Capítulo cincuenta y cuatro.

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La punta de su nariz rosó la mía, podía sentir su cálido aliento tan cerca de mis labios, le hubiera bastado con un sencillo movimiento para besarme, pero no lo hacía.

–Por favor respóndeme –susurró desesperadamente–. Estoy muriendo de ganas por besarte, pero no voy a hacerlo a la fuerza esta vez.

Estiré mi cuello para alcanzar sus labios, pude ver como sus ojos se cerraron, pero por alguna razón no sentí ese reflejo inconsciente de cerrarlos también.

Su cuerpo me acorraló contra la pared mientras una de sus manos se deslizaba desde mi hombro hasta llegar a mi mano donde entrelazó sus dedos con los míos y su otra mano subió hasta mi mejilla donde acarició delicadamente mientras el beso se desarrollaba, pero carecía de... pasión, aquella pasión a la que me había acostumbrado con Bloo.

Él terminó el beso apartándose de mis labios lentamente y pegó su frente a la mía, pude ver que mantenía los ojos cerrados mientras una sonrisita se dibujaba en sus labios.

–Tú me besaste primero –separó su rostro del mío y me miró–. Que quede claro.

Sonreí recordando los sucesos previos con Jimin, jamás imaginé que iba a besarlo por mi propia voluntad y no había estado tan mal como aquella madrugada que acabó en tragedia para mi talón.

Moví levemente mis dedos tratando de zafarlos de los suyos, pero él apretó levemente.

–Danbi, ¿quieres ser mi nov...

No pudo terminar su pregunta ya que el sonido de mi teléfono interrumpió el momento, solté su mano rápidamente para sacar el teléfono que había metido entre la tela del pantalón y la piel de mi estómago.

–Mierda... –murmuré al ver el nombre "Chico rudo" y la hora en la pantalla.

Se me había olvidado por completo que debía enviarle un mensaje a Bloo para que no me fuera a recoger de la universidad.

–¿Quién es? –cuestionó Jimin estirando su cuello para espiar la pantalla de mi teléfono.

Acepté la llamada mientras ponía un dedo contra mis labios pidiéndole en gesto a Jimin que hiciera silencio y respondí.

–Hola... que hay –dije con un tono de voz algo extraño.

–¿Qué es esto Bambi? Estoy en la universidad, pero tu facultad está cerrada ¿Dónde estás?

–Lo siento, olvidé avisarte que no fueras a recogerme.

–Pregunté ¿Dónde estás?

–En la casa de un compañero de mi clase –miré a Jimin quien me miraba fijamente.

–¡¿El idiota ese?! –gritó.

–No –reí conjuntamente con mi mentira.

–Iré a recogerte, dime dónde estás.

–Iré más tarde a la casa –corté la llamada.

Bajé el teléfono de mi oreja y vi como volvía a entrar una llamada de Bloo, pero mantuve el botón de bloqueo presionado para apagar el teléfono.

–¿Por qué apagas el teléfono...? –cuestionó Jimin extrañado.

–¿No tienes hambre? –cuestioné sonriente evadiendo completamente la pregunta.

–Si... –él respondió dudoso–. ¿Quieres que le pida al cocinero que nos prepare algo?

–Cuanto lujo –canturreé y asentí.

–De acuerdo, ahora regreso.

Jimin salió del salón de juegos y yo me dirigí hacia el sofá donde había dejado mi mochila y metí el teléfono en el bolsillo delantero, no quería ser tentada a encender el teléfono, me estaba divirtiendo mucho con Jimin y no quería darle escusas o explicaciones a Bloo.

RUDEWhere stories live. Discover now