Capítulo 10

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Ligia suspiró pesadamente mientras miraba a Ondina. Ambas se hundieron en el agua para volver a Kattegat, se vistieron y regresaron hasta el poblado. Ligia se despidió de Ondina para después caminar hasta su casa. Al llegar se quitó el vestido que aún seguía algo húmedo y eligió otro del baúl, con adornos de perlas bordeando el escote del vestido. Se arregló el cabello empapado, secándolo con una tela que usaba como toalla y acomodándolo con cuidado, formando suaves ondas. Aún creía tener tiempo hasta la cena, empezó a buscar el brazalete por la casa, pero no lo encontró por ningún lado, intentó hacer memoria, pero no recordaba dónde podía haberlo dejado. Unos golpes en la puerta llamaron su atención, al abrirla, una de las esclavas de la reina se encontraba frente a ella.

-La reina Aslaug me envía a buscarla. - Parecía que se había retrasado buscando el brazalete. Ligia cogió la capa y salió de la casa cerrando tras de sí. Al llegar al gran salón la esclava le abrió la puerta, dejándola pasar al interior. La reina y sus hijos ya se encontraban sentados cenando.

-Perdonadme por la tardanza. - Ligia caminó hacia la mesa.

-No hay nada que perdonar. - Aslaug sonrió ampliamente. - Por favor, toma asiento. - Ligia se sentó en el hueco que había libre, al lado de Ubbe y enfrente de Hvitserk, maldiciendo en silencio. Una de las esclavas tomó el plato de Ligia para llenarlo de comida. - Mis hijos me han contado maravillas de ti y tus guerreras, os comparan con las mismísimas valkirias. - La esclava le entregó el plato con comida.

-Agradezco mucho sus palabras. - Ligia tomó el plato para empezar a comer, la esclava se giró para llenarle la copa. - Ellos aprenden rápi...do... - Ligia bajó el tono de su voz al ver el rostro de la esclava, se aclaró la garganta y bebió de la copa intentando tranquilizarse. - Aprenden rápido, pero aún les falta práctica y... Disciplina. - Intentaba sonar seria y tranquila.

-Estoy segura que mis hijos pueden aprender grandes cosas de ti y tus guerreras, no solo técnicas de lucha.

-Claro madre. - Ubbe sonrió ligeramente mientras posaba su mano en el muslo de Ligia, bajo la mesa. Ligia la apartó intentando disimular. Una suave tos llamó su atención.

-Te dejaste esto... - Hvitserk puso el brazalete en la mesa, frente a Ligia. - Antes, cuando nos vimos... - Miraba con una media sonrisa a la joven, mientras esta tomaba con cuidado el brazalete.

Ubbe agarraba con fuerza la copa mientras miraba a su hermano, de un trago vació la copa moviéndola ligeramente para que la esclava la rellenara, cuando esta se acercó, le palmeó ligeramente el culo y la acercó a él agarrándola por la cadera. Ligia comía mirando al plato, agarrando fuertemente la cuchara hasta casi dejar de sentirla. Hvitserk pasaba su mirada entre Ubbe y Ligia, no le costó mucho comprender lo que pasaba.

-Hermano, ayer... ¿Dónde fuiste después de comer? - Hvitserk hablaba mientras miraba el interior de su copa.

-¿Y ese interés en mí, hermanito? - Preguntó mientras soltaba a la esclava.

-Nada, solo que te fuiste tan rápido...

-Tenía... Cosas que hacer.

-En el bosque, ¿verdad? - Ligia bebió tras hablar. Ubbe la miró con la boca ligeramente abierta.

-Me han hablado muy bien de dos de tus guerreras... - Aslaug parecía querer cambiar el rumbo de la conversación. - Unas que luchaban contigo esta mañana. - Ligia no tardó en comprender de quien hablaba.

-Ondina y Lorelei. - Aclaró Ligia. - Lorelei es mi mejor armera y Ondina es como mi hermana. - Aslaug sonrió ante las palabras de Ligia.

-Me encantaría conocerlas personalmente. - Bebió de su copa. - Es más, me gustaría ir a ver uno de vuestros entrenamientos, para veros luchar en persona.

-Sería todo un honor, reina Aslaug, pero mi forma de enseñar a sus hijos podría no... Agradarle...

-Prometo no interferir en nada referente a los entrenamientos, simplemente observaré en silencio.

-De acuerdo. - Ligia suspiró ligeramente. - Si da su palabra de no interferir pese a lo que pueda ocurrir, será bien recibida en el entrenamiento de mañana, si así lo desea.

-Será todo un placer. - Aslaug sonrió para después beber de nuevo de su copa.

-Pues entonces creo que debería irme a descansar para mañana. - Ligia se levantó de la mesa. - Os espero mañana al amanecer en el claro. - Ligia caminó hasta la puerta, al salir alguien le agarró suavemente del brazo.

-Espera, que te acompaño. - Hvitserk caminaba junto a Ligia. - Perdona si en el lago...

-No...

-Te fuiste tan deprisa...

-Solo... Necesitaba pensar... - Continuaron caminando en silencio hasta llegar a la casa. - Bueno, pues... Mañana... - Una voz proveniente de un borracho Ubbe se escuchaban tras Hvitserk.

-¿Despidiéndote de la sirenita hermanito...? - Ubbe casi no podía sostenerse en pie.

-¿De qué hablas hermano? - Hvitserk se acercó a Ubbe para evitar que cayera al suelo. - Creo que deberías ir a dormir, estás muy borracho.

-Te lo enseñó hoy... El gran secreto de la reina de las perlas... - Ubbe arrastraba las palabras mientras pasaba sus ojos de su hermano a Ligia. - Por eso traía el vestido mojado... - Ubbe intentaba vocalizar. - Te había enseñado su otra forma...

-¿De qué hablas? - Hvitserk miraba a su hermano, para después mirar a Ligia, la cual no sabía que hacer. - ¿De qué habla...?

-Está demasiado borracho, no sabe lo que dice... - Ligia intentaba mantener la calma. - Deberías llevártelo a casa, que duerma... - Ligia se metió en su casa y cerró tras de sí, dejando a los hermanos en la calle.

The soul of the seaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora