Recuérdame.

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Miró a su alrededor y su ceño se frunció al no recordar qué iba a hacer ahí, sin embargo, el sonido de su estómago pareció recordarle eso, nadando hacia las algas marinas que estaban a menos de diez metros y se veían frescas y deliciosas, olvidándose en revisar que no hubiera ningún depredador cerca, lo último que cualquier criatura quería era verse perseguido por uno.

Su cola se agitó rápido hasta que llegó a la algas y soltó un pequeño sonido de satisfacción cuando cortó un trozo de una y lo llevó a su boca, recordándose que tal vez debería cortar algunas más y llevarlas a casa para algunos días, aunque creía que podía vivir ahí para siempre, teniendo su comida fresca y recién cortada, sin embargo sabía que ese no era un lugar seguro, no había dónde pudiera ocultarse si un depredador aparecía.

Estaba por cortar más cuando una mano se envolvió alrededor de la suya, deteniendo su acción y sorprendiéndolo, viendo como entre las algas surgía otro tritón, éste tenía el cabello castaño obscuro, con unas suaves luces un tono más claro entre ellos, era largo hasta sus hombros y lo llevaba recogido hasta por la mitad, y su piel, su piel parecía haber sido besada por el sol como si hubiera estado mucho tiempo en la superficie, y sabía lo difícil que era eso, porque ellos preferían estar en el fondo del océano por su propia seguridad.

Sin embargo eso no lo quitó lo hermoso que se veía, además, sino que lo hacía ver todavía más guapo, además de los rasgos fuertes de su rostro, los cuales parecían haberlo hipnotizado, y su cola, ¡su cola era de un gris obscuro, casi negra!

La comisura de los labios del otro tritón se curvó hacia arriba, haciéndolo suspirar y que se sintiera un poquito avergonzado, porque no se trataba de que él fuera un fácil, pero iba a reconocer que le estaba pareciendo muy atractivo ese tritón.

—Soy Min Ho.

—Taemin —se presentó.

—Hola, Taemin.

Saludó Min Ho todavía sonriendo y soltando la mano de Taemin, que quiso quejarse por perder aquel cálido tacto, porque a pesar del agua era notable el cambio de temperatura entre su cuerpo y el del otro tritón, haciéndolo parecer tan perfecto ante él que suspiró una vez más, embelesado con belleza del desconocido, porque estaba seguro que por la zona no había nadie igual, todos parecían tener una aleta azul, verde, coral, o celeste como la suya, aunque le gustaba su cola, porque a veces con la luz llegaba a lucir casi gris de lo clara que era.

Min Ho dudó un momento cuando elevó su mano casi como si estuviera pidiéndole permiso para acariciar su rubio cabello que llegaba un poco más debajo de sus hombros, y cuando no fue rechazado, continuó, pasando sus dedos entre los mechones con tal suavidad que Taemin sólo pudo suspirar otra vez.

—Estaba nadando por ahí —dijo Min Ho —y me encontré esto.

La mano libre de Min Ho se abrió, mostrándole un pequeño broche de cabello, de flores rojas y doradas, que seguro a algún humano debió caérsele al agua hace poco, porque era muy difícil encontrar alguno tan bonito y en buen estado como ese, a veces era interesante lo que el océano llevaba, claro, quitándole cuando llegaba basura.

—Es para ti.

—¿Para mí?

—Sí, algo tan bonito como esto sólo puede ir con un tritón tan bonito como tú.

Taemin sonrió aceptando que el broche le fuera colocado en el cabello, y recordando casi de inmediato la bolsa que siempre llevaba con él, era hecha con plantas del mar, tenía colores verde y coral y a él le encantaba, porque podía guardar cualquier cosa que le gustara en ella, la abrió viendo en su interior, y encontrándose una copa dorada y se encogió de hombros antes de extendérsela a Min Ho.

—Para ti.

Min Ho sonrió y extendió su mano, dudando en aceptar el regalo, mirando el rostro de Taemin por si éste parecía triste por darle algo tan valioso para él, pero en los labios del otro tritón sólo había una sonrisa, una muy grande.

—Gracias.

—Debería de volver a casa ahora, antes de que un depredador aparezca.

Taemin recogió un puñado de algas y las cortó, metiéndolas en la misma bolsa que tenía sus objetos y luego giró sobre sí mismo para regresar en la dirección que creía era la correcta, odiaba cuando se desorientaba, pero sabía que sólo debía nadar un poco y seguir a todas las sirenas y tritones que encontrara, con eso volvería a su pequeña aldea y luego iba a preguntar por su casa, eso siempre funcionaba.

—¿Puedo ir contigo? —preguntó Min Ho.

Taemin lo pensó unos segundos antes de encogerse de hombros, nadando un poco más lento de lo que lo haría comúnmente, sin saber si Min Ho podía seguir su ritmo, aunque su aleta parecía fuerte como para hacerlo.

Ninguno dijo nada mientras nadaban antes de que Taemin se detuviera sin previo aviso, frunciendo el ceño mientras veía a las sirenas y tritones ir en la misma dirección, su aldea, y luego vio a Min Ho a su lado, quien parecía un poco preocupado por lo que había hecho, pero su expresión cambió por una suave sonrisa.

—Hola, soy Min Ho —se presentó otra vez.

Lo último que esperó Min Ho fue ver a Taemin sonreír y que su cuerpo se impulsara hacia el suyo, haciéndolo retroceder un poco, sintiendo sus brazos envolverse alrededor de su cuello y sus labios presionarse con los suyos, siendo besado repetitivamente.

—Sé quién eres —dijo Taemin.

Envolvió su cola suavemente alrededor de la de Min Ho, como un gesto cariñoso que fue correspondido, sintiendo las grandes manos presionarse con cariño en su estrecha cintura, notando el contraste de su blanca piel con la del otro tritón, y le encantaba.

—¿De verdad?

—Sí. Eres Min Ho, mi compañero, y nuestra casa está por allá.

Taemin señaló al lado contrario de la aldea, haciendo sonreír más a Min Ho, porque su compañero había recordado en dónde quedaba su casa, la cual no estaba en la aldea, ya que era un barco hundido, y era muy difícil que diera en la aldea, además no conocía a ningún pez lo suficientemente grande que pudiera mover un barco, y que no lo quisiera comérselo antes de siquiera poder pedirle que lo hiciera.

A Taemin le gustaban las cosas humanas, parecía estar fascinado con todo lo de ellos que encontrara en el océano y lo guardaba en su pequeña bolsa, aunque no estaba muy interesado en conocerlos directamente, nadie del mar parecía estarlo después de todas las historias que se contaban de ellos, que eran peores que los depredadores más feroces que conocían, y sabían que era verdad.

Min Ho soltó suavemente a Taemin para devolverle la copa que le había dado antes, viendo como su compañero sonreía y su mano fue cerrada de regreso alrededor del objeto, porque su tritón se lo había dado a él porque quiso, ahora era suyo, y se agregaría a esa colección de copas que Taemin ya tenía de todos los barcos hundidos que habían visitado.

—Antes de que te olvide otra vez hoy, debo decirte que te amo —murmuró Taemin.

—También te amo.

Taemin sonrió, inclinando su cabeza hacia la mano de Min Ho cuando éste acarició su mejilla, y sus brazos lo trajeron más cerca otra vez, acurrucándose en su pecho, dejándose inundar por el aroma de su compañero, ese que le había ayudado a recordar quién era Min Ho en su vida, o tal vez siempre lo supo, porque sus recuerdos podrían irse todo el tiempo, sin embargo, lo que sentía por él no lo haría, su corazón siempre lo recordaría.



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Hola.

Espero que éste OS les haya gustado.

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