Carta del Rey

46.5K 3.2K 254
                                    

Theodore, mi adorado niño...

¿Alguna vez te hablé de por qué tu madre y yo escogimos ponerte Theodore? Bien, es porque tu nombre, en griego, significa "regalo de Dios", y eso es lo que tú fuiste para tu madre y para mí, un regalo de Dios. Te soñamos cada noche y te deseamos como ningún padre ha deseado a su hijo nunca, fuiste como un sueño para nosotros, una bendición.

Cuando nos enteremos de que tu madre no podría tener hijos, sentimos que nuestro mundo se nos vino abajo, todo lo que alguna vez construimos se derrumbó, no te lo dije, pero siempre quise convertirme en padre desde que era un niño, incluso quería serlo más que ser un rey, tu madre también lo soñó, lo anheló por años, tantos que nos pareció una eternidad. Intentamos miles de maneras poder tenerte. Nunca nos rendimos, no lo hicimos porque soñábamos contigo, soñábamos tenerte en nuestros brazos y llenarte de amor y cariño. Y he de decir que lo hicimos, eras el niño más mimado de todos los reinos, incluso el más tierno. Eras y sigues siendo un tesoro.

Mi niñito, siento mucho que cuando leas esto yo ya no esté a tu lado. Solo espero que no te enfades conmigo ni mucho menos con tu madre, porque ella es tu madre, no importa que no lleves su misma sangre, hasta el final de los tiempos, siempre serás su hijo, su regalito, ¿recuerdas que siempre solía decírtelo? Si existe alguien en este mundo que te ha amado más que yo, ha sido ella, incluso tengo que admitir mis celos hacia ti, cuando te tuvo entre sus brazos por primera vez, se enamoró de ti en ese mismo instante, tanto que sentí que se había olvidado de mí por un tiempo.

Pero no la culpo por ello, lo mismo sucedió conmigo en cuanto te tuve también en mis brazos, es que déjame decirte que es imposible no amarte, hay tantas cosas en ti que no sueles ver, tus inseguridades siempre terminan agobiándote tanto que no ves lo grande que eres, no ves que no hay que corregirte para quererte.

El mundo no lo ve, mucho menos tú. Sin embargo, yo como tu padre lo veo todo a tu alrededor, veo el amor que sientes por cada persona, la angustia en tu mirada cada vez que ves a alguien pasar un mal momento, la forma en que siempre intentas solucionarlo todo sin importar salir lastimado, pero lo que no veo es el amor que debes tenerte, para amar sin ninguna atadura hay que amarse primero.

Espero que no sea muy tarde cuando leas esto y también espero que mis palabras te abran los ojos, que comprendas lo grandioso que eres y que jamás nadie podrá compararse contigo, no importa el título que lleves, tú siempre serás grande, brillas donde vayas y tienes miles de cualidades que te hacen sobresalir entre toda la gente.

Quiero que sepas que tus errores no te definen, jamás lo harán, no eres la persona que fuiste ayer ni tampoco la persona que serás mañana, eres mucho mejor que eso y quiero que lo tengas en claro.

Entiende que jamás le daremos el gusto a los demás, las personas nunca se quedan conformes, jamás terminamos de complacerlos, podemos pasarnos una eternidad intentando hacerlo y no conseguiremos nada, incluso tampoco su aprobación, porque las personas son difíciles de lidiar, incluso tampoco complacemos a las personas que más amamos, ¿por qué? Porque no somos perfectos, todos cometemos errores, incluso yo como rey los cometo a diario.

Quiero que sepas que un tiempo fui como tú, solía querer darle el gusto a todos, complacerlos todo el tiempo, pero comprendí con los años que lo más importante no es complacer a los demás, sino a uno mismo.

Como tu padre, te conozco muy bien, sé que eres terco, orgulloso y algo testarudo, pero tienes más atributos buenos que negativos, eres un ser maravilloso Theodore, no he conocido a una persona en esta vida que posea tu nobleza y tu capacidad por luchar por las personas que amas. De niño, solías jugar a ser un guardia real, decías que eras un soldado más de nuestra nación que habitaba en el palacio para proteger a tu madre, al resto de los empleados y a mí, que si no ibas a la guerra era porque no estabas preparado, dime una cosa, ¿ahora lo estás?

Quiero que sepas que para gobernar se necesita más que agallas, no cualquiera se convierte en rey y lidera como un buen soberano, el problema de muchos reyes es que son egoístas, prefieren que los complazcan a ellos mismos en vez de ellos complacer al pueblo, creo que llegados a este punto los dos sabemos que no serás esa clase de soberano, pero déjame decirte algo, a veces, es necesario ser egoísta, ver por sí mismo antes que los demás y no quiero que te sientas culpable de ello.

Ahora tú eres el rey, mi niño, sé que no debería seguirte tratando como a un pequeño porque ya eres todo un hombre, pero para mí eres todavía mi niñito, mi Theodorcito. Confío en que escucharás mis palabras, que seguirás mis consejos, aunque en el instante siempre los detestes, por lo que mi consejo es que hagas caso omiso a tu alrededor, eres quien lleva la corona y sobre todo las riendas de su vida. Haz lo correcto y lucha por ti, por lo que siempre has amado y por lo que amarás, no escuches a los demás, eres un excelente oyente, pero es tiempo de que dejes de hacerlo y comiences a escuchar tu voz interior, cometerás cientos de errores, incluso mucho peores de los que crees que has cometido, pero está bien equivocarse. Equivocarse es parte de crecer, convertirte en quien siempre has anhelado ser.

Te amo, mi regalito, te amo tanto como te ama tu madre. Cuídate mucho.

Con amor,

Tu padre, Johan Altenberg

Un príncipe peculiarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora