"Respeto vs amor"

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Advertencia: Lemon.

Capítulo 10: Respeto vs amor.

Desde ese encuentro, lo hacían todas las noches y cada una de esas noches, perdían un poco de recato. También descubrían cosas entre ellos, como sus puntos de placer. Esas zonas erógenas que los hacían gemir a ambos. A Dean le gustaba reducir al rey a un bulto poseído por el deseo y descubrió, ese poder intrínseco que tenía sobre él.

Los embistes dentro de su cuerpo se hicieron más urgentes y más rápidos, a medida que tomaban confianza el uno con el otro. Los besos eran fogosos con una lengua inquieta por exploración. También, las posiciones en el sexo comenzaron a variar. Si antes solo era la normal, mirándose a los ojos con el rey encima, ahora eran boca abajo con una profundidad perfecta entre sus piernas. A Dean comenzó a gustarle ese pene dentro de su culo y el sexo en general con su rey. Amanecía con un hambre de los mil demonios y comía sus frutas bajo la mirada estúpida de felicidad de su esposo.

Sí, Dean Winchester había reducido al rey imperial de Novak en su esclavo, solo a través del sexo. En el momento de esa revelación, tuvo la seguridad de que su hermano Sam, había hecho lo mismo con Lucifer y quizás con más eficiencia. Sonrió travieso sobre eso y terminó de desinhibirse, de controlarse, para deleite completo de su rey.

El príncipe Dean siempre le gustó el sexo, pero con las mujeres. Tuvo fama de mujeriego empedernido, hasta el noviazgo con Lisa. Nunca le faltó el sexo y tenía una experiencia consolidada, que decidió ponerla en práctica con su esposo. Así que las posiciones en el sexo variaron, se hicieron profundas estocadas, al tener la participación de él mismo para impulsarlas y encontraron los recovecos de su éxtasis al golpear, donde estaba el delirio de un hombre.

Esto precisamente sucedió cuando estaba en cuatro y Castiel tomó su pierna y se la levantó de improviso, sin dejar de investirlo. Dean gritó cuando sintió el punto exacto, luego suplicó, balbuceó, salivó en respuesta.

—¿Lo quieres aquí, no?

—¡Sí, sí... ah, ah... sí, por favor...! —chilló Dean.

Siguió respondiendo a las preguntas sexys, casi semiinconsciente de placer y Dean se perdió en el sexo.

Fue cuando se asustó.

Antes tenía él, el control de la situación, pero ahora las cosas se voltearon, o al menos eso pensaba asustado de sí mismo.

Desde que comenzaron con el sexo, Castiel tomaba la mano de Dean y trataba de acercarse durante el día. Dean solo permitía su mano. El rey podía tomarla en público, besarla y acariciarla, pero besos y cosas parecidas en otro lugar, nada. Nada de sexo durante el día, solo por la noche. Incluso una vez, tomó su mano y trató de meterla en su pantalón mientras estaban en la mesa, Dean no lo dejó hacerlo. Ahora Castiel trató lo mismo con su mano, la metió dentro de su pantalón y comenzó a acariciarse el pene con ella mientras estaban en la mesa. Dean comenzó a agitarse, pero al mismo tiempo respondió, apretando el pene de su esposo y masturbándolo. La acción tenía cierto morbo, ya que todos estaban ahí, pero nadie los veía, ni figuraban lo que estaban haciendo ocupados en la conversación.

Entonces, Castiel se acercó a su oído con mucho cuidado y el aliento le paró los pelos de su nuca, junto con otra cosa más en su entrepierna.

—Quiero follarte —le dijo.

Dean dio un suspiro, quitó su mano y se levantó de improviso, comenzando a caminar hacia la salida del comedor. No supo lo que pasó detrás de él, solo que el rey lo seguía. El corazón en su pecho amenazaba con estallar y su ingle despierta, guardaba en su vientre un ardor picudo.

El Príncipe Cautivo (Destiel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora