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3 meses después.

Javier.

hoy le pediría pololeo.

lo he estado planeando 3 meses.

no es la media wea, pero...puta, yo de verdad quiero a esta mina y a mis hijos que están en su guata po.

ya faltan 2 semanitas pa' que nazcan mi guaguas preciosas.

y he comprado caleta de ropa y weas, y mi mamá, uff, pa que po, anda saltando.

entonces el plan era; ella me estaría esperando ahora en el parque, donde nos conocimos de chicos, después, saco el anillo, el cual simboliza una promesa, y le pido pololeo.

y ahora, el Nathan me estaba ayudando a arreglarme.

me puse ese perfume que tanto le gusta, me peiné como a ella le gusta, y con mi ropa nueva.

todo listo.

-ya weon, tay' tiki taka pa' tu mina. -habló el Nathan comiéndose una galleta.

-ya, chao, tu te escondes destrás de un árbol y ves que wea hago. -dije arreglándome el pelo- puta que me veo rico.

5 minutos después ya estaba llegando al parque.

pucha, ahora siento mil emociones weon, yo enserio me veo con la Amanda, me veo tomados de la mano, con las dos guaguitas.

la amo weon.

-ya, yo ahora te dejo, me voy a esconder. -se fue el culiao.

avancé y pude ver perfectamente a la Amanda.

pero no estaba sola.

y esa imagen hizo que esos sentimientos quisieran desaparecer.

el Nicolás le estaba dando un beso, y al parecer, ella se dejaba.

se me llenaron mis ojos de lágrimas.

sentí un calor, como de vergüenza, pero me dio pena po weon.

y los ojos me pesaban.

y más cuando ella me miró, me di la vuelta y caminé, me gritó, pero no la pesqué.

quizá no soy lo que ella busca ni quiere.

Amanda.

y lo ví, me separé al toque del Nicolás.

¿Amanda porqué chucha erí así?

sus ojos llenos de lágrimas, y verlo darse la vuelta para luego irse, literalmente me dolieron.

me empezó a doler demasiado mi parte baja, le grité pero seguramente no quería darse la vuelta.

tenía todo el derecho a no pescarme.

pero no tenía motivos para enojarse así.

quizás que películas se pasó.

intenté pararme pero me dolió el doble de fuerte, me caí sobre mis rodillas y el Nicolás intentó pararme.

fue en vano, sentí mucho líquido salir por mi cuca.

que vergüenza conchetumare.

y entré en crisis.

se me rompió la bolsa.

-Nico...llévame al hospital.

me tomó rápido en brazos y corrió al hospital, yo cacho que unas tres a cuatro cuadras.

por fin iba a tener a mis bendiciones, y recién ahora me estaba preparando mentalmente.

ahora weon.

mis ojos me pesaban, sentía que me iba a dormir en cualquier momento.

-¡no te duermas! -el Nicolás me bajó de su espalda y me acostaron en una camilla, adentrándome al hospital.

-llama...al Javier. -ya me estaba empezando a enojar, y no sabía porqué.

-¿para qué? si me tienes a mí. -dijo e ingresamos a la wea de habitación esa.

-llámalo. -dije cortante y con un poco de dolor, me pusieron la epidural, sentía tanto, pero tanto dolor que apenas aguantaba, pero sí, la inyección servía de algo.

-no. -respondió.

-¡DEJA DE CREERTE EL PAPÁ DE LAS GUAGUAS Y LLAMA AL JAVIER POR LA CONCHETUMARE!

me miró con indiferencia, giró sobre sus talones y se fue.

llamé, no contestaba, llamé de nuevo y lo mismo.

llamé por tercera y última vez.

+¿que querí?

-ven.

+¿porqué?

-van a nacer tus hijos.

-¿donde estás?

le indiqué el lugar, en menos de diez minutos, la mayoría de nuestra familia y los cabros estaban afuera de la sala, y yo, de patas abiertas, pujando como si el mundo se acabara mañana, con un doctor intentando sacarme algo de la cuca, y con el Javier a un lado llorando mientras sostenía mi mano.

y hubo un sonido, probablemente el más bonito sonido que pude haber escuchado, y al rato, otro más.

las guaguas.

mis guaguas.

Preñá de mi mejor amigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora