Que hermoso día hace, ojalá todos fueran tan bellos como éste. El rosa amanecer que colorea mi habitación blanca. El dulce olor de mis sábanas, me cobija en aquella cómoda cama centrada justo enmedio.
Me levanto, camino al balcón y abro las puertas, dejando entrar el aire fresco a mis pulmones. Sin humo de la ciudad, sin el sonar de conductores furiosos por el tráfico abrumador de todos los días, aunque en unas horas tendré que estar en él.
Decido bajar a preparar mi desayuno, nada complicado, unos hotcakes y leche. Salgo al mismo balcón a desayunar en la pequeña mesa que se encuentra en un lado, pongo algo de música y disfruto de mi amena mañana. Mi melena vuela con el fresco viento y mi piel se enchina con una veloz ráfaga de viento.
Al terminar mi delicioso desayuno, voy a mi bañera, prendo las velas aromáticas y pongo gotas de aroma para baño olor manzanilla, mi preferido. Me meto y comienzo a tallarme.
Al terminar mi hora de baño, envuelvo mi cuerpo en una bata rosada y enredo mi cabello en una toalla del mismo color. Voy a mi blanco tocador y me maquillo, algo no muy exagerado. Suelto mi cabello y lo seco con calor bajo, formando ondas en él muy sutiles.
Para completar, pongo una playera blanca y un pantalón tipo jean de un color azul claro con cinturón, mis tenis son gris con rosa y una chamarra rosa también. Una bolsa Michael Kors rosada con contornos negros adornan mi look de hoy.En mi auto, salgo de la tranquilidad de mi pequeño pueblo junto a la ciudad y manejo hasta mi colegio. Estaciono el carro y bajo, pongo en mí el perfume sweet like, de Ariana Grande. Apago el radio donde sonaba wannabe en mi celular y camino hacia mi casillero. Al sacar mis cuadernos, torpemente cae un libro. Al levantarlo, cae mi rosa seca y se rompe. Demonios.
El sonar de entrada a clase me saca de mis profundos pensamientos de tristeza, ya que era una de las más bonitas rosas de mi colección. Tomé mi camino hacia el aula de clases y seguido un asiento, me era indiferente cual así que fui hasta atrás, me puse los anteojos y comencé a sacar mi cuaderno y lápices.
Llegaron mis amigos, Sherlyn y Johan, y tomaron asiento junto a mí, repitieron mis acciones, evitando los anteojos. El profesor dió su clase y nosotros tomamos apuntes, sin mayor problema así que decidimos ir a las siguientes dos clases, hasta que tuvimos un breve receso.
–Por dios ¿cómo no te cansas Sherry?–Preguntó mi amiga fastidiada de la monotonía escolar
–Simple, mi mente intenta hacer todo más divertido– Le dediqué una amplia sonrisa que ella devolvió
–No sé ustedes pero tengo hambre, iré a la cafetería.–
–Vamos–
Nuestro breve receso terminó pronto y tuvimos que volver a la siguiente y última clase del día. Fue corta aunque aburrida, hora de ir a casa.
Me despedí de mis amigos y fui a casa directamente a descansar. Al llegar, me puse un cómodo pijama que sólo constaba de un short y una playera de tirantes lila con tela semejante a la seda, aunque no lo era. Quité mi brassiere y puse mis pantuflas rosadas, hice un chongo en mi cabello y comencé a hacer la tarea.
Eran las 6:50 pm y me encontraba cenando en mi cómodo balcón hasta que escuché que alguien llamaba a mi puerta y al asomarme, así era... Era un hombre bastante atractivo y se veía apresurado. Bajé mientras me cubría con una bata semejante al conjunto que tenía y abrí.
–Hola y con permiso–
Pasó a mi casa y cerró la puerta, tomando una bocanada enorme de aire y soltandola casi al instante.
–¿P-por qué entraste de esa manera a MI casa? ¿Acaso crees que es de buena educación entrar a casa ajenas sin consentimiento?–
–Lo siento, un grupo de maleantes venía persiguiendome para quitarme mis pertenencias señorita–
–Oh ¿Enserio? ¿Se encuentra bien?
Y entonces me di cuenta, tenía a un chico alto de complexión delgada, facciones marcadas y cabello plateado enfrente de mí en mi puerta y acaba de entrar sin mi permiso a mi casa.
–Si, estoy bien muchas gracias, ya me iré fue un placer conocerla señorita... –
–Sherry... Mi nombre es Sherry–
–Muy bien señorita Sherry, nos veremos pronto– besó mi mano y avanzó hacia mi puerta
–Espera, dime tu nombre–
–Lo sabrás pronto linda– Me dió una dulce sonrisa y se fué.
Regresé a mi balcón y lo vi irse corriendo. Fue muy extraño pero no puedo cuestionarme mucho en este momento. Mejor iré a dormir.
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La Profundidad De Tus Ojos
Teen FictionEn tus dulces y enormes ojos, querida, puedo ver la pasión que te consume poco a poco. En tus dulces y enormes ojos, cariño, también puedo ver la amargura que sale por tus poros cuando lloras. En tus dulces y enormes ojos, hermosa, puedo ver mi re...