Primera cita

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La luz de la luna se reflejaba contra el agua cristalina del Río cercano de una pequeña cabaña que era el hogar de cierto castaño, Bucky Barnes era quien vivía ahí, a las afueras de la gran ciudad de Wakanda, aquel país gobernado por T'Challa quien le dio asilo y ayuda después de los acontecimientos en la ya conocida guerra civil. Habían pasado sólo dos años de esos sucesos y James seguía culpándose por todo eso, sabía que todos los que le ayudaron de cierta manera estaban ya libres de cargos, pero aún así, no podía evitar culparse. Habían hecho mucho por él sin siquiera conocerle, por supuesto, también lo habían hecho por Steve y para defender sus ideales, pero eso no quitaba la ayuda que le brindaron.

Después de dos años, la vida parecía sonreírle a Bucky quien había pasado un año entero congelado por decisión propia, no podía confiar en su propia mente, todo lo que Hydra le implantó seguía ahí y necesitaba dormir hasta que pudiesen saber cómo quitar cada rastro. No fue fácil pero lo lograron en mucho menos tiempo de lo pensado. Por eso, el siguiente año le dejaron quedarse en Wakanda para que pudiera vivir una vida tranquila, la vida que parecía querer en vez de seguir peleando. Sus días en ese lugar eran buenos, rodeado de naturaleza, animales y un paisaje hermoso que lo acompañaba siempre a donde fuera, no se podía quejar, amaba estar ahí y si fuese por él se quedaría siempre.

Pero, dejando todo eso de lado, Bucky se encontraba dentro de su viviendo colocándose su ropa, había recibido una gran noticia, Steve, su Steve iba a llegar para visitarle, después de dos años volverían a verse y el castaño no podía ignorar esa sensación cálida que se formaba en su pecho cada que la imagen del rubio aparecía en su cabeza. No iba a mentir, sus sentimientos por Rogers eran más que los que un amigo debía tener, era raro y lo sabía, pero Steve también y cuando se enteró de ello pareció totalmente feliz ante la confesión. Bucky aún recordaba la gran sonrisa en el blanquecino rostro, la manera en la que sus ojos se iluminaron y como por un segundo, creyó ver indicios de lágrimas. Steve, su Steve había reaccionado bien ante la confesión y él hizo la suya dejando saber que también sentía lo mismo. Ambos se amaban, los dos chicos que provenían de Brooklyn, se amaban y darían la vida por el otro.

Esa confesión había llegado en medio de las problemáticas de hacía dos años, por eso no pudieron hacerlo bien, solo un par de besos y abrazos, pero lo que parecía que iba a ser una relación, se quedó en una amistad. No podía culparse ni culpar a Steve, esos momentos no eran para decirse te amo mutuamente, no eran para vivir tranquilamente con la persona que amas. Por ello estaba tan emocionado, después de tantos meses iban a volver a verse y si, aquellos sentimientos aún estaban en Steve, tal vez podrían iniciar una relación. Suspiró viendo su reflejo en el pequeño espejo que poseía ahí dentro, su cabello estaba igual de largo, sus ojos un poco más iluminados que antes, pero, la falta de su extremidad izquierda era lo más obvio, aún seguía incomodándose ante aquella imagen, se sentía vacío, inútil sin el brazo que lo acompañó por años. Pero, de alguna manera se sentía liberado, esa extremidad había sido dada en Hydra, lo habían quemado, unido y cicatrizado para que su cuerpo lo aceptara. Tal vez, la pérdida de aquel objeto había sido lo mejor, la última cosa que Hydra le había dado y por fin, era libre.

Negó alejando cualquier otro pensamiento de su mente cuando un sonido claro y tranquilo se escuchó desde la puerta de la entrada. Sonrió estando seguro de quien se trataba. T'Challa le había dicho cuando llegaría y que Rogers había pedido estrictamente encontrarlo en su morada, James había pensado ir a recibirlo pero, parecía que el rubio no quería que se moviera para nada de su lugar. Con pasos lentos pero ansiosos, se encaminó hacia la entrada tomando aire por su boca para poder tranquilizarse. Se trataba solo de Steve, de su mejor amigo, del hombre por el que sentía amor. Ahí estaba la razón de su comportamiento.

— Steve — Fue lo primero que dijo cuando abrió la puerta después de un minuto. Sus ojos ubicaron los del rubio quien apareció con una bella sonrisa que se veían aún más espectacular ante la luz de la luna. Steve lucia diferente, tenía un toque más salvaje por la barba que se había dejado crecer, aparte, llevaba un hermoso traje, James se preguntó porque iba así, pero ignoró esa pregunta segundos después. Bucky tuvo la necesidad de acariciar ese par de mejillas, esos labios gruesos y rosados y de olfatear el aroma masculino del capitán. Ambos parecían totalmente necesitados del otro, sus cuerpos querían abrazarse mutuamente y Steve decidió dar ese paso.

✩✪  Fictober 2019: Stucky ✩✪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora