GUIRIGAY, RELATO DE UN DÍA

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La solución se plantó y nosotros también...

Son las ocho de la mañana de un jueves, día de inocente vacación, un jueves en donde creía que dormir un poco más me haría mejor, recuperaría fuerzas, saldría de mi casa, adelantaría trabajos. Me quede tranquila hasta las nueve de la mañana, primeras noticias son bomba en mis redes sociales, primeras manifestaciones y voces son escuchadas, lo tome de broma, lo tome como disgusto de un par de horas y no más, que idiota que fui.

Diez, once y doce de la mañana sangre corrió, sangre vimos y sangre sentimos...

Sentada desde el viejo sofá de mi casa ya añejada, observaba noticias, veía tras la ventana y escuchaba chismes de las típicas vecinas reunidas en una esquina la cuadra.- ¡que irónico luchar por derechos y ser uno quien nos lo quite! Hora del almuerzo, comentarios en la mesa de a favor y en contra, silencios oprimidos e ignorancia demostrada.

Cuatro, cinco y seis de la tarde, ya no podía reconocer mi ciudad...

Lo que lo tome de broma ya me asustaba, lo que en un principio fue risas y alboroto, ahora me erizaba los vellos de mi cuerpo, mi sangre hervía, mis ojos se humedecían y mi voz poco a poco se sentía débil, se sentía baja y se sentía sin fuerza.

Siete, ocho y nueve de la noche, la oscuridad llego y el pueblo dio luz...

Centro histórico iluminado, mi centro que presumía en cada viaje, en cada conversación, aquel jueves está iluminado, pero no de la forma en la que me gustaba, humo negro se veía desde la montaña, mi centro se estaba quemando, lo estaban quemando, lo estaban destruyendo. Sentimiento de impotencia recorrió mi cuerpo, quería salir, quería apagar, quería hacer algo y no lo conseguí.

Diez, once y doce, en casa estaba más segura...

Gritos por todos lados, lo que empezó como un día tranquilo lo culmine con temor, ira y frialdad. Ya no tenía esa emoción de anteayer por perder clase, esa emoción de no subir tres pisos y madrugar, solo esperaba cerrar los ojos, sentir calma y apagar el guirigay.

GUIRIGAY, RELATO DE UN DÍAWhere stories live. Discover now