Me encontraba usualmente donde siempre, detrás de un mostrador con un estúpido moño rojo y una sonrisa nerviosa.
-Thiago, estas ahí? - Una voz algo molesta me saco de mi nube, era una compañera de trabajo, la chef. Me describía como "Tierno" tal vez por eso no tenía suerte con las mujeres, buscaban algo más fuerte, ¿Qué tenía de malo? Todo. Mis pecas en toda La cara, unos labios algo grandes, casi siempre despeinado y con rulos, ni hablar de que uso lentes. Eres un bicho raro con sólo 24 años.
-Ah, si, sólo pensaba que hoy sería un gran día. Tal vez tengamos más clientes de lo normal, Lorena.
Mi amiga y compañera de trabajo era alguien bastante optimista, cabello largo y unos pequeños labios, y una mirada que oculta miles de cosas.
Me dio una palmada en la cabeza y volvió a la cocina, eran las 12 del mediodía en punto, ya abrimos así que me puse listo, Aliste mi mejor sonrisa y mis ganas de ganar el sueldo.
Tras unos minutos los clientes comenzaron a llegar, eran 5, lo normal, obviamente los atendi uno a uno, la mayoría vivían por la ciudad así que los conocía un poco. Una vez terminada la orden me quedé observando la puerta, todos estaban a la espera de sus órdenes y yo de los clientes. Aunque...Pensandolo, no estaría mal tener a alguien que me ame, poder abrazarla cada mañana y desyunar juntos, pero era algo estúpido, no?
Ya eran las 3:35 pasa el tiempo volando, venían más clientes a esta hora, a excepción de alguien, una bella dama entró por la oxidada puerta dejando ver su sombrero rojo y haciendo que con el viento que entraba por la ventana hiciera bailar de forma lenta sus rulos, unos labios perfectos disfrazados de un color rojo como las rosas, su ropa era toda roja y no quería entrar mucho en detalle, era algo pequeña, ¿Unos 1,53? pero no le quitaban belleza. Se acercó al mostrador y colocó sus manos protegidas con guantes negros en el
-Hey, me gustaría sólo ordenar café, no hay problema si me quedo mucho tiempo, no?
Su mirada penetreaba la mía, apenas podía dirigirle la mirada
-Tendrá que ordenar algo para quedarse
Soltó un pequeño suspiró y dejo unos billetes cerca del mostrador
-Entonces quiero unos omellets con mi café, sólo eso. -Retiro sus manos para sentarse algo alejada de mi, ¿La habré asustado con mi apariencia? No sabía que podía llegar a ser tan feo...
3:48 p.m
Su orden ya estaba en la mesa pero ni siquiera lo toco, sólo miraba la ventana mientras tomaba de su café, ¿Estará mal? Me quedé mirándola de forma fija desde donde me encontraba, ¿Por que la miraba mucho? Será por que no come la comida?
De un instante al otro volteo un poco su cabeza para verme, nuestras miradas se juntaron y mi corazón se volvió loco de repente, mi cara se ruborizo y nos seguíamos mirando, ¿Qué quieres de mi? Estas matandome...Desvíe la mirada mientras daba leve golpes a mi pecho, nunca me había pasado algo así. Cuando volví a mirarla estaba en frente mia, mi corazón latía aún más rápido que antes
-Oye, ¿Qué pasa? Me miras mucho y estas rojo, ¿Estas bien?
Su mano derecha estaba sobre la mía, no podía más, me enamoro, como si se tratase de un disparo al corazón, se acercó a mi y no podía moverme, estaba paralizado.
-Que lindo. -Fue lo que escuche,pero de un momento a otro estaba cayendo al suelo, ¿Me desmaye? No, estaba desprendiendo sangre de mi pecho, no veo nada...Sólo la vi a ella, ¿Qué es esto? Escucho gritos y la campana de la puerta.
¿Estoy muerto?
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El Impacto De Una Bala
Romance¿Quieres hacerlo más interesante? Lee sólo el capítulo 1°