Capítulo 28: Hermanos.

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Aquí un capítulo más, espero que lo disfruten. ¡Saludos!




—Hey, Gajeel. ¿Cuánto tiempo? —saludó el pelirosa. Tengamos un duelo.


—No gracias. Ya tuve suficiente al ver cómo te pateaban el trasero. Te estás haciendo viejo salamander.


—¿Qué dijiste? El único viejo aquí eres tú cabeza oxidada.


—¿Qué? ¿Acaso quieres pelear? —respondió Gajeel cayendo en la provocación de Natsu.


—Me parece bien. ¡HAGÁMOSLO!


Ambos dragones chocaron causando un desastre a su alrededor, la pelea fue llevada dentro de la ciudad en un momento, Elizabeth y Kurogane detrás a sus padres riendo al ver la destrucción que causaban a cada paso, con Chelsea siguiendo de cerca intentando frenar a los magos.


—¿Deberíamos intentar detenerlos? —preguntó Raleigh.


—¡Deberíamos huir! —respondió Kirie acelerando el paso rumbo a la posada.


—De igual forma moriremos todos —exclamó Let tomando dirección al rastro de destrucción.


Los tres jóvenes magos dejaron el lugar rápidamente, dejando sólo a Silver, observando a las distancia el caos dentro de la ciudad. Suspiró y volteó a ver su reloj en la muñeca.


—Siempre es lo mismo, creo que ya es hora de cambiar un poco.


—¿Cambiar qué? —susurraron a su oído.


El mago de hielo saltó de su lugar al escuchar esa voz, Shen le tomó por sorpresa mientras estaba descuidado. Con una manzana en mano y un rostro dudoso, el dragón repitió su pregunta.


—¿Cambiar qué cosa?


—¡Nada! No me hagas caso, sólo pensaba en vos alta.


—...


Un silencio incómodo se mantuvo entre ambos un momento, Silver se percató de algo que ignoraba hasta ese momento. Jamás antes había estado solo con Shen en todo ese tiempo, siempre se encontraban cerca ya sea Elizabeth o Chelsea. El silencio continuó, Silver no tenía ni idea de cómo entablar conversación, las explosiones dentro de Crocus le dieron la oportunidad de decir algo.


—¿No deberías intentar separarlos? —dijo señalando el caos de Natsu y Gajeel.


—No, si intervengo sólo aumentará el daño. Es mejor esperar a que venga Erza.


—Y-ya veo. Supongo que tienes razón.


—Debe ser molesto ¿Verdad?


—¿Qué cosa?


—Tener que lidiar con esto a diario, debe ser suficiente para que alguien quiera cambiar las cosas —dijo Shen procediendo a morder su manzana.


—¿Te diste cuenta eh? Es difícil engañarte.


—En realidad no, tu soltaste la sopa muy fácil —dijo burlándose.


Silver puso una expresión de incredulidad al ver que fue engañado con tanta facilidad. Llevó su mano a la cabeza y se rio un poco.


—Últimamente he pensado en dejar el gremio. Creo que estoy algo harto de esto.


—Si, puede ser difícil al principio, pero te acostumbras —respondió Shen sarcásticamente.


—Lo dices porque vienes de fuera, pero si tuvieras tanto tiempo como yo, quizá lo verías de otra forma. Estoy algo cansado.

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