Capítulo 32: Diversión.

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Tres días después...

–¡Adiós mamá, adiós papá! –grité al salir corriendo de mi casa con mucha prisa.

En el camino intenté atarme el cabello mientras maniobraba para que la mochila no se me deslizará por el hombro y a su vez la tostada que traía a la boca no se me fuera a caer.

–¡Miku acaba tu desayuno primero! –gritó mi padre desde la entrada a mi casa.

–¡Y pórtate bien! –me ordenó mamá.

Apenas me giré hacia ellos para asentir a sus palabras y tropecé con mis propios pies, pero por suerte no caí aún que estoy segura de que se asustaron más que yo.

Había pasado tres días desde que descubrí ser un "roba almas", una criatura maligna traída desde el Inframundo para hacer el mal en esta tierra, no obstante yo soy diferente a lo que mi ser realmente es; no pretendo hacer el mal y no quiero herir a nadie, solo deseo ser yo misma y si pudiera liberaría a las almas que me quedan si no fuera por mi buen vigilante amigo.

Un automóvil de lujo freno junto a la acera por la que corría y el conductor bajo la ventanilla.

Elián Morgan, él es quien suele vigilarme para que no cometa algo de lo que podría arrepentirme.

–¿La llevo estudiante? –me observó de arriba a abajo y yo también me miré sin comprender qué tenía de extraño mi uniforme, sé que no era genial pero había logrado que me quede más o menos decente.

–¿Qué dirán de nosotros si nos ven bajar de mismo automóvil?

–¿Acaso importa lo que digan los demás? Vamos, si quieres te dejo dos calles antes de llegar para que no sospechen.

Me reí y corrí a subir al automóvil.

Luego de aquella charla con Elián me di cuenta que quizás no era tan cretino como creí, qué tal vez podíamos empezar una amistad y aún que todavía no lo perdonaba del todo por haberme quitado dos vidas me di cuenta que podía ser más amable con él, después de todo debajo de esa soberbia podía haber un buen sujeto.

****

Bastián observó el cielo estando sentado sobre unas enormes rocas mientras hacia girar entre sus dedos un pequeño fragmento de piedra que de vez en cuando arrojaba al aire y lo atrapaba en pleno vuelo. Estaba arto de permanecer encerrado así que prefirió esperar a Austin fuera del establecimiento de los cazadores pero jamás pensó que la única persona que parecía tolerarlo tardase tanto, era como si Austin lo odiara.

–¿En verdad me odia tanto? –se preguntó pero a la simple idea comenzó a reír –No, yo sé que me adora en el fondo, muy, muy en el fondo.

–Oye tú –un desconocido lo llamó y el vampiro risueño se volvió a verlo.

Un miembro de los cazadores era quien lo había llamado pero estaba acompañado por otros cuatro sujetos que no miraban de forma amable al vampiro.

–Muchachos ¿En que los puedo ayudar?

–Tenemos órdenes de escoltarte a la sede vampírica donde el líder desea hablar contigo.

Bastián hizo una mueca de pereza pero al ver que Austin no salía, no vio otra opción que acompañarlos.

Se puso de pie y arrojó la roca a un lado, luego se sacudió las manos y sonrió alegremente.

–Bien ¿A dónde iremos, muchachos?

–Solo síguenos, vampiro –la forma despectiva como lo llamaban aquellos cazadores era algo que Bastián prefirió pasar por alto, después de todo comprendía que lo odiaran pues no sólo era un vampiro sino que fue aliado de sus enemigos y ha tenido que hacer muchas cosas malas para ganar reputación.

Aiden.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora