El sonido de las pisadas que resonaban con suma tranquilidad por los solos y silenciosos pasillos del laboratorio resultaban horriblemente tranquilizantes para el inerte cuerpo inconsciente, sentía como sus extremidades se balanceaban con tranquilidad y eso también le relajaba, mas sin embargo algo en su interior le decía que debía levantarse y andar por si mismo, pero la firmeza y confianza de esos brazos le agradaba tanto, pero aun más, el calor de una presencia más lo reconfortaba, le agradaba a tal punto que tanto alma como cuerpo se reusaban si quiera a moverse por su cuenta, se acurrucó mas en el firme pecho y se dejo perder por el cansancio.
Se removió torpemente y se estiro provocando un gemido placentero al sentir como sus músculos se estiraban con suavidad.
No recordaba la última vez que durmió tan bien, de echo, no recordaba la última vez que se sintió endemoniada mente tranquilo, al terminar su pequeño pero placentero movimiento observo el lugar con cierto toque de tristeza y decepción, formando en sus rosados y pequeños labios una mueca de desconforme.
Suspiro y se levanto dejando las tibias cobijas de lado, y justo cuando creía que nada más podía pasar, se sobresalto al darse cuenta de que una presencia le faltaba, simplemente no estaba, empezó a recorrer la habitación con sus ojos un tanto borrosos por la salada agua que se intentaba hacer presente, mas sin embargo el era terco y se negaba a llorar.
— ¿Dónde? — Pronunció al aire, tratando de muy torpemente, hacer volver esa presencia, balbuceando incoherentes palabras al espacio vacío, sin una pizca de vida diferente a la que estaba estaba parado petrificado.
Su respiración se agito un poco al verse completamente desesperado por no sentir nada.
— ¿Dónde? — Sus palabras nuevamente se quedaron en la garganta, ahí estaban, solo que no podían salir, o mas bien, no querían.
Se echó a llorar en un segundo, emitido gimotes y gritos de pura desesperación.
Trato de dejar de llorar, pero últimamente su cuerpo hacían caso omiso de lo que el quería, así que con sus puños quitaba las lágrimas pero se volvían a acumular en cuestión de nada.
— ¿Kyouya? — Esas palabras se quedaron en el aire por unos minutos.
La puerta detrás suyo se abrió dejando ver a un joven alto que hizo detener el llanto.
Esto solo dejo que ambos se miraran unos segundos a los ojos.
Él joven alto vio con ternura la cara del mas chico y le extendió los brazos pera que lo abrazara, y sin dilatarse el mas chico ya estaba en los brazos largas y anchos del mayor.
Así, justo así era como ambos se sentían bien, juntos, protegidos.
— No llores más Príncipe — Kyouya tomo asiento en el sillón individual de la recamara con el joven en sus piernas.
— Tenía miedo, mucho miedo de que me abandonarás, eres lo único que tengo, por favor, no vulvas a irte — Termino su pedido viendo a los ojos rojos del mayor con miedo.
— Aquí estoy, y no me iré nunca jamas, porqué ante toda adversidad, me quedaré a tu lado — Tetsuya asintió complacido, y mas que nada, seguro.
— ¿Fuimos a la escuela? — Kyouya asintió con una mueca de odio.
— No quiero que vuelvas a ir — No le gustaba nada que el chiquillo fuera a la escuela, y menos le gustaban esos niños.
— Pero… ¿por qué? — Estaba confundido, y no sabia la causa de disgustado rostro de su acompañante.
— Porque, ese lugar no es para ti, príncipe, ese lugar esta infestado de hipocresía y rencor, me dan lástima los miembros de Seirin, ellos son buenas personas, pero ese tal Kagami, es todo un odioso y repulsivo ser doble cara, si no me creer, preguntarle a quien quieras, no te mentiré cariño, ayer, yo mismo, me enfrente a esos hombres, ese Akashi te trato como si fueras un esclavo, una pertenecía, y no eres un objeto — Acercó mas al joven a su ser, no quería tenerlo lejos.— ¿Es en cerio? — Kyouya asintió.
— Es por eso que te pido que no vuelvas, no quiero que te vuelvan a decir palabras hirientes y te dejen desconsolado, para que luego cuando estas mejor vayan a “arrepentidos” y con una o dos palabras falsas de arrepentimiento los perdones — El menor asintió, si no confiaba en Kyouya no podría confiar en nadie más.
¿Crees que soy egoísta? — Pregunto Kyouya al menor de ojos cielo qui lo vio con una sonrisa.
— No, gracias por protegerme — Ambos se quedaron unos minutos más, si tiendo la presencia del otro.
— Muy bien príncipe, te hice el desayuno, pero, no me salió como quería — El espectro mostró un semblante triste y enojado.
Ambos salieron del cuarto rubo a la isla de la cocina donde el menor encontró un plato con huevos revueltos un tanto quemados, jugo de naranja a la mitad del vaso, dos panes tostados mal arreglados en un plato a parte y un vaso de leche con chocolate, y de adorno la cocina hecha un desastre.
Al menor le dio ternura el echo que el espectro puso toda se energía en mover cada una de las cosas para prepara el desayuno.
— Gracias Kyouya, te adoro — Tetsuya volteo a ver al espectro quien desviaba la mirada avergonzado.
— Comelo todo, te hace falta comer más — Este demando en voz alta, evidentemente nervioso, — Luego limpiaré el desastre — El menor sonrió y le tomo la mano.
— Lo aremos juntos, ven, acompañame a comer — Ambos se sentaron a en la isla entre platicas y risas en un ambiente pacífico y liviano.
Otra parte, corta, pero últimamente el tiempo se me hace nada.
Como recompensa pero el tiempo no estilizado:
¿Alguna historia publicada que quieran que actualice?
Muchas gracias por seguri leyendo y los quiero mucho.
Bye.
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TOW SOULS
FanfictionEl nacimiento es algo increíble, y mas para una pareja que espero por nueve meses la llegada de un niño, pero para otros, no es algo realmente feliz y mucho menos cuando nace prematuro y tiene que pasar tiempo indefinido en incubadora. Al final, uno...