Abrió lo ojos con dificultad, pesaban las pestañas, pesaban los sueños y los pensamientos, la luz del día y la oscuridad de su cueva, se levantó con el reloj monótono e inquebrantable de la rutina absoluta, sonando en un compás eterno y solitario.
Salió de la cueva, buscó por los conocidos senderos del bosque sus bayas favoritas y las arrancó con las garras teñidas de tierra y frío, las puso en su boca y masticó, ya no tienen el mismo gusto.
Hace tiempo que no percibe los sabores igual, ni los colores, ni la brisa, ni el aroma de las flores le es familiar. Ni la luz del sol calienta más, no desde que él se durmió, cuando cerró los ojos por última vez se lo llevó todo.
-Quiero morir contigo, Okami-san
Susurró con voz queda y lenta a la nada. Una ráfaga de aire azotó los arbustos de forma violenta y misteriosa y un conejo asustado salió de la maleza dando saltos cortos y rápidos, el oso asesino se lanzó sobre él con un gruñido.
Regresó sobre sus pasos con su exquisita presa blanca y roja hasta la caverna hogareña y la preparó y envolvió. Siguiendo la monotonía de su rutina arraigada, llegó a la tumba solitaria y limpia, adornada de flores y de amor inconmensurable.
Platicó con su amado, le contó sobre su día y los sueños de su noche, alegre y cariñoso parloteo, dejó su ofrenda y su promesa diaria de regresar al siguiente día. Como lo solía hacer en aquella rutina inquebrantable que se llevaba cada minuto, cada hora, cada día, cada semana mes y año desde hace tres casi cuatro.
A veces la aterradora soledad lo invadía y acosaba, saltaba ese pensamiento suicida y cruel.La primera vez vio un oso desconocido atravesar su montaña y se acercó agresivo y violento reclamando su territorio con altanería; insultando, provocando deliberadamente la ira del sujeto profano.
Aposta buscando pelea. intencionalmente dejándose herir, pero el aire del bosque enrareció y las hojas de los árboles cayeron dispersas, una fuerza invisible se robó la energía del enemigo dejándolo adormilado y con desgana por seguir peleando.
Kuma arrastró su violentado ser hasta su hogar donde pasó días en medio de fiebres intensas, preparando medicina guiado por una extraña voluntad que parecía ajena a él, logrando recuperar su salud y cálida sonrisa.
La segunda vez, escuchó a los humanos caminar sigilosos por sus senderos, olfateó el peligro pero no se alejó. Los vio empuñar sus aterradoras escopetas y apuntar a los árboles donde se escondía y estuvo a punto de salir, pero algo agitó los arbustos en la dirección contraria a donde estaba, llamando su atención la repentina presencia y haciéndolos perseguirla lejos del oso, después de eso su rutina regreso implacable.
La tercera vez, fue después de esa última visita a la tumba. Se levantó un día de otoño y decidió que no tenía ganas de buscar provisiones para el invierno, comió lo necesario más no lo suficiente.
Haciendo lo mismo día tras día, pero de alguna forma siempre daban sus pasos con arbustos vastos de apetitosas bayas y el río se llenaba de salmones en su estadía aún así se negaba a llenar su estómago hasta el hartazgo y regresaba a su cueva sin alimento adicional.
De esa forma lo alcanzó el crudo invierno y el sueño lo fue arrastrando como una poderosa corriente de un profundo río.
-Quiero morir contigo
Rezaba antes de cerrar los ojos con parsimonia. Durmió por días hasta que el hambre y una voz etérea y melodiosa lo sacó de sus sueños. No lograba entender las palabras pero distinguió su nombre entre ellas, cuando levantó los pesados párpados encontró una pila de comida frente a sus ojos incrédulos.
Sorprendido, palpó las frutas maduras, el salmón fresco y aromático, se lo llevó a la boca por instinto comiendo un poco, una, dos o tres mordidas. Se detuvo analizando aquel insólito hecho, soltó el pescado horrorizado arrastrando su ser hacia la roca fría tras su espalda.
No quería ese alimento, ¿de dónde había salido? Se acurrucó desconcertado pero somnoliento lejos de la misteriosa reserva, dejó que el sueño lo venciera de nuevo.
Pasaron las horas y quizás los días, no tenía idea de cuánto tiempo dormía pero la voz cristalina lo despertaba y un nuevo alimento. Bayas y frutas aparecían, varias veces se negó a comer mientras el tren de sus pensamientos llegaba a la idea de que sólo soñaba.
Eran sueños o pesadillas de aquellas pilas de comida que lo seguían al rincón de la cueva en el que se arrastrara. Pero al final un grito lo sacó de su ensoñación, sacudieron su adormilada y débil persona.
Era un ser luminoso de volátil densidad como el humo,
-Tienes que comer algo – susurro,
-No quiero déjame en paz
Murmuraba el oso ,negándose a salir de su lírico espacio.
-Kuma, Kuma
-¡Déjame ya! - replicó con los ojos desbordados de lágrimas – ¿por qué me persigues?, yo solo quiero ver a Okami-san, déjame ir con él.
Las sacudidas fueron más fuertes logrando la vigilia total del oso. Frente a él, aquel ser etéreo y cálido se hacía más sólido. Aferraba con fuerza sus vestiduras.
Pudo verlo envuelto en yukata del color de las esmeraldas, adornada de motivos de hojas y flores. Su cabello largo cayendo libre y hermoso como cascada brillante sobre sus hombros y espalda ; sus elegantes orejas puntiagudas inclinadas, sumisas, y sus impresionantes ojos dorados cerrados con desesperación como sus puños que lo sacudían con rudeza
-¿Okami-san? – pronunció el oso, escéptico sin poder creer que el amor de su vida se encontrará de nuevo frente a él- Sigo soñando-
El mencionado alzó el rostro para verlo con furia mostrando los afilados colmillos
-¡ Oso estúpido! Estoy aquí y se supone que no debería dejar que me veas. ¡Mira lo que me provocas hacer! ¡Ahora traga la maldita comida carajo!-
El oso lo rodeó con sus brazos fuertes, derramando gruesas lágrimas de emoción.
-Okami-san- la fuerza de su abrazo los hizo caer al suelo de la caverna esparciendo la cabellera plateada sobre la tierra.
Puso sus blancas palmas en los costados de la cara asombrada de Kuma mientras este le decía:
-Realmente eres tú.
Le besó los labios con dulzura y devoción
-Siempre fuiste tú..
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Agradezco a @miss-book3 por ser mi beta de lujo <3
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Yokai
FanfictionAmanecer, comer, dormir, cuando el ser amado se va para siempre, vale la pena seguir adelante?