Parte 6: El terror invade...

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(...)

¡Desperté de golpe! "¡Maldita sea! ¿quién habrá sido?" -El sonido de mi ventana quebrarse, hizo despertarme inmediatamente- 

Me paré de la cama. 

Quedé helado del miedo... En el suelo, había un esqueleto... "¡no puede ser, el esqueleto es humano!" Me agaché con temor, y lo observé bien.

La ansiedad, empezó a invadirme. En el cráneo, tenía un papel. Lo tomé... Decía lo siguiente:

"Supongo que lo reconoces, ¿verdad?"

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"Supongo que lo reconoces, ¿verdad?"... Pero, ¿a qué se referirá? 

Más importante es otra cosa... ¡¿Qué hago con esto?! ¡¿Doy aviso a la policía?!

"Toc-Toc".

Alguien golpeaba la puerta... "¡Demonios, será mejor que esconda el esqueleto ya mismo!" 

Lo arrastré, y lo dejé, debajo de la cama. Le puse una toalla encima, para que no se viera, y fui a abrir la puerta... Se trataba del hombre, que siempre está en el mostrador del hotel: 

- Señor, oímos una ventana quebrarse. Quería saber, si el incidente se trató en esta habitación. 

Mentirle, sería de sospecha para él. Será mejor, que invente algo... 

- Sí, aquí fue. Algún infeliz, debe de haber estado aburrido, ya que, encontré una piedra en el suelo. 

El señor, un poco confundido, me contestó. 

- Mmh... ¿Me permite pasar a ver, por favor? "¡No! ¡Que ni se le ocurra mirar debajo de la cama". Le permití la entrada, sin interrupción alguna. 

El señor, fue directamente a la ventana. No miró por ningún otro lado.

Sólo estuvo un momento... Estaba por irse, cuando me dice: 

- Mañana mandaré a que pongan una ventana nueva. Perdone las molestias. 

Le respondí, aliviado... 

- Se lo agradezco muchísimo(...) -pensé en decirle algo más, pero preferí guardar silencio- 

El señor, sólo me sonrió, y se retiró. "¡Uf, que suerte la mía!". Menos mal, que el esqueleto, no desprendía ningún olor. No por ahora...

Me quedé sentado en la cama. "¿Y ahora qué? ¿Cómo me deshago del esqueleto?" Esto es delicado. Muy delicado. Si alguien me llega a ver, con el esqueleto, podría ser fácilmente acusado de homicida. 

Tomé la nota otra vez, la que estaba pegada en el cráneo. La revisé bien... 

No, no tenía nada más escrito... "¡¿Qué hago ahora?!" (...) Por ahora, lo único que se me ocurría, era esconderlo en el clóset. Es pequeño, pero si lo pongo en una buena posición, caerá. 

Lo saqué, de donde lo tenía escondido, y lo envolví en mi toalla. Lo puse en el clóset, y lo cerré bien. Me lavé las manos, exageradamente... Cosa de que, no quedara ningún "rastro" de lo toqué. Si bien, el esqueleto, no desprendía ningún olor. Pero, al tocarlo, te dejaba con un extraño aroma en la mano. Por aquello, me las había lavado bien...

 Por aquello, me las había lavado bien

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Sólo Algunos Tienen Aquella SuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora