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Las ligeras sábanas se acomodaban perfectamente sobre su desnudo cuerpo, podía sentir una leve brisa fresca entrar por la ventana del cuarto, era simplemente maravilloso. Estiró uno de sus brazos hacía el otro extremo de la cama para poder verificar si él seguía allí, suspiró entristecido cuando no lo encontró a su lado, otra vez.

Lentamente abrió sus ojos y se incorporó, un leve dolor en su cadera le recordó los sucesos de la noche pasada, sonrió un poco para luego ponerse de pie e ir hasta el baño a darse una ducha.

En menos de quince minutos ya estuvo fuera, completamente aseado y sintiéndose fresco. Pese a que se durmió en la madrugada estaba despierto relativamente temprano. Amarró bien la toalla a su cadera para luego dirigirse a la cocina a preparar el desayuno.

Recogió los platos y copas que usaron anoche, limpió un poco antes de comenzar a cocinar. Tarareó una canción que últimamente escuchaba seguido mientras cortaba en rodajas algunas frutas.

Una vez que su primera comida del día estuvo lista, fue con un plato y una taza llena de café hacía el living, vería alguna película mientras comía. Antes de nada, tomó su teléfono y le escribió un mensaje a su novio, deseándole un buen día, el pobre hasta tenía que trabajar los domingos.

Inevitablemente se quedó viendo la foto de ellos que tenía como fondo de pantalla, amaba la sonrisa de su novio, era tan particular y hermosa, sentía que se quedaba sin aliento cada vez que la veía, más cuando sabía que la razón era él.
Llevaban dos hermosos años de novios y como todas las parejas tenían sus disgustos, al principio eran porque él no poseía mucho tiempo, el trabajo era demasiado y casi no pasaban tiempo juntos, luego logró acostumbrarse a los horarios de su novio y ya no peleaban con tanta frecuencia, los horarios seguían siendo una mierda pero aprendió a dejarlo de lado por él, porque lo amaba. Lo que ahora lo atormentaba es que ya llevaban un considerable tiempo juntos y su pareja parecía no darse cuenta de sus indirectas de que quería casarse. Estaban enamorados, tenían un buen sustento económico, ambos ya eran bastante mayores, tenían 27 y 26 años, podrían contraer matrimonio si lo quisieran y tal vez, con algo de suerte, adoptar.

El ruido de una notificación lo sacó de su ensoñación, no venía de su teléfono, así que se levantó, dejando la taza en la mesa ratona y se guió por el sonido. Al parecer TaeHyung había dejado su teléfono en casa, pero lo que le resultaba aún más raro a YoonGi es que tampoco sonaba como la típica notificación de él, tal vez la había cambiado.

Frunció su ceño cuando el sonido se volvió más intenso, como si estuvieran mandando muchos mensajes. Entró a la habitación y no vio nada, así que comenzó a revolver las sábanas para encontrarlo, nada. Siendo su última opción, se agachó y vio un teléfono con la pantalla encendida, estiró su cuerpo lo más que pudo para tomarlo, ése definitivamente no era el celular de TaeHyung, pero tampoco era suyo. Mientras lo observaba, la pantalla volvió a encenderse, allí apareció la foto de un hombre, bastante atractivo, junto con el nombre "JungKook" . YoonGi soltó el teléfono como si este quemara.

— Tal vez es de un amigo... — Trató de convencerse.

Tomó una gran bocanada de aire cuando el aparato dejó de sonar y con temor, lo tomó y trató de desbloquerlo, pero obviamente este tenía contraseña, la cual no sabía.
Cuando un segundo llamado entró, se percató que salía el número de ese tal JungKook, así que tomó una lapicera para anotarlo en su mano rápidamente.

Mordió su labio con nerviosismo mientras marcaba el número en su propio teléfono, podría ser de cualquiera. TaeHyung posiblemente se haya encontrado ese teléfono en la calle y ahora el dueño lo estaba buscando, estaba siendo un tonto por pensar que posiblemente vaya a encontrar algo.

Una vez que tuvo el número de JungKook agendado, fue hasta la plataforma de mensajes que usaba para escribirle que su tonto novio había encontrado ese teléfono, pero que podría venir a buscarlo cuando quisiera.

Lo que YoonGi no esperaba ver es que ése hombre tenía su foto de perfil con Tae, su Tae, su corazón estaba latiendo desbocadamente, parecían cercanos, más cercanos de lo que YoonGi estaba dispuesto a admitir.

Ya iban a ser dos días que no veía al rubio que entró a su vida para volverlo loco, según tenía entendido estaba trabajando, pero hoy era domingo y los domingos eran exclusivamentes para él

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Ya iban a ser dos días que no veía al rubio que entró a su vida para volverlo loco, según tenía entendido estaba trabajando, pero hoy era domingo y los domingos eran exclusivamentes para él.

Estaba preocupado, usualmente TaeHyung no tardaba demasiado en contestarle los mensajes o llamadas y él había desaparecido desde la tarde del día anterior. Le contó que saldría con amigos a cenar pero que al otro día estaría con él para desayunar, pero no llegó y tampoco se había comunicado con él.

JungKook decidió dejar su teléfono cuando pensó que tal vez el muchacho se emborrachó y aún dormía. No le molestaba para nada que saliera y tomara, siempre y cuando fuera con moderación... y obviamente no la cagara.

Llevaban un año y medio saliendo, muy por sobre las relaciones que había mantenido anteriormente, nunca fue de durar demasiado, pero TaeHyung fue diferente y logró enamorarlo con su hermosa y cálida personalidad.

Sin saber exactamente qué hacer, prendió la televisión, posiblemente encontrara alguna buena película y podría dejar de pensar en cierto rubio.

Fue estúpido pensar que podría hacer eso cuando escuchó su teléfono sonar, se lanzó hacía él como si su vida dependiera de ello.

— TaeHyung, bebé... ¿estás bien?

— N-no soy TaeHyung. — contestó una voz extraña para sus oídos. — ¿E-eres JungKook?

El mencionado miró el identificador de llamadas y comprobó que no tenía ése número agendado. Aún con confusión contestó.

— Sí, él habla. ¿Quién eres tú?

— Soy Min YoonGi.

— Lo siento, no te conozco.

— Lo sé, de hecho yo tampoco...

— No entiendo a qué quieres llegar. — dijo JungKook con desconfianza.

— ¿Qué relación tienen tú y TaeHyung?

— Es mi novio. — contestó seguro. — ¿por qué?

Lo único que recibió de respuesta fue el sonido de que la llamada había sido terminada.

— ¿Qué rayos? — murmuró.

TaeHyung || KookGiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora