Cuenta el mito griego, que Pandora fue quien liberó todo el mal que había dentro de una pequeña cajita, dejando caer sobre la humanidad plagas, dolor, sufrimiento, muerte...
Ahora, la historia vuelve a repetirse, pero ésta vez, el "mal" no va a sali...
¡MALDITO IDIOTA! ¿Cómo se atreve a increparme así? ¿Que yo le mentí? Eso es un golpe muy bajo, de rata, de basura; me abrí a él, le conté todo, me desnudé ante él el alma, y ese desgraciado hijo de puta se atrevió a usarlo en mi contra de esa manera. Debería castrarlo por ser tan... tan... ¡AHRG! Ya ni sé cómo llamarlo, estoy tan enojada que no tengo imaginación para insultos en este momento. Desgraciado infeliz, ésta me la va a pagar, se los juro.
Le doy un trago profundo al vaso de whisky que tengo en la mano y gruño frustrada al ver que me lo acabo de terminar por tercera vez; menos mal que el alcohol no me afecta mucho. Le hago un gesto a Valkiria de que me sirva otro y me froto la cara con frustración: me fui del club hace casi dos horas, con tal cara de mal humor, que ninguno de mis hermanos se animó siquiera a decir "A" y me dejaron pasar, corriéndose a los costados a penas me veían acercarme, y desde entonces estoy en Pandemonium, bebiendo sin importarme nada. Además, parece que el aura que desprendía en el club, que hacía que mis hermanos casi huyeran despavoridos de mi presencia, también la exudo acá, porque nadie se ha atrevido a siquiera mover un dedo en mi dirección, lo cual agradezco enormemente, quizás se los arrancaría o la lengua si dicen aunque sea una mísera palabra en dirección a mí. Valkiria es la única que se atreve a acercarse sin miedo a que la muerda.
Me deja el trago frente a mí y me observa con una ceja alzada.
-Si seguís tomando así, no voy a poder servirte más, ya sabés cuáles son las reglas.
-Tranquila, no tengo intención de emborracharme.
-Si vos lo decís...
Se aleja hacia un grupo que está en la esquina de la barra llamándola para hacer su pedido y yo me quedo contemplando el líquido ambarino en el cristal que lo encierra al tiempo en que intento dejar de imaginar a Líon con un tiro atravesando el medio de su frente. No voy a negar que es algo difícil, mi bronca contra él es tan negra ahora como un cacho de carbón, sin embargo, hago mi mayor esfuerzo porque, el enojo y el trago no es una buena combinación.
Mi teléfono suena y, aunque estoy segura de que es Líon como las últimas siete veces, lo saco de mi bolsillo solo para cortar la llamada, cuando me sorprende ver que es otro nombre el que aparece en la pantalla y que, además, es una video-llamada.
Sonriendo por la sorpresa, atiendo sin dudarlo y ese par de ojos azul intenso que tanto conozco, aparecen del otro lado junto con una sonrisa.
-¿Qué tal Reina?
-Hola batijirafa.
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Andy se ríe y me alegra ver que todo anda bien con él, se lo nota relajado a pesar de estar con el tema de su CD "The Ghost of Ohio". A decir verdad, me gusta su look, la camisa aleopardada le queda excelente, y más con la campera de cuero que lleva puesta. Me gusta más cuando se deja el pelo para adelante, para mi gusto le favorece más, sin embargo, eso no implica que su peinado "a lo Elvis" no le quede bien.
