°•|Capítulo 25|•°

1.2K 90 8
                                    

-¿Podrías ya dejar de jugar eso? -preguntó irritado el azabache, tomando lugar encima de la tela de terciopelo que poseía el sillón

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

-¿Podrías ya dejar de jugar eso? -preguntó irritado el azabache, tomando lugar encima de la tela de terciopelo que poseía el sillón.

Mientras la mirada de pocos amigos que predominaba en su fisonomía, el chico de rubios cabellos se seguía moviendo al compás de la canción, la cual era entonada en el medio audiovisual. En pocas palabras, la TV.

Dos horas enteras se habían cumplido desde que el rubio se refugió en aquel videojuego que tanto odiaba el azabache.

Y no es que no les gustase bailar, no, definitivamente no era ese el motivo. El verdadero motivo de su enfado con la consola, era que esta misma mantenía a su pareja a lejanía suya.

Eso lo odiaba con su vida. Ahora se arrepentía de haberle mostrado el juego al chico, se arrepentía de cada maldito segundo por haberle traído esa cajita en la cual reposaba un disco.

-¿Me harás caso en un maldito segundo? -bufó al ver que su pareja le echó una rápida mirada, se levantó cuando el rubio volteó para seguir su baile.

Acercándose con pasos sigilosos susurraba entre dientes un "maldito just dance". Con su idea en mente, aparcó su inmóvil cuerpo por en frente de la TV, obstaculizando la visión del rubio.

-Oye, por favor muévete, no puedo ver lo que sigue -decía aún moviéndose, pues ya llevaba una puntuación máxima y no quería perderla en ese momento.

-¡La has bailado un millón de veces, así que por ende ya te la debes saber de memoria! -reprochó con su ceño fruncido, cruzándose de brazos.

-¡Kyunggie, por favor! -quiso apartar al susodicho, fallando en el intento pues el azabache se plasmó cual roca.

El rubio hizo un puchero, dirigiéndole una mirada asesina a su novio, queriendo darle una advertencia al mismo. La cual había sido su peor error.

-¿Te importa más el juego que yo? -preguntó de golpe, tomando por sorpresa a su novio.

Éste mismo no supo qué decir o hacer, debatía en su mente en llevar todo su récord de puntos a la mismísima mierda e ir a los brazos de su novio, o apartar a éste mismo y dejarlo en brazos de la soledad.

Aunque él ya tenía una decisión tomada, y cuando estuvo a punto de llevarla a cabo, el rostro de su novio volvió a inmovilizarlo.

-Bien, tú lo has pedido, Channie -apagó el videojuego abruptamente, mientras al mismo segundo tomaba con brusquedad el rostro del rubio, atrayéndolo con una violencia no muy avanzada y conduciendo sus labios hasta chocarlos con los contrarios.

Aquel era un beso salvaje, donde la lengua del azabache tomó participación en el show. Siendo esta relevante ante el acto. Ese beso era tan salvaje pero excitante al mismo tiempo, el cual le había arrancado miles de jadeos y gemidos al rubio.

Los muy dotados brazos del azabache arroparon la esbelta cintura del rubio, elevándolo para que éste rodeara sus piernas alrededor de su tonificada cintura. La excitación estaba súper dotada en el azabache.

-Daddy te dará un castigo por abandonarlo, Channie -amenazó mientras bajaba a lamer y morder el cuello del susodicho.

-K-kyunggie, por favor, n-no... ¡Aa-ah~! -gritó al mismo tiempo en el que dió un respingo, pues el azote en su bello culo le impresionó en demasía.

-No me llames por mi nombre, mejor dime daddy, o tendré que darte doble castigo -y en cuanto vio que los labios ajenos se abrieron para decir algo, volvió a azotar aquel culo que lo traía loco.

Esa noche, Park ChanYeol no volvió a jugar de manera obsesiva al just dance, pues le costaron dos castigos que no le permitían bien el andar por dos semanas enteras.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
°•|¿Y si me besas?|•°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora