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    Hacer una visita a ese lugar nunca estuvo en sus planes, pero de nuevo, había terminado siendo persuadido por TaeHyung. Debido a su evidente preocupación, comenzaba a creer que era uno de los únicos de su familia que se preocupaba en verdad por su bienestar; podría decirse que hasta lo obligó a acordar una cita lo antes posible.

    Volviendo al presente, la bonita secretaria Beta fue quien lo recibió en la sala de espera, saludándolo con un movimiento delicado de su mano e invitándolo a pasar directamente.

    Pese a que había estado un sin número de veces allí en el pasado, antepuso sus modales y tocó la puerta con suavidad, esperando oír el "pase" por parte de la mujer antes de atreverse a entrar.

    Sentada cómodamente en su asiento, que no había cambiado desde la última vez que estuvo allí, con libreta y bolígrafo en mano, se encontraba Jennie. La Alfa lo observó y le sonrió como siempre lo hacía, no obstante, JungKook no necesitaba ni preguntar para saber que ella lo estaba compadeciendo como el resto del mundo parecía hacer últimamente, como si con ello él fuera a sentirse menos miserable.

    Tomó asiento también en la silla frente a ella, esperando que se dignara a comenzar con aquella indeseada sesión. Podía decir que con el poco tiempo que pasó sin verla, olvidó lo mucho que tanto su parte Alfa como la racional odiaban a la psicóloga.

— Hola JungKook ¿cómo haz estado? a pasado un tiempo desde la última vez que estuviste aquí —su voz no era para nada molesta, estando en el punto justo, ni muy profunda, ni muy chillona. Sin embargo, para él y su lobo era tan irritante, comparable al chirrido particular que emite un trozo de tiza contra una pizarra.

— Perdí a mí Omega hace un mes ¿cómo cree que estaré? —no fue brusco, pero tampoco pudo controlar sus instintos que le dictaban que ella era una amenaza, en todos los sentidos de la palabra.

     Jennie se mantuvo callada por un momento y Jeon pudo observar como el profesionalismo se esfumaba por unos segundos de ella, donde su mirada reflejó el dolor por la pérdida de Lalisa. Se recompuso antes de que él tuviera una razón más por la que lanzarse a su yugular.

— Entiendo lo difícil que puede significar esto para ti. ¿Es esa tu razón para estar aquí? ¿quieres hablar sobre ello?

     La incomodidad era palpable en el ambiente, hacía bastante que JungKook dejó de simpatizar con la que antes consideró una gran amiga. Ya no era capaz de soltar todo lo que tenía atravesado en el pecho, su orgullo no se lo permitía.

   No supo cuanto tiempo pasó en completo silencio, hasta que la oyó suspirar de forma profunda y dejar caer la libreta sin delicadeza alguna, llamando su atención por el estruendo que esta provocó al chocar contra la superficie.

— En primer lugar, si no te sientes cómodo para hablar conmigo debes buscar ayuda con otro profesional —su mirada era amenazante, como si también esperará la menor oportunidad para lanzarse sobre él — En segunda, de Alfa a Alfa, debes superar a Lalisa antes de que te terminé consumiendo. Nadie podrá hacer nada por ti si no la dejas ir.

— Es fácil para ti decirlo.

— No, no lo es —un gruñido escapó de su boca, el odio en sus ojos lo decía todo.

    Pero JungKook no tenía las fuerzas, ni las ganas, de enfrentarse de nuevo a ella. Con la boca cerrada hasta el instante en que dejó el lugar y azotó la puerta con toda la ira que tenía contenida, no miró atrás y tampoco se disculpó con las personas a las que asusto cuando salió. No era para nada uno de esos Alfas violentos, pero Jennie siempre lograba sacarlo de quicio.

     En el camino de vuelta al encierro en que se convirtió su hogar, recibió mensaje de TaeHyung preguntándole como le había ido. Solo se limitó a contestarle con un "bien" y silencio el contacto para poder hundirse en su mierda tranquilo una vez llegara.

     Sus pasos se hicieron lentos a medida que iba acercándose a la bonita casa que compartió con su Omega por menos de un año.

     Si recordaba bien, la idea de vivir juntos la tuvo él y ella no dió ninguna negativa cuando finalmente compro la casa.

   Desde lejos podían verse las flores que con tanta dedicación la castaña plantó y cuidó por una corta temporada. Un nudo se formó en su garganta al pensar que era lo único que le había quedado para recordar su aroma. Las flores olían con tenebrosa exactitud a ella.

     Antes de que pudiera ponerse aún peor, su mirada logró divisar al hombre sentado justo en las escaleras. Cabello negro moviéndose con la suave brisa del mediodía, camisa y jeans que se ajustaban a la perfección a su cuerpo. Su mirada serena clavada en el suelo con obvio aburrimiento.

    De repente, el aroma de las flores eran apenas perceptibles sobre el seductor aroma del Alfa.

    JiMin tampoco tardó nada en notar su presencia allí. Sonriendo y levantándose con toda la gracia que caracterizaban sus movimientos cuando JungKook terminó de disminuir la distancia entre ellos, cruzando el jardín en automático y olvidándose por completo de los sentimientos de tristeza que había estado sintiendo.

— ¿Estuviste mucho tiempo esperando? —fue lo primero que atinó a preguntar, abriendo la puerta e invitándolo a pasar silenciosamente.

— No, realmente... —caminó detrás de él, siguiendolo todo el camino, cruzando la sala y terminando sentado en una de las banquetas frente al desayunador. Su codo apoyado sobre el liso mármol y su mejilla descansando sobre la palma abierta de su mano, mientras una bonita sonrisa se extendía por su rostro.

— Hyung ¿quiere algo de beber? afuera hace un poco de calor —pese al tiempo que estaba pasando  con JiMin, seguía sintiéndose un poco tímido a su alrededor. Él era tan...él, poseía ese algo que lo llevaba a sentirse nervioso solo al estar en una misma habitación.

    Lo cierto es que Park JiMin se había vuelto en una constante en su vida desde aquella noche. Hablaron y se sintieron tan cómodos con el otro que ninguno vaciló a la hora de intercambiar números y acordar verse pronto.

     Y antes de que pudieran notarlo, habían creado estrechos lazos, una buena amistad, demasiado buena para ser verdad. Incluso aunque sonará extremista, pasaban más tiempo juntos que en sus propios asuntos.

     En ocasiones, JiMin se aparecía por su casa en un horario poco común, a veces pasadas las diez, siempre siendo sincero alegando que solo quería asegurarse de que estuviera bien. JungKook le agradecía por ello con una buena taza de té con galletas o una invitación para quedarse a dormir. De algún modo, le ayudaba a mantenerse anclado a la realidad y no pensar en todo aquello que le hacía tanto mal cuando la casa parecía demasiado grande y sola para él.

— Gracias, estoy bien —murmuro JiMin, con aquella voz suave que era como música para sus oídos y continuó observándolo, mientras se servía un vaso de agua para si mismo.

     Su mirada a menudo lo hacía sentirse transparente, como si él pudiera leerlo sin ningún esfuerzo.

    JungKook no quería profundizar en el tema, pero aún tenía clavada la espinita de la curiosidad.

    Prefería no indagar en porque su Lobo parecía inquietarse tanto en compañía del otro Alfa, o porque su corazón se aceleraba cuando lo veía.










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Quería que este capítulo fuera largo pero así quedó. ¿Qué les parece?

Algo a aclarar; este fanfic irá algo lento con respecto a sentimientos, podría decirse. Hay que tener en cuenta que a diferencia de como pasó en Asuntos de Alfas, aquí tanto JungKook como JiMin no van a pensar en el otro como una posible pareja, el escenario ni siquiera es idóneo para ello, aunque por obvias razones sus lobos dicten lo contrario. ;)

Cualquier duda, aquí estoy para contestarlas.

Nos leemos dulzuras. 💕

— AmargoCoffe.

Cafuné | JiKookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora