Three Shot

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Inevitable, había vuelto a las andadas. Lo que no sabía era que esa decisión podría costarle caro, muy caro.

Chanyeol caminaba descalzo con varios manuscritos en sus brazos, soltó un suspiro de frustración, las letras de sus canciones eran un asco y sus melodías... ¡Nunca le había costado tanto componer ni escribir! Tal vez se debía a la constante distracción de cierto moreno que lo seguía a todas partes, seguirlo no le serviría de nada pero tampoco se atrevía a echarlo, después de todo era el único que parecía preocuparse por él y de algún modo lo hacía sentir algo extraño en su interior.


Auch...


Y ahí estaba de nuevo. Se adentró en su habitación sin cerrar la puerta y dejó la exagerada cantidad de papeles sobre su escritorio para volver a salir, no camino mucho hasta llegar a la esquina del pasillo donde sobresalían un par de mechones de cabello negro. Negó con una sonrisa y se asomó al otro lado del muro, Jongin estaba de pie con los ojos fuertemente cerrados mientras movía una pierna con impaciencia, lo escaneo con cuidado notando un golpe en uno de sus codos.


—¿Estabas singuiéndome de nuevo?


Logró que se asustará y saltará golpeandose la parte posterior de la cabeza, lo gracioso era que había usado un tono de voz bastante agradable y de hecho había sonado hasta feliz, sonrió divertido al ver como se tocaba la parte recién golpeada y hacía una mueca, lucia bastante adorable. Borró su sonrisa y movió la cabeza de manera brusca, eran ese tipo de pensamientos los que lo habían llevado a hacer lo que hizo, se aclaró la garganta llamando la atención de Jongin.


—¿Y bien?


Pues... Yo no, yo... ¿Por qué haría algo así?


Chanyeol elevó una ceja incrédulo pero una sonrisa ladina adornó su rostro, se acercó al menor unos pasos haciendo que una expresión confundida se apoderará de su rostro ¿Qué pretendía el mayor? Jongin pasó saliva cuando vio las manos contrarias a cada lado de su cabeza apoyadas en la pared tras él, estaba acorralado y no sabía exactamente lo que sucedía, boqueaba buscando la forma de preguntar o decir alguna palabra pero su voz no salía. Sus mejillas se enrojecieron al ver el rostro del mayor más cerca del suyo.


Quieres conocer mi secreto, ¿no? Saber lo que oculto y por qué me alejó de los demás...


No le estaba preguntando. Cada afirmación hecha era unos milímetros más cerca, su aliento sobre sus labios, sus respiraciones mezclándose y por algún extraño motivo quería que siguiera acercándose más. Que no se detuviera y eliminará la poca distancia entre ellos. No pudo responder o moverse, sus ojos estaban fijos en los contrarios, oscuros y profundos. Era como si una fuerza invisible lo obligará a no parpadear, su voz era como un hechizo que lo hacía desear querer escucharlo por una eternidad... Todo en Chanyeol le resultaba atrayente.


Jongin, mereces saberlo...


Acarició la mejilla del menor, una corriente electrificó su cuerpo ante el tacto suave y cálido, no se había planteado llegar tan lejos y aún así su cuerpo no se detenía. La respiración de Jongin era acelerada, el color rojo sobresaliente en esa piel acanelada y su propia garganta reseca al ver los labios contrarios, eran gruesos y lucían esponjosos ¿A qué sabrían? ¿Cómo se sentirían? Fue muy tarde cuando volvió en sí, nada podría borrar lo que había hecho y las explicaciones eran innecesarias.

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