si quisiese algo más, ya hubiese usado los sentimientos de Andrew a su favor.

Jeune fille indomptableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora