Llevaba años sin verle. Mi madre me había dicho que él cuidaba de mí cuando yo era niña. De eso hace ya más de 12 años, por aquel entonces yo tenía 5, era una cría, ahora tengo 17.
Esta vez no vendrá para cuidar de mí, bueno, más o menos. Mis padres tienen una cena romántica por su trigésimo aniversario, o lo qu es lo mismo, su Boda de Perlas. Se supone que él vendría para:
1) prepararme la cena.
Y 2) dormir, mientras yo me fugaba con mi novio.
O al menos eso quería yo. Mi madre sabía que si me dejaban sola en casa una noche entera, llamaría a Ryan para "no estar sola". Y eso a ella no le gustaba nada. Entonces, fue cuando decidieron que aquella noche me quedaría con Logan, mi ex-canguro de la infancia. ¿Por qué una chica de 17 años debía tener canguro? ¡Menuda mierda! Pero yo tenía un plan. Había quedado con Ryan cerca de su casa, a unas dos manzanas de la mía. Para llegar hasta ahí, yo saldría por la ventana de mi habitación mientras el pavo de mi canguro me hacía la cena. Después, correría hasta su casa y... ¡listo! Todo estaba bajo control.
- Pórtate bien, cariño -me dijo mi madre mientras me besaba la frente.
- Nada de chicos esta noche -continuó mi padre-, salvo Logan, ¿entendido?
- Que sí, papá, tranquilo, Ryan no está en la ciudad -mentí.
- Eso espero.
A decir verdad, a mis padres no les gustaba nada Ryan. No era solo porque tuviera dos años más que yo, sino porque había estado tres veces en un reformatorio, y dos en la cárcel de menores. Además de haber perdido mi virginidad con él a los 15. A mi madre aquello no le hizo mucha gracia cuando se enteró, bueno, yo no se lo hubiera dicho, pero es que nos pilló en plena acción y por eso, ahora lo hacemos en su casa. Ryan y yo no llevábamos dos años saliendo, ni siquiera llegábamos a los 10 meses, pero es que cortábamos y volvíamos a salir cuando necesitábamos "jugar un rato".
- Nos vamos ya, Logan llegará enseguida -advirtió mi madre.
- Vale, adiós -dije.
La puerta se cerró. Me encontraba sola en mi enorme casa. Sola. Complementamente sola. Corrí a llamar a Ryan.
- ¿Sí? -dijo una voz al otro lado del teléfono.
- Hola, amor -dije.
- Uh, eres tú (______). ¿Qué? ¿Toca esta noche o no? Te tengo ganas, ¿sabes? -me saludó, a su manera.
- Yo también. Esta noche toca en tu casa. Verás, tal vez llegue un poco tarde... -pensé en contarle lo del canguro, es mi novio, debería entenderlo-. Mis viejos no se fían de mí y me han puesto un canguro.
- ¿Un canguro, joder? ¿No se les ocurría otra mierda más ridícula? -se reía al otro lado de la línea.
- Sí, bueno, cuando vaya a salir te aviso. Antes debo librarme de él.
- Vale, adiós -colgó.
Colgué.
En aquel instante llamaron al timbre. "Mierda, debe de ser él", pensé. Corrí a mirar por la mirilla. Un chico universitario se encontraba al otro lado de la puerta. No podía saber qué aspecto tenía pues afuera estaba oscuro y la mirilla era muy pequeña. Abrí.
- Buenas noches -saludé.
El chico alzó la cabeza. Aún no podía verle bien, seguía oscuro.
- Tú debes de ser (_____), ¿cierto? -habló con su voz madura y tremendamente sexy.
- Sí, soy yo.
- Yo soy Logan, es un placer -me estrechó la mano. Estaba caliente apesar del frío de fuera.
- ¡Oh, vaya! Pasa, por favor. ¡Qué maleducada, se me había olvidado! -dije, haciéndome la despistada.
- No importa.
Pasó. Ahora sí que se le veía con claridad. Mediría alrededor de 1'75 m. Era de cabello moreno, pero gracias a eso hacía resaltar sus hermosos ojos azules verdosos. En mi opinión tendría que tener unos 22 años, más o menos. Estaba cachas, mucho. Y, al igual que su voz, era terriblemente sexy.
- Bueno, ¿cuántos años tienes? -me preguntó.
Tardé unos segundos en responder, porque estaba pensando en mis fantasías pervertidas con aquel chico.
- ¿Eh? ¡Ah, sí, sí! Acabo de cumplir 17.
- ¿No crees que eres demasiado mayor para tener un canguro?
- Sí, lo sé, y lo soy. Pero que sepas que yo no te reclamé -le aseguré.
- Y, ¿entonces?
- Mis padres no se fían de mí -solté sin querer. No debía de darle muestras de que era una chica algo rebelde, porque a lo mejor se pasaría el resto de la noche vigilándome.
- Los míos tampoco lo hacían, pero eso es cuestión de tiempo.
Respiré profundo. No se había dado cuenta de mi plan. Menos mal.
- Pues, sino te importa, me tumbaré en el sofá de seis plazas a ver una película en esa pedazo de tele de 90 pulgadas -avisó yendo hacia el salón.
- Me parece perfecto -dije, subiendo ya las escaleras hacia mi cuarto.
Iba a ser más fácil de lo que creía. Molaba mucho. Todo estaba saliendo como debía.
Una vez en mi habitación, me preparé una mochila para el resto de la noche con todo lo necesario: pintalabios rojo, rímel, un tanga, dos preservativos, y el paquete de tabaco que tanto le gustaba a Ryan. Con eso bastaba, más o menos. ¡Ah! Y el móvil también. No pensaba llamar a nadie, pero si me llamaban a mí y no lo cogía, sería mucho peor.
Me vestí enseguida y me puse los zapatos. Abrí la venta. Hacía mucho frío. Ya había escapado por ahí otras veces y nadie se había dado cuenta. El suelo está a unos tres metros, pero si te agarras a las ramas del árbol no pasa nada.
Esta vez, la puta rama de siempre se había desviado y andaba un poco más lejos de lo normal. Joder. Me arrimé como pude a ella. "Un poco más", me dije, animándome. Estiré los dedos unos centímetros más. Entonces, durante apenas un segundo, noté cómo mi cuerpo flotaba. Me estaba cayendo, mierda. Cerré los ojos. No pasó nada.
- Maldita, enana. ¿Adónde te crees que ibas por la ventana? -dijo una voz.
Alguien me tenía sujeta por la cintura y su boca rozaba el lóbulo de mi oreja. Era Logan.
- Yo... esto... -estaba en shock, me había faltado poco, joder.
- Cuentámelo todo, ahora -apuntó serio-. O llamaré a tus padres.
CONTINUARÁ...
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AWAKE |Logan Lerman y tú|
Teen Fiction¿Qué pasaría si Logan Lerman fuera tu canguro durante una noche entera?