Su piel

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Una especie de continución de Su Cabello. Espero lo disfruten, este se alargó un poquito. Esta mini serie me ha gustado bastante.

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En el Instituto Imperial predominaba un calmado ambiente desde hace ya un tiempo. Pero créanme, esa calma no es la típica de paz y felicidad. No, para nada. La calma a la que nos referimos es aquella fría y peligrosa, esa en la evitas realizar movimientos bruscos por miedo de llamar la atención del monstruo que se oculta entre la niebla... o para el caso actual, mantener un perfil bajo para no llamar la atención del comandante.

Hace ya un tiempo que Kageyama Reiji vigilaba personalmente los entrenamientos. Situación que, por supuesto había afectado mucho en el comportamiento del equipo, anteriormente solo debían lidiar con la presencia de Kageyama en reuniones o durante los partidos.

Pero ahora debían ver diario al comandante, Sakuma estaba a nada de sufrir un ataque de nervios o hasta de ansiedad, ruidos muy fuertes lo alteraban, llegarle por la espalda estaba prohibido, no podías realizar movimientos bruscos sorpresivos cerca de él. Sakuma era susceptible a cualquier cosa o persona. Podías compararlo con un fósforo, el mínimo roce producía una flama, o en términos sencillos: haz algo estúpido y serás el encargado de lidiar con la frustración de Sakuma.

Por su parte Genda vivía tenso y hace un tiempo que dejó de medir su fuerza, en más de una ocasión balones de futbol que eran detenidos por el de melena café podían terminar aplastados en medio de las super técnicas. Genda era una persona que se dirigía mucho por su instinto, pero actualmente todo su ser se mantenía en un constante estado de alerta, lo que lo mantenía agotado, aparte de que el portero era uno de los principales receptores de la furia de Sakuma, generalmente Genda intervenía para evitar que el capitán terminara de desmoralizar con palabras a alguno de los otros miembros y terminaba recibiendo él la reprimenda que no le correspondía, pero callado lo aguantaba, Genda era consciente del disgusto general por Kageyama, pero sabía que a Sakuma lo alteraba mucho más que a cualquier otro. Él aún podía ser paciente por los dos y mantener pensamientos en frío mientras su amigo lo necesitara.

Fudo era un caso aparte, el solitario rebelde volvió a su aislamiento, convivía lo justo y necesario con cada miembro del equipo y luego solo eran miradas matadoras lo que podías recibir de él. Bueno, había una particular excepción... o no, no era Kazemaru. Me refiero a Sakuma, si te tomabas el tiempo de medir la cantidad de palabras que salían de la boca de Fudo hacia las personas, Sakuma tenía el puesto número 1, pero no porque actuaran como grandes amigos y camaradas. Todo lo contrario, Fudo era el segundo receptor de la ira del capitán. El ojiverde no escatimaba para buscar situaciones que le recordaran a Sakuma su "deficiente" desempeño como capitán y con el peliplateado actualmente susceptible a cualquier estímulo, las discusiones terminaban mal... muy mal. En más de una ocasión tocó separarlos antes de que terminaran de llegar a los golpes. Y claro, estos espectáculos tenían sus consecuencias, ahora con Kageyama en los entrenamientos, una pelea terminaba en castigo. El comandante podía ser muy creativo cuando se lo proponía. Lo que nos lleva al puesto número 2 de personas que más palabras reciben de Fudo, o si, Kageyama tenían el segundo lugar del ranking. Si anteriormente Fudo criticaba su manera de hacer las cosas ahora llegaba hasta a insultarlo por su manera de caminar. Si fuera posible, hace mucho Akio Fudo le hubiera saltado a la yugular al entrenador. Pero siempre hubo alguien que evitaba que eso llegara a más.

Les hablo de Kazemaru, miembro del comité de reforzamiento, posiblemente el mayor causante de la situación actual e ignorante total de ello. Kazemaru había sufrido un gran retroceso, si bien es cierto desde que estaba bajo las órdenes de Kageyama, el peliceleste mostró una actitud completamente profesional, en la que realizaba todos los planes que se le dictaban con una precisión y frialdad que enorgullecían al comandante. Con el tiempo se suavizó un poco, Kazemaru ya no se sentía como el perro guardián de Kageyama, ya era un miembro más del equipo. Pero ahora volvimos al principio, con Kageyama en los entrenamientos, parece que Kazemaru volvió a su frío y estoico ser. Con la gran diferencia de que ya nadie podía hablar con él.

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