En una gran ciudad vivía una bella chica, humilde y de buen corazón, la cual era apodada como Caperucita Roja, le solían llamar así porque siempre llevaba una linda gabardina de color rojo intenso con una capucha del mismo color que le regaló su amada abuela como muestra de su amorLa chica trabajaba como mesera desde hace un largo tiempo en una pequeña cafetería rumbo a la casa de su abuela. Todos los días sobraba comida en el trabajo la cual estaba en buenas condiciones pero para mayor calidad preferían deshacerse de ella generalmente regalándose a los empleados. Caperucita tenia como costumbre llevarle una gran cantidad de ésta a su abuela, ya que le quedaba cerca.
Un día como cualquier otro la chica estaba saliendo de su trabajo , había sido un día agotador pero como siempre ella iba con su abuela para darle la porción de comida que le había guardado. La noche había caído, las calles se encontraban solitarias, lo único que se escuchaba de fondo era el sonido de los coches. El temor la comenzó a invadir , sentía que alguien la estaba siguiendo; ella comenzó a caminar rápido, su corazón se iba acelerando , sus latidos se intensificaban y sus manos sudaban, la chica estaba cerca del hogar de su abuela, tan cerca que podía ver la casa a unos metros de ella, cuando escuchó que alguien gritó.
-¡Lobo, la chica se escapa!-
Al voltearse Caperucita vio a una banda de chicos con apariencia de maleantes corriendo directamente hacia ella, la chica se echó a correr con todas sus fuerzas buscando la oportunidad de escaparse de ellos pero la banda corría lo suficiente rápido para alcanzarla; Caperucita rápidamente tocó la puerta de la casa de su abuela
- Abuela , Abuela ¡Abre la puerta!- grito Caperucita, pero el líder de la banda que era apodado "El Lobo" logró atraparla, sin embargo, para la suerte de Caperucita un joven vio a lo lejos lo que sucedió, preocupado por la seguridad de la chica decidió informarle a la policía.
El lobo era astuto y mentiroso, por lo que pensó - ¿porque no también capturar a la indefensa abuela?- así que amenazó a Caperucita para que actuara como si fueran sus amigos y así poder entrar como si nada al hogar de la abuelita.
(Toc toc)-Hola abuela te traigo estos panqués, ellos son mis amigos - dijo Caperucita
-Hola mi niña linda, pasen todos, siéntanse como en casa- dijo la abuelita
El lobo muy interesado en ver qué podía llevarse comenzó a merodear por toda la casa mientras el resto de su pandilla mantenía vigilada a Caperucita.
La abuela como buena anfitriona muy hospitalariamente fue en busca de galletas y leche para compartir. A lo lejos se escucharon las sirenas de las patrullas aproximarse lo que hizo que los chicos que vigilaban a Caperucita se distrajeran y alteraran , por lo que ante esto, la chica soltó una fuerte patada lográndose liberar e ir por ayuda, cuando salió de la casa vio a los policías bajando de las patrullas.
- ¡Ayuda por favor, un grupo de maleantes está dentro de la casa junto con mi abuela! - exclamo Caperucita
-Todo está bajo control jovencita, un chico ha visto lo sucedido y nos ha informado, nos llevaremos a los agresores y todo estará bien- dijo el policía con un tono relajado.
-Quietos todos - señalando al lobo y a su grupo- quedan detenidos por agresión física y allanamiento de morada - dijo el policía en un tono fuerte
Así fue como Caperucita y su abuela salieron a salvo de esa terrible experiencia y el lobo junto con su pandilla quedaron arrestados y no volvieron a molestar a la chica.
Después de lo sucedido Caperucita siguió con su vida cotidiana solo que ahora caminaba con precaución por las calles y tenía cuidado del horario en el que andaba sola por las calles, ella siguió llevándole comida a su abuela cuando podía y no era demasiado tarde para estar sola.