Dame una Roscu (que tengo hambre) (Pascu x Rodri) DLH

Un Aun Mas Confuso Despertar

Una vez más, los sentidos de Pascu se apagaron. No podía ver, no había nada que oír, ni siquiera algo en lo que apoyarse. El mundo había desaparecido, dejándolo flotar a la deriva en la oscuridad absoluta. Si se concentraba podía hasta escuchar el latir de su propio corazón en aquel silencio abrumador, pero incluso así no se sentía preocupado.

Si tuviese que describirlo, lo compararía con ese momento de las mañanas en el que el cerebro no se decide entre el despertar y el seguir durmiendo, dejándolo en un limbo en el que memorias y sueños se confunden, la razón quedando relegada ante el más puro sentir de la mente.

Poco a poco, sin embargo, uno ha de despertar.

El ambiente se enfrió repentinamente, el éter en el que se encontraba suspendido volviéndose más pesado y restrictivo, haciendo sus movimientos más lentos. Sus oídos recuperaron la función por un segundo antes de taparse de manera incómoda, provocando un zumbido en su cabeza. Y, por si fuera poco, su pecho comenzó a doler, recordándole su necesidad de respirar. Aun desorientado intentó tomar una bocanada

Sus ojos se abrieron en sorpresa ante el potente gusto a sal en sus papilas gustativas, pequeñas burbujas ascendientes acariciándole la cara al pasar. Lo que acababa de llenar su boca no era aire, sino agua.

Su tos fue amortiguada por la distorsión del océano, así como cualquier otro sonido que hubiese podido emitir. Con los ojos bien abiertos ignoró el escozor de la salinidad y dio vueltas sobre sí mismo, intentando seguir los escasos rayos de luz moviéndose a su alrededor.
Con una mano en la garganta y los pulmones ya vacíos su vista danzante intenta enfocarse en la superficie del agua que ondea tranquilamente, ignorando su situación. La adrenalina en sangre le impide cualquier pensamiento racional, llenando su cabeza con una sola orden: sobrevivir.

Poseído por el pánico sus brazos se movieron por sí solos, piernas haciendo su mayor intento para impulsarse a pesar de sentirse como peso muerto, atadas una a la otra.

En su delirio no se da cuenta que golpea algo una, dos veces, hasta que ese algo lo agarra y estabiliza, frenando su errático avance hacia la superficie. Aún en un intento de salvarse el hombre patalea, intentando librarse de la fuerza que le impide ascender.

"¡-ascu!" el sonido es difuso, deformado a tal punto que apenas puede distinguirse del murmullo oceánico de fondo "¡Pascu!"

Dos manos caen pesadamente en sus hombros, dedos hundiéndose con fuerza para traerlo de vuelta.

"¡Respira! ¡Puedes respirar, respira!" una de las manos le toma el mentón, levantándole hasta ver su cara. Ojos entreabiertos encuentran la mirada preocupada de su amigo antes de desviarse, visión borroneándose aún más por la falta de oxígeno "No, no, mírame" una vez más endereza su cabeza "estás hiperventilando, pero puedes respirar. Respira"

La última burbuja de aire escapó de sus labios, y siguiendo el instinto programado en su ADN Pascu abre la boca, dejando entrar el agua a sus pulmones. El salitre le arde por dentro, pero ya ni lo siente. Una vez llenas sus vías respiratorias exhala y cierra los ojos, entregado a su suerte.
Solo que... está vivo. Aún siente el leve movimiento del agua contra su piel, los dedos clavándose en sus hombros. Un cosquilleo extraño en el cuello le llama la atención.

Las manos aún sobre él lo sacuden un poco.

"Vamos, no te hagas el muerto que sé que estás respirando"

Pascu abre los ojos confundido. ¿Qué está pasando? Una vez más intenta respirar, y una vez más el agua invade su interior. Esta vez, sin embargo, no es tan extraño, y al exhalar vuelve a notar el cosquilleo. Alzando una mano tantea la zona, descubriendo tres incisiones abriéndose y cerrándose rítmicamente.