Especial Delia II

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Especial II

«Pov Delia»

~Observando~

El cumpleaños de Misty trajo varias repercusiones en la vida de todos, pero la principal -sin duda- será la de mi hijo.

Un hijo que hace unos días lloraba por no poder aceptar y vivir los sentimientos que albergaba en su alma por su amiga, el mismo hijo que de la nada anunció que estará tomando vacaciones y acaparó toda la atención de su amiga, ese mismo hijo que yo esperé hace veintiún años y que ahora, estaba frente a mí, viendo que camisa ponerse para salir en una cita con ella.

Estaba un tanto desorientada por el rumbo de las cosas, no puedo decir que no, pero también, estoy preocupada y un poco entusiasmada. Verlo tan indeciso frente al espejo, mientras ve que camisa se supone le queda mejor, me hace acordar a la otra joven que tengo en mi casa, que tiene el mismo desorden de ropa sobre la cama.

¿En qué andará este par? ¿Qué planean hacer? ¿Qué es lo que quieren hacer?

Las dudas son muchas en mi cabeza, pero realmente no quiero meterme más de la cuenta y empeorarlo todo.

Me gusta mucho Misty para mi hijo, pero no puedo obligarlo a algo que sé que saldrán heridos.

Maldita organización y tus fundadores.

Tienen tan bonita labor, y aun así, son capaces de destruir vidas para ello...

—¿Mamá? —la voz de Ash me sacó de mis pensamientos, lo miré y por su rostro, llevaba rato hablándome. Solo hice un gesto con la cabeza, antes de observarlo— ¿Necesitas algo?

—Nada importante —negué con la cabeza—, venía a ver qué hago para el almuerzo, pero por lo que veo van a salir —indiqué, y lejos de negarlo o algo, mi hijo solo afirmó con la cabeza con una sonrisa.

—Así es... —dijo volviendo a prestar atención a las dos camisas que tenía en las manos.

—Ash —Iba a hacer la última vez que me metiera, no podía quedarme con la duda—, ¿Crees que está bien lo que haces? —No dijo nada, simplemente me miró— Que estés así, pegado con Misty todo el día, afuera, haciendo vaya a saber qué cosa... —bajé mi mirada—. La tienes pegada a ti como una sombra nuevamente, no quiero que...

—Tranquila —me pidió, así que levanté la mirada para obsérvalo—, puedes estar tranquila en una cosa —se acercó y me sonrió—: Esta vez no es una sombra que me sigue mamá, esta vez no. Ella está a mi lado.

No pude decirle más nada, solo esperaba que él supiera lo que hacía. Tenía que confiar en él. Le señalé la camisa que creía yo que le quedaba mejor, y me fui dejándolo solo.

Los días fueron pasando, y la actitud de mi hijo no había cambiado en absoluto, lo poco que compartíamos en casa, podía notar el nerviosismo de Misty, como ella me miraba tratando de que no malinterpretara lo que sucedía, si es que sucedía algo.

Yo me había dedicado a tejerle el chaleco a mi ahijada mientras esperaba que no cometieran ninguna tontera aquel par, era la forma de mantener mi mente ocupada en otra cosa.

A medida que el chaleco en mis manos iba tomando forma, Ash y Misty iban y venían de la casa. A veces llegaban tan agotados, que solo comían y se iban a dormir.

Una tarde que decidí pasar la tarde con mi ahijada, ambos decidieron no salir de la casa.

—¿Hoy no salen? —le pregunté a Misty cuando entró por algo de comer a la cocina.

Bajo el Mismo TechoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora